ARQUITECTURA ROMANA
[La arquitectura de la Antigua Roma es probablemente uno de los testimonios más significativos de la cultura romana.
Se caracteriza por haber adoptado el lenguaje externo de la arquitectura griega clásica, a la que agregó varias innovaciones originales.
La arquitectura romana floreció en la República romana y más aún bajo el Imperio, cuando se construyó la gran mayoría de los edificios supervivientes.
Usó nuevos materiales, particularmente el hormigón romano, y tecnologías como el arco de medio punto, la arcada, la bóveda y la cúpula para hacer edificios que normalmente eran fuertes y bien diseñados.
La arquitectura romana abarca el período comprendido entre el establecimiento de la República romana en el año 509 a. de C. hasta aproximadamente el siglo IV d. de C., después de lo cual hace presencia la arquitectura tardía antigua o bizantina.
El estilo arquitectónico romano siguió influyendo en la construcción durante muchos siglos, y el estilo utilizado en Europa occidental a partir del año 1000 se llama “arquitectura románica” en referencia a la dependencia de las formas romanas básicas de aquel tiempo.
Los romanos pasaron de la construcción basada principalmente en columnas y dinteles a una basada en paredes masivas, puntuadas por arcos y cúpulas posteriores.
Los “órdenes clásicos griegos” ahora se volvieron más decorativos que estructurales, excepto en las columnatas.
Desarrollaron dos nuevos órdenes: el toscano y el compuesto.
El “toscano” es una variante abreviada y simplificada del “orden dórico”, y el “compuesto” es un orden elevado con la decoración floral del “orden corintio” y las volutas del “orden jónico”.
El período comprendido aproximadamente entre el 40 a. de C. y el 230 d. de C. tuvo los mayores logros, antes de la crisis del siglo III d. de C. y los problemas posteriores que redujeron la riqueza y el poder organizador del gobierno central.
Los romanos construyeron lugares públicos masivos, obras de ingeniería civil, militar y religioso que fueron responsables de desarrollos significativos en la vivienda y la higiene pública, por ejemplo, sus baños y letrinas públicas y privadas, el alcantarillado de las ciudades, calefacción por suelo radiante en forma de “hipocausto”, acristalamiento de mica (ejemplos en Ostia Antica), y agua caliente y fría entubada (ejemplos en Pompeya y Ostia).
Al final del “período helenístico” comenzaron a publicarse los primeros manuales y tratados que resumían y sistematizaban el conocimiento arquitectónico.
Los únicos tratados que se conservan son los diez libros que integran “De architectura”, de Marco Vitrubio Polión.
La obra de Vitrubio fue de fundamental importancia durante el Renacimiento italiano para rescatar los conocimientos de arquitectura clásica.
Los tres grandes principios de la arquitectura de Vitrubio (principios que deben estar en equilibrio) son:
- Firmitas (solidez): Se refiere a la solución de problemas de estabilidad, no sólo gravitatorios, sino también de confort.
- Utilitas (utilidad): Se refiere al contenido pragmático, pero no sólo a la utilidad física, sino también social y de bienestar.
- Venustas (belleza): Se refiere a la solución de los problemas de forma y espacio. Este principio no se considera un añadido superficial, sino parte integral e inmanente de la obra arquitectónica.
De acuerdo con Vitrubio, la alteración del equilibrio entre los tres principios de la arquitectura provoca graves errores, tanto por defecto como por exceso.
Así mismo, la omisión o hipertrofia de uno solo de los principios hará que la obra en cuestión sea cualquier cosa, menos arquitectura.
Estas reglas elementales, en lugar de maniatar la creatividad, permiten todo un despliegue de tipologías arquitectónicas y variaciones sin límites de los tipos básicos.]
(Wikipedia)
MATERIALES QUE UTILIZARON
- La piedra
La piedra que se utilizaba en la época republicana era de mala calidad: el tufo (piedra volcánica) y el peperino (toba volcánica).
Esta piedra era labrada en bloques regulares en forma de paralelepípedos, cuyas caras menores eran cuadradas (0, 60 metros cuadrados) y su longitud era el doble o el triple de la longitud de los lados menores.
Estos bloques eran colocados en el muro al modo usual entre los etruscos, formando hiladas isodómicas, pero alternando una hilada a tizón (con la cara menor hacia el exterior) con otra hilada a soga (con la cara mayor al exterior).
A veces no obstante la alternancia de las modalidades a tizón y a soga se producía en la misma hilada.
Como el “tufo” y el “peperino” eran piedras de construcción toscas y de baja calidad a veces eran cubiertas por un enlucido.
Otra piedra que fue muy usada al final del período republicano fue el travertino, piedra que era de mejor calidad aunque sensible al fuego.
- El mármol
Este material tardó mucho en implantarse en Roma, por la resistencia que a su introducción ofrecieron los elementos tradicionales del patriciado.
El primero que construyó unos templos con mármol fue Metelo en el año 146 a. de C.: templos de Júpiter Stator y el templo de Juno Regina.
Más tarde Sila utilizó el mármol en la reconstrucción del templo de Júpiter Capitolino.
Algunos nobles del tiempo de Sila utilizaron el mármol en sus mansiones particulares.
César también edificó algunas obras con este material.
Pero cuando el mármol empezó a ser utilizado profusamente entre los romanos fue a partir de Augusto.
- El hormigón u “opus caementicium”
Este material estaba formado por una mezcla de cal, arena y trozos de piedra.
El origen de este procedimiento es desconocido.
La construcción de paredes mezclando piedras y barro ha sido una práctica muy antigua y muy extendida por todas partes.
En España, según nos cuenta Plinio, se utilizaba un tipo de encofrado para construir paredes con piedras menudas y barro.
¿Dónde se hizo por primera vez la sustitución del barro por la cal? Se ignora.
Los griegos conocían la cal y la usaron, pero muy poco.
