APOLODORO: BIBLIOTECA. Mitos: Belerofonte y la Quimera / Perseo y Andrómeda.
Apolodoro de Atenas, nacido en Atenas el 180 a. de C. y muerto en Pérgamo el 119 a. de C., también llamado “Apolodoro el Gramático”, fue un gramático, historiador y mitógrafo griego.
Los antiguos le atribuyeron erróneamente un epítome de la mitología, en prosa, titulado “Βιβλιοθήκη” (biblioteca), también conocida como “Biblioteca mitológica”, donde se intentaba conciliar las diferentes versiones ofrecidas por cada poeta a cada mito.
La obra se ha conservado sólo en parte, pero es una de las principales fuentes para el estudio de la mitología griega. (Wikipedia).
1. Mito “Belerofonte y la Quimera”
Belerofonte, hijo de Glauco, y éste a su vez hijo de Sísifo, después de matar involuntariamente a su hermano Delíades, llegó ante Preto (rey de Tirinto), quien lo purificó.
Pero Estenebea (su esposa) se enamoró de Belerofonte y le envió propuesta para un encuentro; como éste rehusara, ella dijo a Preto que Belerofonte le había hecho proposiciones infames. Preto lo creyó y entregó a Belerofonte una carta para Yobates (rey de Licia y padre de Estenebea), en la que había escrito que le diese muerte.
Preto no lo había hecho, porque una antigua costumbre prohibía matar a quienes hubieran comido juntos.
Yobates, después de leer la carta en la que se decía que matara a Belerofonte porque había hecho proposiciones deshonestas a Estenebea, no lo quiso matar directamente, pero le ordenó matar a la Quimera, esperando que la fiera acabaría con él, ya que no era fácil de dominar por muchos y menos por uno.
La Quimera tenía la parte anterior de león, la cola de dragón y en medio una tercera cabeza de cabra por la que arrojaba fuego.
Devastaba la región y destruía los ganados, pues era una sola criatura con la fuerza de tres animales.
Se dice también que la Quimera había sido criada por Amisodaro (un rico ciudadano de Licia), y así lo asegura también Homero, y que había nacido de Tifón y Equidna, según relata Hesíodo. (Esto lo dice Apolodoro, pero según Hesíodo la Quimera era hija de la Hidra de Lerna).
Belerofonte, montado en Pegaso, caballo alado nacido de Medusa y Poseidón, elevándose por los aires, asaeteó desde allí a la Quimera y la mató.
Después de esto, Yobates le mandó combatir contra los sólimos (pueblo de las montañas fronterizas de Licia), y una vez cumplida esta tarea, le ordenó luchar contra las amazonas; y como también las aniquilara, Yobates esogió a los licios sobresalientes por su valentía y les encargó que lo mataran tendiéndole una emboscada.
Pero, cuando todos ellos hubieron sucumbido a manos de Belerofonte, Yobates, admirado de su fuerza, le mostró la carta y lo invitó a quedarse junto a él; además de entregarle a su hija Filonoe, al morir le legó el reino.
De este mito procede la expresión “matar al mensajero”.
2. Mito “Perseo y Andrómeda”
Acrisio (rey de Argos y hermano gemelo de Preto, rey de Tirinto), cuando preguntó al oráculo cómo tendría hijos varones, el dios le contestó que de su hija había de nacer un hijo que lo mataría.
Acrisio, temiendo esto, construyó una cámara subterránea de bronce y allí encerró a su hija Dánae. Pero, según algunos, la sedujo Preto, a causa de lo cual se suscitó una reyerta entre ambos hermanos; según otros, Zeus, transformado en lluvia de oro, se unió a ella, cayendo hasta el seno de Dánae a través del techo.
Cuando más tarde Acrisio supo que Dánae había dado a luz a Perseo, no creyendo que hubiera sido poseída por Zeus, puso a su hija y al niño en un arca y la arrojó al mar.
Al arribar el arca a Sérifos (isla en el mar Egeo) Dictis (rey de Sérifos) recogió y crió al niño.
El hermano de Dictis, Polidectes (que destronó a su hermano con quien compartía el trono), se enamoró de Dánae, pero ante la dificultad de yacer con ella porque Perseo era ya adulto, convocó a sus amigos y con ellos a Perseo diciéndoles que reunieran regalos de boda para Hipodamía, hija de Enomao (a la que pretendía también Polidectes).
Al decir Perseo que no vacilaría ni ante la cabeza de la Gorgona, Polidectes pidió a los demás que buscasen caballos, pero de Perseo no aceptó caballos, sino que le ordenó traer la cabeza de la Gorgona. (Considerando una empresa imposible y que, por tanto, Perseo no saldría con vida)
Ayudado por Hermes y Atenea, Perseo marchó al encuentro de las Fórcides, Enio, Pefredo y Dino; éstas eran hijas de Ceto y Forco, hermanas de las Gorgonas, viejas de nacimiento.
Las tres disponían de un solo ojo y un solo diente, que compartían: Perseo los cogió y cuando se los reclamaron dijo que los devolvería si le indicaban el camino que llevaba hasta las ninfas.
