MITOLOGÍA: MIRRA Y ADONIS

MITOLOGÍA: MIRRA Y ADONIS

El mito de Adonis es una leyenda siria a la que ya Hesíodo (siglo VII a. de C.) hace referencia.

El rey de Siria, Tías, tenía una hija Mirra o Esmirna, a quien la cólera de Afrodita (Venus) impulsó a desear un incesto con su padre.

Ayudada por su nodriza Hipólita, logró engañar a Tías, uniéndose con él durante doce noches; pero a la duodécima, el padre se dio cuenta de la estratagema de su hija y, armado de su cuchillo, la persiguió para darle muerte.

Ante el peligro, Mirra invocó la protección de los dioses, los cuales la transformaron en árbol: el árbol de la mirra.

Diez meses después, la corteza de este árbol  se levantó, rompiéndose y dando salida a un niño, que recibió el nombre de Adonis.

Afrodita enternecida por la belleza de la criatura, la recogió y la confió en secreto a Perséfone (diosa de los Infiernos) para que lo criara.

Pero ésta se prendó, a su vez, del niño, y se negó a devolverlo a Afrodita.

La disputa entre las dos diosas fue zanjada por Zeus – según otros, por la ninfa Calíope, en su nombre -, decidiéndose que Adonis viviría un tercio del año con Afrodita, otro, con Perséfone, y el tercero donde él quisiera.

Pero Adonis pasaba siempre las dos terceras partes del año junto a Afrodita, y sólo una al lado de Perséfone.

 Más tarde, sin que se sepa a ciencia cierta por qué motivos, la cólera de Ártemis (Diana) lanzó contra él un jabalí que, durante una cacería, lo hirió mortalmente.

Este primer esbozo del mito, donde puede reconocerse el símbolo del misterio de la vegetación en este niño nacido de un árbol, que pasa un tercio del año bajo tierra y el resto del tiempo se remonta a la luz para unirse a la diosa de la primavera y del amor, fue luego embellecido y completado.

Se precisó la causa de la maldición de Afrodita: Cencreis, madre de Esmirna (Mirra) y esposa de Ciniras – en lugar de Tías -, había ofendido a la diosa, al pretender que su hija era más hermosa que ella, y, en castigo de aquella falta, Afrodita inspiró a Esmirna (Mirra) un amor criminal.

La joven, al comprender el carácter incestuoso de su pasión trató de ahorcarse; pero intervino su nodriza, aconsejándole que diese satisfacción a su amor.

Consumado ya el incesto, la muchacha avergonzada, fue a ocultarse en el bosque, donde Afrodita, apiadándose de su víctima, la convirtió en árbol. Y fue su padre quien con su espada rajó la corteza, sacando a luz al niño Adonis. O, según otra versión, habría sido un jabalí (prefigurando así la muerte del joven) el que liberó al árbol del infante, al abrirlo con sus colmillos.

La imaginación de los poetas helenísticos se recreó representando a Adonis educado por las Ninfas, y cazando o apacentando rebaños en el campo y el bosque.

En cuanto a la catástrofe que causó su muerte, se aseguraba que fue provocada, no por Ártemis, sino por los celos de Ares (Marte), el amante de Afrodita, o también  fue una venganza de Apolo contra esta diosa, por haber cegado a Erimanto, hijo del dios, cuando la vio desnuda mientras se bañaba.

La leyenda de Adonis se sitúa, ora en el monte Idalio, ora en el Líbano. Por Biblos pasaba un río, llamado Adonis, que todos los años tomaba un tinte rojo el día en que se conmemoraba la muerte del joven.

Varias leyendas de flores van ligadas a la historia de Adonis; no solamente el origen mítico de la mirra (las lágrimas de Mirra), sino la de la rosa. En su origen, la rosa era blanca, pero Afrodita, cuando corría a socorrer a su amigo herido, se clavó una espina en el pie, y su sangre dio color a las flores que le son consagradas. También las anémonas pasan por haber nacido de la sangre de Adonis herido.

El poeta idílico Bión cuenta que la diosa derramó tantas lágrimas como Adonis gotas de sangre, y que de cada lágrima nació una rosa, y una anémona de cada gota de sangre.

Afrodita, en honor de su amigo, instituyó una fiesta fúnebre, que las mujeres sirias celebraban todos los años en primavera. En vasos, cajas, etc., plantaban semillas, que regaban con agua caliente para que brotasen rápidamente. Estas plantaciones se llamaban “jardines de Adonis”.

Las plantas, así forzadas, morían a poco de haber salido de la tierra, simbolizando la suerte de Adonis, y las mujeres prorrumpían en plañidos rituales por el destino del joven amado de Afrodita.

El culto de Adonis se difundió por el mundo mediterráneo en la época helenística, y la leyenda aparece representada en algunos espejos etruscos.

(Pierre Grimal. Diccionario de mitología griega y romana. Edit. Paidós).

 

           Segovia, 22 de julio del 2023

 

                      Juan Barquilla Cadenas.