En Campania parece que la cal era usada corrientemente ya en los siglos IV y III a. de C.
Los romanos probablemente aprendieron el uso de la cal de los campanienses.
El uso del hormigón tuvo una importancia fundamental en la arquitectura romana.
Los romanos no utilizaban el hormigón como ahora, es decir, no hacían mezcla fuera de la obra, sino que la hacían en el lugar mismo de la construcción: echaban primero una capa de cascotes y luego la rociaban con cal, volvían a echar otra capa de cascote y volvían a rociarla con cal, y así sucesivamente.
- El ladrillo
El ladrillo romano fue de dos clases: el adobe, bloque de barro secado al sol (later crudus) y el ladrillo cocido al horno (testa, coctus later).
La obra construida con ladrillo se llamaba “opus testaceum”.
El adobe se utilizó hasta finales de la República, aunque su uso no desapareció del todo.
El ladrillo cocido empezó a usarse en Campania en tiempos de Sila.
En tiempos de César comienza su uso en Roma y este uso se hace general ya en el siglo I de nuestra era.
El nombre y el uso del ladrillo variaba según sus dimensiones:
- La “tegula” o teja tenía 65 cms. (algo más de dos pies) de longitud y 45 cms. (pie y medio) de anchura.
Se distinguía además por poseer rebordes en los lados largos.
- Se llamaba “ladrillo bipedalis” al que tenía dos pies por cada lado (60 cms. X 60 cms.), el cual era empleado principalmente en los arcos.
- El “ladrillo sesquipedalis” tenía pie y medio por cada lado (45 cms. X 45 cms.), y era usado en el revestimiento de muros.
- Se llamaba “ladrillo bessalis” el que era la cuarta parte del anterior (22 cms. X 22 cms).
- El “ladrillo semilater” resultaba de la división del “bessalis” por la diagonal.
El grosor medio de los ladrillos era entre 2 y 3 centímetros hasta la época de los Antoninos; a partir de este momento comienza a aumentar poco a poco el grosor hasta la época de Domiciano y Constantino en las que el grosor es de 5 cms.
Las longitudes de los ladrillos también se alteraron en el transcurso del tiempo.
La capa de cal sobre la que se asentaba el ladrillo era casi imperceptible en tiempos de Augusto y es igual al grosor del ladrillo en tiempos de Constantino.
PARAMENTOS
- El “opus incertum” consistía en empotrar piedras pequeñas, irregulares, ligeramente alisadas, en el hormigón.
- El “opus reticulatum” consistía en empotrar también en el hormigón piedras con cabeza cuadrada y dispuestas de tal manera que semejaban el dibujo de una red.
- El “opus mixtum” varía con respecto al anterior en que a trechos, de dimensiones regulares, se colocan verdugadas (fila horizontal de ladrillos) de ladrillo o de piedra.
- El “opus tectorium” podía utilizarse no sólo para cubrir una obra de hormigón, como ocurre con los anteriores, sino también para cubrir una obra de ladrillo.
Consistía en un enlucido que solía hacerse bien con estuco, bien con placas de mármol.
El “opus incertum” predomina en los tiempos inmediatamente posteriores a los Gracos.
El “opus reticulatum” es frecuente en tiempos de Sila, pero fue a partir de Augusto cuando se utilizaba con cuidadosa perfección.
El “opus mixtum” aparece en los tiempos de Tiberio y pervive hasta la época de los Severos.
MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS
1. LOS TEMPLOS
Los etruscos fueron los que enseñaron a los romanos a construir templos, pues los romanos, antes de recibir tal influencia etrusca, daban culto a la divinidad en lugares naturales (fanum o lucus).
Los templos más antiguos de los romanos fueron construidos por tanto según los modelos etruscos.
Las características de estos templos eran:
a) El “pódium”, un basamento de paredes verticales, sobre el que se construía el templo.
b) Había gradas sólo por el lado de acceso a la fachada anterior del templo.
c) La fachada posterior era un muro liso.
d) El templo constaba de dos partes:
- La “nao” o “cella”, que constituía la capilla del dios.
- El “pronao”, un vestíbulo abierto, que es la entrada al templo.
La “cella”solía ser de dimensiones relativamente pequeñas, pues era considerada sólo como morada de la divinidad y no como lugar de reunión de los creyentes.
e) Los templos presentaban columnas exentas por tres de sus lados.
Entre los templos romanos de características etruscas pueden citarse:
- El templo del Capitolio (s. VI a. de C.), dedicado a la “tríada capitolina” (Júpiter, Juno y Minerva). Hoy sólo quedan restos de su fundamento.
- Uno de los templos del conjunto templario “Largo Argentina” (el C) (s. IV a. de C.) es posiblemente el templo más antiguo de los conservados en Roma.
- El templo de Aletrium (Alatri) (s. III a. de C.), de una sola nave y con columnas sólo en el pórtico.
Más adelante, el templo romano experimentó influencias del templo griego.
Los romanos aceptaron los “órdenes arquitectónicos” de los griegos, aunque con la libertad propia de su genio.
Las influencias del templo griego sobre el romano afectaron también a ciertos elementos estructurales:
- Varió la parte posterior del templo.
- A veces se sustituyó el “pódium” por el “estilóbato” griego, que era un basamento con gradas corridas en todos los lados, aunque los romanos mostraron siempre preferencia por el “pódium”.
- Fijándose en el modelo “períptero griego” (rodeado de columnas por todos los lados), los romanos crearon la forma “pseudoperíptera” (rodeado de columnas adosadas por todos los lados excepto por la entrada al templo que tiene verdaderas columnas).
- Abandono de las proporciones cuadradas típicas de los templos etruscos para adoptar unas proporciones alargadas.
- Sustitución de estructuras leñosas por estructuras pétreas.
Entre los templos romanos con influencias griegas pueden citarse:
- El de Cori, de estilo dórico estilizado (s. I a. de C.).
