MITOLOGÍA: CASANDRA

MITOLOGÍA: CASANDRA

Casandra era hija de los reyes de Troya: Príamo y Hécuba.

Su hermano gemelo es Héleno.

Cuando nació, sus padres dieron una fiesta en el templo de Apolo Timbreo, situado fuera de las puertas de Troya, a cierta distancia.

Al anochecer se marcharon olvidándose de sus hijos, los cuales pasaron la noche en el santuario.

A la mañana siguiente, cuando fueron a recogerlos los encontraron dormidos, mientras dos serpientes les pasaban la lengua por los órganos de los sentidos, para “purificarlos”. Ante los gritos que proferían los padres asustados, los animales se retiraron a los laureles sagrados que allí crecían.

Más tarde los niños poseyeron el don profético que les había comunicado la “purificación” de las serpientes.

Héleno fue favorito de Apolo; le regaló el arco de marfil con el cual hirió a Aquiles en una mano.

Calcante, el adivino de los griegos, había anunciado que sólo Héleno podía revelar en qué condiciones sería posible la toma deTroya.

Ulises consiguió entonces apoderarse de Héleno, quien mitad a la fuerza, mitad cediendo al soborno expresó su oráculo.

Tres condiciones se precisaban para vencer a Troya:

-          Que Neoptólemo, hijo de Aquiles, luchase al lado de los griegos.

-          Que éstos poseyeran los huesos de Pélope.

-          Y, finalmente, que arrebatasen a los troyanos el “Paladio”, la estatua milagrosa caída del cielo.

Se mencionan también otras condiciones impuestas por Héleno: que Filoctetes volviese a combatir entre las tropas griegas y que accediese a traerles las flechas y el arco de Heracles.

Finalmente, él les habría aconsejado que utilizasen un caballo de madera para introducir secretamente soldados en el interior de las murallas de Troya.

Todos estos servicios, su actitud cuando, antes de la guerra, había tratado de disuadir a Paris de su proyecto de raptar a Helena, y la circunstancia de haber impedido que los troyanos arrojasen el cadáver de Aquiles a las aves de rapiña, le valieron la vida y la libertad a la caída deTroya.

Respecto a Casandra, otra leyenda cuenta que había recibido el don de la profecía del propio dios Apolo. El dios, enamorado de ella, le había prometido enseñarle a adivinar el porvenir si accedía a entregarse a él. Casandra aceptó el pacto, pero una vez instruida, rehusó.

Entonces Apolo le escupió en la boca, retirándole no el don de la profecía, sino el de la persuasión. Ella podía adivinar el futuro, pero nadie la creía.

Generalmente se considera a Casandra como una profetisa “inspirada”, igual que la Pitia o la Sibila. El dios tomaba posesión de ella, y en pleno delirio, ella formulaba los oráculos.

En cambio, Héleno interpretaba el porvenir examinando las aves y los signos exteriores.

Se mencionan profecías de Casandra en cada uno de los momentos cruciales de la historia de Troya:

Cuando la llegada de Paris, predice que el joven –que no es conocido entonces en su auténtica personalidad – traerá  la ruina a la ciudad.

Paris, llamado también “Alejandro”, es el hijo segundo de Príamo y Hécuba. Su nacimiento fue precedido de un prodigio. Cuando su madre estaba en cinta y a punto de dar a luz, tuvo un ensueño, en que se vio a sí misma echando al mundo una antorcha que prendía fuego a la ciudadela de Troya. Príamo pidió a su hijo Ésaco –que había tenido con otra mujer llamada Arisbe –la interpretación de este ensueño, y Ésaco le aseguró que el niño que iba a nacer sería la causa de la ruina de Troya. Y le aconsejó que lo hiciese desaparecer en cuanto naciese. Pero Hécuba, en vez de dar muerte al niño, mandó exponerlo (abandonarlo) en el monte Ida.

Paris fue criado por unos pastores, que lo recogieron y le dieron el nombre de “Alejandro” (“el hombre que protege” o “el hombre protegido”), porque no había muerto en la montaña, sino que había sido “protegido”, al ser recogido.

Según otra variante, Paris fue expuesto por un criado de Príamo, Agelao, por orden del rey. Durante cinco días, una osa acudió a amamantar al niño, y como, al cabo de este tiempo, Agelao lo encontró vivo, lo recogió y lo crió.

Paris fue creciendo y se convirtió en un joven de extraordinaria belleza y gran valor. Protegía los rebaños contra los ladrones, lo cual le valió el sobrenombre de “Alejandro”(“guerrero”).