Estas ninfas tenían sandalias aladas y la “kíbisis”, que, al parecer, era un zurrón.
Píndaro, y también Hesíodo en su obra el “Escudo”, dicen de Perseo: “Toda la espalda la cubría la cabeza de un horrible monstruo, Gorgona, y la “kíbisis” lo rodeaba”.
La “kíbisis” se llama así porque el vestido y la comida se depositaban en ella (una especie de alforja); las ninfas poseían además el casco de Hades (que hacía invisible a quien lo llevaba).
Cuando las Fórcides hubieron encaminado a Perseo, les devolvió el ojo y el diente, y al llegar ante las ninfas obtuvo lo que buscaba. Cogió la “kíbisis”, ajustó las sandalias (voladoras) a sus tobillos y se caló el yelmo en la cabeza; cubierto con él veía a quien quería, pero era invisible para los demás. Con una hoz de acero recibida de Hermes llegó volando al Océano y sorprendió dormidas a las Gorgonas, Esteno, Euríale y Medusa. Ésta era la única mortal; por eso Perseo fue enviado a buscar su cabeza.
Las Gorgonas tenían cabezas rodeadas de escamas de dragón, grandes colmillos como de jabalí, manos broncíneas y alas doradas con las que volaban; petrificaban a quien las miraba.
Perseo se detuvo junto a ellas aún dormidas y, guiada su mano por Atenea, volviendo la mirada hacia el escudo de bronce en el que se reflejaba la imagen de la Gorgona, la decapitó. Al cortar la cabeza, surgieron de la Gorgona el caballo alado Pegaso y Crisaor (el guerrero de la espalda de oro), el padre de Gerión (un gigante de tres cuerpos); a éstos los había engendrado Poseidón. (Medusa era una joven muy bella a la que violó Poseidón en el templo de Atenea y ésta la convirtió en Gorgona).
Perseo guardó la cabeza de Medusa en el talego y emprendió el regreso.
Las otras Gorgonas despertaron de su sueño y lo persiguieron, pero no podían verlo pues iba cubierto con el yelmo.
Llegado a Etiopía, donde reinaba Cefeo, encontró a la hija de éste, Andrómeda, expuesta como presa para un monstruo marino. Pues Casiopea, la esposa de Cefeo, había competido en belleza con las Nereidas (ninfas marinas) y se había jactado de ser mejor que todas; por ello éstas se encolerizaron y Poseidón, compartiendo su ira, afligió al país con un monstruo y una inundación.
Amón (el oráculo) reveló que cesaría la calamidad, si Andrómeda, la hija de Casiopea, era ofrecida como alimento del monstruo. Cefeo, obligado a hacerlo por los etíopes, la encadenó en una roca.
Cuando Perseo la vio, enamorado de ella, prometió a Cefeo acabar con el cetáceo si, una vez rescatada, se la otorgaba en matrimonio.
Hechos los juramentos en estos términos, Perseo, acechando al monstruo, lo mató y liberó a Andrómeda.
Pero Fineo, hermano de Cefeo, a quien antes había sido prometida Andrómeda, conspiró contra Perseo; éste, enterado de la maquinación, mostrando la cabeza de la Gorgona a los confabulados los petrificó al instante.
Al regresar a Sérifos halló a su madre y a Dictis refugiados en los altares a causa de la violencia de Polidectes; entró en el palacio donde Polidectes había reunido a sus amigos, y volviéndose les mostró la cabeza de la Gorgona: cada uno de los que miraron quedó petrificado en la posición en que se encontraba.
Después de dejar a Dictis como rey de Sérifos, restituyó a Hermes las sandalias, la kÍbisis y el yelmo, mientras que la cabeza de la Gorgona se la entregó a Atenea.
Hermes devolvió aquellas cosas a las ninfas, y Atenea insertó en medio de su escudo la cabeza de Gorgona. Algunos dicen que Medusa fue decapitada a causa de Atenea, pues esta Gorgona había querido rivalizar en belleza con ella.
Perseo con Dánae y Andrómeda se marchó rápidamente a Argos para ver a Acrisio (su abuelo).
Éste al enterarse, temeroso del oráculo (el oráculo que le había advertido que moriría a manos de un hijo de Dánae), abandonó Argos y se retiró a la tierra pelásgica.
Por entonces, Teutámidas, rey de Larisa, organizaba juegos deportivos en honor de su padre muerto, y Perseo acudió allí con intención de tomar parte en ellos; cuando competía en el “pentatlón” alcanzó con el disco a Acrisio en un pie, matándolo al instante.
Al comprender que el oráculo se había cumplido, enterró a Acrisio fuera de la ciudad y, sintiendo vergüenza de volver a Argos en busca de la herencia de su víctima, se dirigió a Tirinto, y, por intecambio con Megapentes, hijo de Preto, éste fue rey de los argivos y Perseo de Tirinto, después de haber fortificado Midea y Micenas.
(Apolodoro. Biblioteca. Introducción de Javier Arce. Traducción y notas de Margarita Rodríguez de Sepúlveda. Edit. Planeta DeAgostini).
Segovia, 23 de abril del 2022
Juan Barquilla Cadenas.