- El de la Fortuna Viril, alzado en el Foro Boario, pseudoperíptero jónico tetrástilo (siglo I a. de C.).
- El templo de Nimes, llamado “Maison Carrée”, de estilo corintio, levantado por Agripa el año 16 a. de C. y dedicado luego a Cayo y Lucio César.
- Los tres templos del Forum Holitorium –uno dórico y dos jónicos-, todos los cuales son del siglo III a. de C.
- De planta circular pueden mencionarse el templo atribuido a Vesta en Tívoli, al que popularmente se le denomina “templo de la Sibila”. Es de estilo corintio y pertenece a la época de Sila. El templo llamado también de Vesta, situado en el Foro Boario, construido en mármol y perteneciente a la época de Augusto.
Mención aparte merecen los templos de Fortuna en Preneste y el Panteón en Roma.
El templo de la Fortuna es importante por estar construido con eje de simetría bilateral, técnica de distribución de los conjuntos monumentales, aprendida por los romanos en las ciudades helenísticas.
Durante la guerra civil entre Sila y Mario fue destruido el templo que en Preneste (Palestrina), estaba dedicado a Fortuna Primigenia. Sila lo mandó restaurar y ampliar para celebrar así su victoria sobre Mario.
Aprovechando los desniveles del terreno, construyó una serie de terrazas y pórticos escalonados, organizados entre sí según la técnica de la simetría bilateral.
Por encima de la terraza más elevada había un gran hemiciclo escalonado como la “cavea” de un teatro, al estilo de las exedras que aparecen en otros templos, como el templo de Gabii. Este graderío daba a un porche columnado, tras el cual, y en el eje de todo el conjunto arquitectónico, se levantaba un pequeño templete de planta circular.
Fue construido con hormigón, recubierto según el procedimiento del “opus incertum”.
Se utilizaron arquitrabes, arcos y bóvedas.
Si el edificio circular con que se coronó todo el conjunto hubiera estado abovedado, hubiera sido la bóveda utilizada allí, una de las primeras bóvedas hemisféricas.
El Panteón, por su parte, es sin duda la obra cumbre de la arquitectura romana.
Inicialmente fue construido por Agripa con la intención de honrar a todas las divinidades del Olimpo.
Una inscripción en el friso del pórtico nos informa sobre la fecha de la inauguración y nos da el nombre de Agripa como realizador. Pero tal y como hoy conocemos el Panteón, es una obra de tiempos de Adriano, pues debido a varios incendios fue necesario hacerle importantes reparaciones. Entre otros argumentos para demostrar que la obra fue sustancialmente reparada en tiempos de Adriano, están los sellos fechados que figuran en los ladrillos de las partes vivas del edificio.
La planta del Panteón es circular, con un diámetro de 43,50 metros.
La cubierta es una bóveda hemisférica que se eleva a una altura de 43, 50 metros. Nunca hasta este momento se había cubierto un espacio tan amplio.
La bóveda en el centro tiene un “óculo” de 8,92 m. de diámetro, único lugar por donde entra luz al recinto.
Las presiones de la bóveda son dirigidas a ocho gruesos pilones que hay en el muro mediante un sabio juego de arcos, que formando tres pisos, están empotrados en el muro.
Esta técnica de descarga de presiones constituye una importante innovación técnica que aporta el Panteón a la historia de la arquitectura.
La entrada al recinto se hace por un pórtico formado por tres filas de columnas, ocho columnas en la primera fila y cuatro en las dos restantes. Las columnas son monolíticas.
Entre el pórtico y la rotonda hay un “propylon” constituido por dos cuerpos en cada uno de los cuales hay un gran nicho.
En la parte trasera hay adosadas una serie de construcciones que enmascaran en el exterior su forma. Hay quien atribuye a estas construcciones la función de contrarrestar los enormes empujes de la cúpula.
Se piensa también que ante la fachada porticada debió extenderse en su tiempo un patio porticado.
La obra está hecha con hormigón, pero estuvo recubierta de mármoles.
Aparte de la innovación técnica antes apuntada, en esta obra se utiliza ya con dominio el eje de simetría vertical.
2. TEATROS, ANFITEATROS Y CIRCOS
2.1 TEATROS
La influencia griega fue determinante de la construcción de los teatros romanos.
En una primera fase, los teatros fueron construidos en madera, con un carácter de provisionalidad.
Los primeros teatros de madera de los que se tienen noticia son del año 179 a. de C. y 174 a. de C., pero se sabe que en la segunda mitad del siglo III a. de C. hubo representaciones escénicas en Roma.
Una ley de Scipio Nasica prohibió la construcción en Roma y en una milla a la redonda, de teatros, por considerar corruptoras las representaciones teatrales.
Se sabe, no obstante, que el año 58 a. de C. se construyó, aunque sólo para un mes, un lujoso teatro en el campo de Marte por M. Emilio Escauro.
El primer teatro permanente construido en Roma fue el de Pompeyo (53 a. de C.) y, como todavía estaba vigente la ley de Scipio Nasica, recurrió al ardid de construir un templo dedicado a Venus Victrix, y adosado al templo, como si fuese una dependencia del mismo, construyó el teatro.
El teatro romano tal como fue construido por Pompeyo y como serán construidos los siguientes, presentan estas características:
- Las galerías para el público (cavea) estaban construidas sobre un sistema de bóvedas. No estaban por tanto excavadas en la ladera de una montaña como ocurría en los teatros griegos.
Este sistema de bóvedas permitían construir teatros en llanuras y dentro de la ciudad.
- La “cavea”, como en el teatro griego, estaba dividida en tres zonas: ima, media y summa cavea.
- La “orchestra” o lugar para el “coro” no era circular como en el teatro griego, sino semicircular, estando esto en consonancia con el papel más reducido que tenía el coro en las obras teatrales romanas.