Sin embargo, Paris volvió a la ciudad y se dio a conocer del modo siguiente:

Un día, unos servidores de Príamo fueron en busca de un toro que formaba parte del ganado que guardaba Paris, y por el que éste sentía particular afecto. Al saber que el animal se destinaba a un premio en los juegos fúnebres en memoria del hijo de Príamo que se creía muerto en su infancia y que no era sino él mismo, Paris siguió a los criados, resuelto a participar en la competición y rescatar su animal favorito. Y, en efecto, alcanzó la victoria en todas las pruebas contra sus propios hermanos, los cuales ignoraban quién era su contrincante. Uno de ellos, Deífobo, encolerizado, sacó la espada y quiso matarlo; entonces Paris acudió a refugiarse junto al altar de Zeus.

Su hermana Casandra, la profetisa, lo reconoció, y Príamo, feliz al encontrar al  hijo que creía muerto, lo acogió y lo restituyó en el lugar que le correspondía en la casa real.

Otras veces no es Casandra quien, milagrosamente, reconoce al joven, sino que éste, al llevar consigo las ropas en que estaba envuelto cuando fue expuesto en el monte, puede probar fácilmente su identidad.

Más tarde, cuando Paris regresa a Troya con Helena, predice que aquel rapto provocará la pérdida de Troya, pero como de costumbre nadie la cree.

Después de la muerte de Héctor y de la embajada de Príamo a Aquiles, Casandra es la primera en saber que Príamo vuelve con el cuerpo de su hijo.

Casandra también se opone con todas sus fuerzas, apoyada por el adivino Laoconte, al proyecto de introducir en la plaza (dentro de las murallas) el caballo de madera lleno de guerreros armados. Pero Apolo envía serpientes que devoran a Laoconte y a sus hijos, y los troyanos no hacen caso de la advertencia.

Se le atribuyen numerosas profecías acerca del destino de las mujeres troyanas hechas prisioneras a la caída de la ciudad y de la futura suerte de la raza de Eneas.

Durante el saqueo de Troya Casandra se refugia en el templo de Atenea, y hasta allí llega en su persecución Ayax el Locrio; Casandra se abraza a la estatua de la diosa, de donde la arranca Ayax, hasta el punto de que la imagen se tambalea sobre su base, mientras la joven levanta los ojos al cielo. Ante este sacrilegio, los griegos se disponen a lapidar a Ayax, pero él se salva refugiándose en el altar de la diosa a la que acaba de ofender.

Debido a su acción impía, durante el viaje de regreso, la diosa envió una tempestad que, en las cercanías de la isla de Miconos, del grupo de las Cícladas, destruyó gran número de naves aqueas, entre ellas, la que conducía a Ayax. No obstante, el héroe fue salvado por Poseidón, que lo devolvió a la superficie. Entonces, Ayax se jacta para sus adentros de haber sobrevivido pese a la cólera de la diosa. Ésta pidió a Poseidón que lo perdiese, y el dios, de un golpe de tridente, quebró la roca en la que el náufrago se había refugiado y lo ahogó. Se dice también que fue la propia Atenea la que lo fulminó, utilizando así el rayo, arma de su padre Zeus.

En el reparto del botín del saqueo de Troya, Casandra es entregada a Agamenón (jefe del ejército griego), que se enamora de ella con violento amor.

Casandra se había mantenido virgen hasta entonces, aunque la había solicitado buen número de pretendientes, en particular Otrioneo, el cual había ofrecido a Príamo librarlo de los griegos si le otorgaba, después de la victoria, la mano de su hija. Pero Otrioneo había caído luchando contra Idomeneo (rey de Creta), que ayuda a los griegos.

Al parecer, Casandra dio a Agamenón dos gemelos: Teledamo y Pélope. Pero a su regreso a Micenas, Agamenón fue asesinado por su esposa Clitemnestra, que mató al mismo tiempo a Casandra por celos. En ciertas versiones de la muerte de Agamenón, la única razón del asesinato es su amor por Casandra.

Casandra es a veces llamada “Alejandra”, y con este nombre Licofrón (poeta y gramático del siglo III a. de C.) ha hecho de ella el personaje central de un poema profético, escrito en el momento en que los romanos empezaban a intervenir directamente en los asuntos de Grecia.

Licofrón imagina que Príamo, descontento por las dotes proféticas de su hija y temiendo las burlas de los troyanos, la encierra, bajo custodia de un vigilante encargado de transmitirle sus palabras. Se pretende que el poema reproduce las profecías de la muchacha.

(Pierre Grimal. Diccionario de la mitología griega y romana. Edit. Paidós. Barcelona. 1981)

 

   Segovia, 8 de febrero 2025

             Juan Barquilla Cadenas.