- La arquitectura que servía de fondo a la “escena” tuvo mayor desarrollo que en el teatro griego.
El teatro de Pompeyo tenía una capacidad de 12.000 espectadores.
Tenía además un doble pórtico rectangular adosado a la parte de la “escena”.
De toda esta magnífica construcción queda un poco de la “cavea” y un poco de la “orchestra”.
La “cavea” ofrecía al exterior el aspecto de tres pisos, en cada uno de los cuales Pompeyo utilizó un orden arquitectónico distinto: “toscano” en el primero, “jónico” en el segundo y “corintio” en el tercero.
En tiempos de Augusto se construyen otros dos teatros en piedra: el teatro de Marcelo, iniciado por César y terminado por Augusto, que lo dedicó a su sobrino Marcelo, muerto algunos años antes. (Presenta también tres pisos para cada uno de los cuales se utilizaba un orden arquitectónico distinto). Y el teatro de Balbo, rico gaditano, que lo construyó a expensas del botín conseguido por él en África luchando contra unas tribus de Libia.
En Roma, el cuarto y último teatro fue construido por Trajano, teatro que no llegó siquiera a utilizarse.
Fuera de Roma, cabe mencionar el teatro de Mérida, uno de los mejores conservados del Imperio romano.
2.2 EL ANFITEATRO
Es una construcción creada en Italia para espectáculos cruentos, como la lucha de gladiadores y la lucha de fieras.
Estos espectáculos, antes de la construcción de edificios especiales para ellos, se celebraban en el Foro, plaza o en el Circo.
El “anfiteatro” es, como su etimología indica, “un teatro por un lado y por otro”, es como la yuxtaposición de dos teatros por el lado de la escena. Su forma es elíptica.
En Pompeya, antes que en Roma, se construye un anfiteatro en piedra en la época silana.
En Roma, G. Scribonio Curio construyó el año 53 a. de C. dos teatros giratorios de madera, que les permitía acoplarse por las “escenas”, por lo cual podían ser usados como teatro y como anfiteatro.
El anfiteatro más importante de todos los construidos fue el Anfiteatro Flavio, conocido desde la Edad Media con el nombre de “Coliseo”.
Su construcción fue iniciada por Vespasiano y terminada por Tito, quien lo inauguró el año 80 d. de C.
Lo que movió a Vespasiano a emprender esta obra, debió ser la desaparición del modesto anfiteatro de Statilio Taurus, construido en el año 29 d. de C. y quemado en el año 64 d. de C.
El Anfiteatro Flavio (Coliseo) es la obra más imponente que nos ha legado el Imperio romano: su eje mayor mide 188 m. y su eje menor 156 m. Su perímetro tiene 527 m. y su altura llega casi a los 50 metros.
Tiene una capacidad para unos 50.000 espectadores.
Está construido con travertino, ladrillo y hormigón. El mármol se reservó para cubrir las partes más nobles.
Tiene cuatro pisos, aunque el cuarto parece que no figuraba en el proyecto primitivo.
En los tres primeros pisos aparecen los órdenes superpuestos: dórico-toscano el primero; jónico el segundo y corintio el tercero.
En la columnata del interior aparece por primera vez el “el capitel compuesto” en edificios romanos, pero el capital es de procedencia helenística.
En esta obra es donde aparece completamente desarrollado por primera vez el principio técnico de los “arcos de refuerzo”, el cual embrionariamente esbozado en algunos trozos del “Aqua Claudia”.
Este principio y el de los “arcos de descarga” constituyen dos de los descubrimientos más importantes en la arquitectura del hormigón y el ladrillo.
En tiempos de Adriano, el arco de refuerzo se utiliza a lo largo de las aristas de las bóvedas, que pasan a ser “bóvedas de crucería”, principio en que se basan las bóvedas del gótico.
Pueden mencionarse además los Anfiteatros de Verona, Pola, Mérida, Itálica y Nimes.
2.3 EL CIRCO
El circo era una construcción inspirada en el “estadio” griego, dedicada a la carrera de caballos, de carros y ejercicios atléticos.
Su planta era alargada, estando uno de sus extremos cerrado por un semicírculo y el otro, en el que estaban las “carceres”, era un arco de círculo con centro en el punto inicial de la pista.
A lo largo del eje longitudinal se levantaba la “spina” o pedestal corrido, en torno a la cual evolucionaban los participantes en las carreras.
Sobre la “spina” se colocaban estatuas, se esculpían bajorrelieves y se ponían también figuras de delfines y otros atributos de Neptuno, a cuyo culto se debía probablemente el origen de la corrida de los caballos.
Las “carceres” eran compartimentos donde se colocaban los carros antes de iniciarse la competición.
En torno a la pista se levantaban los graderíos para los espectadores.
Pueden mencionarse el Circo Máximo, el circo de Majencio y el circo de Mérida.
El Circo Máximo medía 545 m. x 124 m. y tenía una capacidad de 150.000 espectadores.
Se atribuía a Tarquinio el Antiguo y fue restaurado por César, por Nerón y por Trajano.
Nerón y Trajano ampliaron la capacidad hasta los 300.000 espectadores.
2.4 BASÍLICAS Y TERMAS
2.4.1 BASÍLICAS
La Basílica era un edificio destinado a la administración de justicia y a la realización de operaciones comerciales, pero no de mercancías sino de valores, como ocurre ahora en las Bolsas.
El origen de la Basílica es discutido. Suele considerarse de origen griego, pues en Grecia había edificios similares (la Stoa Basileios de Atenas, la Sala Hipóstila de Delos).
La Basílica tenía forma rectangular, a veces con ábside en la cabecera y su espacio interior estaba dividido en tres naves mediante dos filas de columnas.
En la cabecera tenían un lugar especial para el jurado o tribunal que había de administrar justicia.
Las primeras basílicas construidas en Roma fueron la Basílica Porcia, construida por Porcio Catón en el año 185 a. de C. y de la que no se conserva nada, y las Basílicas Fulvia et Aemilia, construidas por M. Fulvio Nobilior y Emilio Lépido en el año 179 a. de C.
Los restos que de ella se conservan son de reparaciones de época imperial.
Algo posterior a estas dos basílicas es la construida en Pompeya y de la que se conserva bastante, permitiéndonos conocer su estructura: tiene en su interior una hilera de columnas que da la vuelta a sus cuatro lados, dando origen a un patio interior descubierto.
Cabe destacar la Basílica Julia, construida por César en el Foro, de la cual permanecen los cimientos; la Basílica Ulpia, construida por Trajano en su Foro: transversalmente al eje mayor, con dos hemiciclos en sus extremos, siendo sus dimensiones de 165 x 58 m.
Pero, sin duda alguna, la basílica más grandiosa fue la de Majencio (s. III d. de C.), terminada por Constantino, con dimensiones de 102 x80 x35 m., distinguiéndose de las anteriores en utilizar una cubierta abovedada y no plana.
Tiene tres naves: la central, más alta que las laterales, está cubierta con bóveda de aristas y las laterales por bóvedas de medio cañón.
La bóveda central es reflejo de la bóveda del “frigidarium” de las Termas de Diocleciano, utilizándose en ella, como en el “frigidarium”, la técnica de los arbotantes para el contrarresto de su presión.
2.4.2 TERMAS
Las termas eran establecimientos públicos de baño, que disponían de “frigidarium” (baño de agua fría), “tepidarium” (baño de agua templada), “caldarium” (baño de agua caliente), “apodyterium” (habitación para desnudarse), “laconicum” (baño de vapor para trasudar fuertemente), espacios abiertos donde podían desarrollarse ejercicios físicos (palaestra, ephebeia).
Algunas termas contaron además con bibliotecas, salas de lectura, salas de conferencias y otras dependencias, cuyo destino no está bien conocido.
En Pompeya había dos termas, las Termas Stabianas y las Termas del Foro, en cada una de las cuales había dos secciones, una para hombres y otra para mujeres.
Las termas más famosas son las de Tito (cuya distribución será imitada en lo sucesivo), las de Trajano, las de Caracalla y las de Diocleciano.
De las Termas de Tito quedan escasos restos, sin embargo nos han llegado los otros tres grandes conjuntos termales, aunque de una manera ruinosa.
De estos tres conjuntos, el más privilegiado, en lo que se refiere al estado de conservación, ha sido el constituido por las Termas de Diocleciano, cuyo “tepidarium” y “frigidarium” siguen en pie, utilizados hoy como edificios religiosos (la iglesia de Santa María de los Ángeles –frigidarium- y el vestíbulo de dicha iglesia –tepidarium-.
Las Termas de Caracalla : su esquema general es desarrollo del esquema de las Termas de Trajano, y será posteriormente desarrollado por el esquema de las Termas de Diocleciano.
Las construcciones balnearias se encuentran dentro de un gran recinto cuadrado, de unos 330 m. de lado, donde hay pistas para juegos gimnásticos, para ejercicios atléticos, para entrenamientos, graderío para espectadores así como salas para biblioteca, lecturas, conversaciones.
Las construcciones balnearias propiamente dichas comprenden: una piscina descubierta (natatio), un “frigidarium” cubierto con tres cuerpos de bóveda de aristas y con unas dimensiones de 100 m. de longitud x 25 de anchura x 35 de altura; un “tepidarium”, un “caldarium” con bóveda semicircular, “apodyteria”, dos patios abiertos porticados y otras dependencias de destino no bien conocido.
Para la construcción se utilizaron muros de hormigón, revestidos de ladrillos y placas de mármol, cubiertas de bóveda y vanos de arcos.
La novedad técnica que aparece en estas termas es el uso de la “pechina” para pasar de una forma octogonal a la forma circular sobre la que apoyar una bóveda semiesférica.
3. URBANISMO
El contacto que los romanos tuvieron con las ciudades helenísticas les estimuló para llenar de ricos y ostentosos monumentos la ciudad de Roma y para mejorar el trazado de sus calles.
En el año 174 a. de C. se hablaba de Roma en la corte del rey Filipo de Macedonia de una ciudad carente de monumentales edificios tanto públicos como privados, como de una fea ciudad.
Efectivamente sus calles eran estrechas (de dos, tres, cuatro o cinco metros o poco más). El trazado de las calles era tortuoso e irregular. Las casas solían ser de madera y adobes, con alturas variadas.
La población fue aumentando a medida que Roma fue ensanchando sus fronteras y aumentando su poderío pudiéndose estimar entre 600.000 y 800.000 en tiempos de César, cifra que debió ser sin duda el doble en época imperial.
En los últimos tiempos de la República la ciudad se fue llenando de monumentos, sobre todo por el Foro y el Campo de Marte: el pórtico de Metello, el circo Flaminio, el pórtico y el teatro de Pompeyo, los Saepta Iulia, etc.
De tal manera que en el año 70 a. de C., Cicerón decía ya con cierto orgullo que Roma era una ciudad hermosa, pero, según reconocen Suetonio y Plutarco, Roma no había adquirido todavía por estas fechas la grandeza y monumentalidad que correspondía al rango de primera potencia.
Roma experimentó un auge extraordinario en tiempos de Augusto, quien reconstruyó muchos monumentos, terminó algunos que habían sido iniciados por César y él mismo emprendió también obras grandiosas, viéndose además secundado en la labor de engrandecimiento y embellecimiento de la Urbe por Agripa y Mecenas.
El Senado confirió a Augusto el título de “Restitutor aedium sacrarium et operum publicorum”, y Suetonio diría de él, con cierta exageración, que Augusto había heredado una ciudad de adobes y la devolvió de mármol.
Las casas particulares siguieron empleando los materiales tradicionales de la madera y el adobe, aunque se elevaron, sobrepasando muchas la altura de 20 m., influyendo en esto la escasez de terreno edificable.
Augusto, por tanto, embelleció la ciudad y la saneó, pero su núcleo urbano, con sus calles estrechas y tortuosas, sus casas irregulares, altas y bajas, permaneció poco más o menos como en los tiempos republicanos.
Fue a partir del incendio de Roma del año 64 d. de C., cuando Roma cambió profundamente de fisionomía, de tal manera que podía hablarse de “nova Roma” para designar a la ciudad que surgió de las cenizas, como contrapuesta a la “vetus Roma” anterior.
Tan pronto tuvo lugar la catástrofe del incendio (éste destruyó, de los 14 distritos en que Augusto dividió la ciudad, 3 completamente y 7 parcialmente pero con graves daños, habiendo quedado intactos sólo 4), Nerón publicó unas ordenanzas (forma aedificiorum urbis nova), que contenían un muy estudiado plan para la reconstrucción de la ciudad.
Entre otras cosas, se ensanchaban las calles y se las hacía con un trazado recto, se limitaba la altura de las casas, se prohibía el uso de la madera en las partes esenciales de los edificios, se prometía la construcción, a expensas del Estado, de porches delante de cada casa, así como se prometían “primas”, si las casas eran construidas dentro de un determinado plazo.
Roma continuó aumentando su aspecto grandioso y monumental: Trajano, Adriano, los Antoninos, los Severos, Diocleciano, Constantino… dotaron de magníficos monumentos a la ciudad eterna.
Cuando el año 356 d. de C. fue a Roma por primera vez el emperador Constantino II, según nos cuenta Amiano Marcelino, quedó estupefacto por las innumerables maravillas que encerraba la ciudad y particularmente por el Foro Trajano, considerando que la fama que corría sobre la grandiosidad de Roma estaba muy por debajo de la realidad.
Entre esta valoración de Roma, llenó de exaltación, y la valoración de la corte de Filipo de Macedonia, medían 6 siglos, durante los cuales Roma no hizo sino engrandecerse hasta sobrepasar con mucho la grandeza de las restantes ciudades antiguas.
Como procedimientos técnicos, que sirven para resolver determinados problemas que plantean las ciudades, están el alcantarillado y el agua corriente, procedimientos que fueron conocidos y empleados por los romanos.
Asimismo descubrieron un procedimiento de calefacción central para hacer confortables las viviendas durante el invierno: el hipocausto.
3.1 LA CASA
La casa romana es el producto de la transformación helenística de la casa itálica.
Consta de un gran atrio con un hueco en lo alto (compluvium) que servía para recoger el agua que cae en un pequeño estanque (impluvium) y por donde entraba la luz del sol que iluminaba todas las habitaciones adyacentes (alae), y la gran sala de recibimiento al fondo (tablinum) a la que se añade el comedor (triclinium), y con un patio de columnas en torno (peristylum), aparte de otras habitaciones accesorias.
Son ejemplares característicos “la casa de Livia” en el Palatino y las casas de “Pansa” y “Fauno” en Pompeya.
3.2 LOS FOROS
El Foro por excelencia es el Foro romano o Forum Magnum de Roma, situado en un estrecho valle, entre los montes Palatino y Capitolio.
Fue lugar de ferias en tiempos de los Reyes y luego lugar de Comicios (Asambleas), arengas y oraciones fúnebres.
Este lugar estaba cuajado de monumentos religiosos y civiles, los cuales habían ido surgiendo sin responder a un plan preconcebido, cosa que ocurrirá en los foros que se construyan en lo sucesivo.
En torno al Forum Magnum estaban, en la cabecera: los “Rostra” de las arengas, el templo de la Concordia, el templo de Saturno, el pórtico de los Dioses Consentes; a los pies: el templo de Vesta, el templo de Julio César, la “Regia”; a uno de los lados: la Basílica Julia y el templo de Cástor y Pólux; y al otro lado: el arco de Septimio Severo, la “Curia” y la Basílica Emilia.
El “Forum Magnum” terminó convirtiéndose en una ciudad santa, pero fue perdiendo su prerrogativa de ser el centro político de la ciudad, debido a que la pequeñez de su espacio libre impedía la celebración de las Asambleas.
Esta circunstancia movió primeramente a César a construir un nuevo foro. Posteriormente construirían “foros” muchos emperadores, llegando a contar Roma nada menos que con 17 foros.
De todos ellos el más grandioso fue el de Trajano, cuyo arquitecto fue Apolodoro de Damasco.
Consistía en una gran plaza porticada con dos hemiciclos laterales. El fondo de esta plaza estaba cerrado por la Basílica Ulpia, colocada transversalmente, teniendo hemiciclos en sus extremos. Al otro lado de la Basílica había un patio donde se levantaba la Columna de Trajano y a cuyos lados había dos salas, una para la biblioteca latina y otra para la biblioteca griega.
3.3 LOS MONUMENTOS CONMEMORATIVOS
Los romanos fueron muy amantes de la gloria que se desprendía de sus grandes hazañas, constituyendo para ellos un gran acicate la inmortalidad que confiere la historia.
Esto es lo que movió a los romanos a la construcción de sólidos monumentos para perpetuar la memoria de sus hazañas y de sus héroes.
La forma que adoptaron estos monumentos fue principalmente la forma de arco o de columna.
3.3.1 LOS ARCOS
Los arcos conmemorativos eran como puertas de muralla aisladas.
Durante La República se construyó el arco de Estertinio (196 a. de C.), pero el arco más antiguo de los conservados es del año 46 d. de C., el arco de Orange, consagrado inicialmente a César por haber conquistado Marsella, y más tarde a Tiberio.
De todos los arcos conservados sobresale por la belleza de su línea y por la perfección de sus relieves, el arco de Tito, levantado por conmemorar la victoria de Tito sobre los judíos.
Otros arcos importantes son: el arco de Septimio Severo, de tres vanos, en el Foro romano y el arco de Constantino que es el último gran arco imperial, también de tres vanos.
A veces el arco no simulaba un fragmento de muralla, sino que tenía cuatro frentes, con vano en todos ellos, lo que originaba una bóveda en el lugar de intersección; este tipo de arco fue llamado “cuatrifrons”. En el Foro Boario de Roma había un arco de este tipo. En Caparra, provincia de Cáceres, hay otro.
Cabe mencionar también el arco de Trajano en Benevento, el arco de Bara, situado entre Barcelona y Tarragona, sirviendo de límite a estas dos ciudades.
3.3.2 COLUMNAS
La columna conmemorativa más antigua es la “Columna Rostral” de Cayo Duilio, levantada para conmemorar la victoria naval que Cayo Duilio consiguió en el año 260 a. de C. en la primera guerra púnica.
A esta columna se la denomina “rostral” porque está decorada con los “rostra” o proas de naves enemigos vencidos en la batalla.
Otras columnas fueron levantadas por Trajano, para conmemorar su victoria sobre los dacios; por Marco Aurelio y Lucio Vero, en honor de Antonino Pío, padre adoptivo de ellos; por Marco Aurelio para conmemorar sus triunfos sobre los germanos y sármatas.
En Constantinopla fueron levantadas dos columnas conmemorativas, una por Teodosio y otra por Arcadio.
De todas estas columnas, se conservan en buen estado la de Trajano y la de Marco Aurelio, siendo la de Trajano la más importante. La de Marco Aurelio es una imitación bastante servil de la columna trajana.
La columna de Trajano tiene en total una altura de 38 metros; estuvo rematada por la estatua del emperador, perdida hoy y reemplazada por una estatua de San Pedro.
En el fuste de la columna, de mármol, alberga en su interior una escalera de caracol, iluminada por saeteras; exteriormente presentaba unos relieves históricos sobre la guerra contra los dacios; estos relieves envuelven 200 metros, la anchura de la faja espiral oscila entre los 1,20 metros y 1,40 metros, y contiene grabadas unas 2.500 figuras.
Este relieve es como un libro de piedra, en el que se van contando sucesivamente diversos episodios de la guerra dacia. Es imposible intuir la historia narrada en un solo golpe de vista, se requiere ir “leyendo” en torno a la cinta espiral; por esta razón el relieve en su conjunto no puede considerarse como una obra de arte, pues la obra de arte debe poseer una unidad perceptible en un golpe de vista.
En el basamento sobre el que se alza la columna hay una inscripción donde se da como motivo de elevación de este monumento, indicar la altura que tenía un montículo que allí había existido y que había sido allanado.
Es chocante que no se mencionase como motivo, el deseo de perpetuar la memoria de la victoria sobre los dacios, asunto que inspiró los relieves.
4. COMUNICACIONES
Los romanos prestaron gran atención al problema de las comunicaciones, viendo en ellos extraordinarios medios para la conquista, el gobierno y el comercio.
Construyeron una amplia red de carreteras, lo que les obligó atender muchísimos puentes para salvar ríos o depresiones.
Construyeron también muchos puertos marítimos y algunos canales.
4.1 LAS CALZADAS
Las primeras grandes vías que trazaron los romanos fueron:
La Vía Apia, que unía Roma con Brundisium.
La Vía Latina, que unía Roma con Capua.
La Vía Flaminia , que unía Roma con Rímini y el valle del Po.
La primera de estas vías, la Vía Apia –Regina Viarum- como la denominó Estacio, fue construida por Apio Claudio a finales del siglo IV a. de C., con intenciones preferentemente militares, aunque luego se convirtió en una de las vías de penetración en Roma de la cultura griega.
La construcción de esta vía supuso la construcción de puentes, en los que se utilizó ya el arco adovelado.
La técnica utilizada en esta vía se mantuvo normalmente en las construidas después: tiene cuatro capas o estratos superpuestos: de piedra el primero, de cemento de distintas calidades, los dos siguientes, y de las lastras o losas poligonales el último (súmmum sorsum).
Iba provista de “cipos” indicadores de distancia.
Otra vía muy importante fue la Vía Flaminia, construida a finales del siglo III a. de C. por el censor Flaminius.
A las afueras de Roma se construyó para esta vía el “pons Mulvius” (puente Milvio), puente que fue restaurado en el siglo II a. de C.
La red viaria de Italia iniciada durante la República se completará en la época imperial.
La red viaria de las provincias romanas fue más bien una labor imperial, estando prácticamente terminada en el siglo III d. de C.
La ley limitaba la velocidad y el peso transportable según la categoría de los vehículos: treinta Kms. por día los vehículos de mercancías.
El correo imperial alcanzaba los 150 Kms. diarios moviéndose con relevos las 24 horas del día.
Las empresas privadas no pasaban de 60 Kms. diarios.
En cuanto al peso, sólo se permitían de 65 a 100 Kgs. a los vehículos ligeros del correo, y de 200 a 330 Kgs. a los vehículos de viajeros.
4.2 LAS RUTAS MARÍTIMAS
Las rutas marítimas no comenzaron a interesar a Roma hasta el comienzo de su conflicto con Tarento y Pirro.
La primera guerra púnica que enfrentó a Roma con Cartago, pueblo éste con gran dominio de los mares, hizo que los romanos desarrollasen con rapidez las técnicas de la navegación.
Roma conseguiría, con la victoria sobre Cartago, el dominio del Mediterráneo occidental, y con la victoria sobre Macedonia y Grecia, el dominio del Mediterráneo oriental.
Roma construyó numerosos puertos, equipando con “faros” a los más importantes.
Trajano consiguió poner en servicio el viejo canal faraónico que unía el Nilo al mar Rojo.
Se hicieron proyectos de abrir un canal en el Istmo de Corinto (Calígula y Nerón), así como unir a través de la Galia, el mar del Norte y el Mediterráneo, construyendo un canal que uniera los ríos Mosela y Saona.
La navegación en el Mediterráneo fue muy activa.
A través del mar Rojo, los romanos abrieron una ruta marítima que les llevaba a la India y Ceilán, aprovechando para la ida (julio-septiembre) y para el regreso (segunda quincena de noviembre –primera quincena de febrero) los vientos monzones.
Las “naves de carga” (naves onerariae) utilizaban más la vela que los remos y desarrollaban una velocidad aproximada de 5 nudos (9 Kms. a la hora), cuando el viento era favorable (hoy día los cargueros suelen alcanzar velocidades que oscilan entre 12 y 15 nudos a la hora).
Un viaje de Ostia a Tarragona tardaba 4 días; de Cartago a Cádiz, 7 días, y de Alejandría a Roma, 18 días.
4.3 PUENTES
El primer puente romano del que se tienen noticias literarias fue el Puente Sublicius, construido por debajo de la isla Tiberina, en madera, y de cuyo mantenimiento estaban encargados los “pontífices”.
El primer puente de piedra fue el “Pons Aemilius” (181 -179 a. de C.)
El año 109 a. de C. se construyó a las afueras de Roma, en la Vía Flaminia, en piedra, el puente Milvio, del que queda un arco.
El puente más antiguo que se conserva íntegro es el Puente Fabricius, que une la isla Tiberina con la orilla izquierda del río. Fue construido primeramente en madera y en el año 62 a. de C. fue reconstruido en piedra por L. Fabricius, que era a la sazón ”curator viarum”. La luz de sus dos ojos es de 24, 50 mts.
En tiempo de César se construyó otro puente – el puente Cestius-, que unía la isla Tiberina con la orilla derecha del río, pero de este puente, que debió ser semejante al Fabricius, no se conserva nada.
Otros puentes sobre el Tíber construyeron Agripa, Nerón, Adriano, Caracalla, Graciano (construido en el emplazamiento del puente Cestius) y Probo.
De los innumerables puentes construidos por los romanos en las provincias caben destacar el de Mérida y el de Alcántara.
El puente de Mérida fue construido en tiempos de Augusto y sobresale por la belleza de sus arquerías y su longitud, 783 mts.
Pero es el puente de Alcántara el más importante de todos los conservados en el Imperio romano.
Fue construido en el año 106 d. de C. por Gaius Iulius Lacer, como consta en una inscripción que hay en el templete alzado a la entrada del puente, en la que Lacer afirma además, orgulloso, que el puente durará mientras duren los siglos – in saecula mundi – y que en la construcción del mismo, “el arte ha vencido a la materia, superándose a sí mismo”-.
El puente tiene sobre sí un “arco de triunfo”, donde constan en una inscripción, las tribus que contribuyeron a sufragar los gastos de la construcción.
La altura total del puente es de 71 mts., su longitud es de 194 mts., y la luz de su ojo mayor es de 28, 06 mts.
4.4 ACUEDUCTOS
Para dotar a Roma y otras ciudades del agua necesaria no sólo para el consumo doméstico, sino también para las fuentes decorativas y para las termas, los romanos construyeron los acueductos como medios de conducción del agua, aunque conocían el sifón.
El primer acueducto construido en Roma fue el Aqua Appia, obra de Apio Claudio, el constructor de la Vía Apia.
La mayor parte de este acueducto (16 kms.) era subterránea; sólo en las cercanías de Roma cabalgaba sobre unas modestas arquerías (esta obra es del año 300 a. de C.).
Al siglo II a. de C. pertenecen los acueductos Anio Vetus, restaurado en el año 145 a. de C., y el Aqua Marcia, construido en el año 144 a. de C. por Q. Marcius Rex.
De los muchos acueductos que tuvo la ciudad de Roma, cabe destacar el Aqua Claudia, construido por el emperador Claudio, quien además construyó el Anio Novus.
Estos dos acueductos tenían centenares de Kilómetros, pero en Roma llegaban a cabalgar el uno sobre el otro en la Porta Maggiore.
El Aqua Cllaudia , del que se conservan muchos restos en la campiña romana, es importante porque en él aparecen los primeros ejemplos de arcos alveolares.
De los muchos acueductos construidos por los romanos en las provincias cabe citar el Pont du Gard, el acueducto de Segovia y el acueducto de los Milagros de Mérida.
El Pont du Gard tiene pisos de arquerías, sobre la primera de las cuales pasaba una calzada.
Su altura total es de 50 metros, su longitud de 275 metros y el arco de mayor luz es de 24,50 metros.
Probablemente fue obra de Agripa.
El acueducto de Segovia es quizás de los tiempos de Trajano.
Su longitud es de 728 metros, su altura en el centro es de casi 30 metros.
Tiene dos pisos de arquerías. Está construido con piedra granítica sin utilización de argamasa.
Supera en belleza, solidez y grandiosidad a los acueductos de Roma.
El acueducto de los Milagros de Mérida fue construido probablemente a finales del período de la anarquía militar, o en tiempos de Diocleciano (siglo III o principios del siglo IV d. de C.).
El núcleo de su construcción es de hormigón, estando externamente revestido por sillares de granito y por ladrillo, alternando cada cinco hilachas.
Los pilares tienen planta de cruz y se elevan sin formar pisos hasta la parte superior del acueducto, por lo que las arquerías que corren a diversos niveles de la altura de los pilares funcionan como “entibos” para evitar el desplazamiento lateral de los altos pilares.
Se cree que este acueducto sirvió de fuente de inspiración para las arquerías de la mezquita de Córdoba.
(Equipo de profesores de CEDE)
Segovia, 15 de marzo del 2025
Juan Barquilla Cadenas.