MITOLOGÍA: CIRCE
Circe es hija de Helios (el dios Sol) y de Perseis, hija de Océano.
Es hermana de Eetes, rey de Cólquide (costa del mar Negro) y guardián del “vellocino de oro”, y de Pasifae, esposa de Minos, rey de Creta.
Habita en la isla de Eea, que los autores sitúan diversamente. En la leyenda odiseica, esta isla se encuentra en Italia.
Cuando Ulises, después de sus aventuras en el país de los “lestrigones” remonta la costa italiana y se detiene en la isla de Eea, envía en reconocimiento de la isla a la mitad de su tripulación, al mando de Euríloco.
El grupo penetra en un bosque y llega a un valle donde los hombres descubren un brillante palacio. Entran en él, con excepción de Euríloco, que decide permanecer a la defensiva, ocultándose y observando la acogida de que se hace objeto a sus compañeros.
Los griegos son bien acogidos por la dueña del palacio, que no es otra sino la maga Circe.
Ésta les invita a sentarse y participar en un banquete, y los marineros aceptan encantados.
Pero tan pronto como han probado los manjares y bebidas, Euríloco ve cómo Circe toca a los invitados con una varita y los transforma en animales diversos: cerdos, leones, perros…cada uno, dícese, según la tendencia profunda de su carácter y su naturaleza. Luego la maga los empuja hacia los establos, ya repletos de animales semejantes.
Ante este espectáculo, Euríloco se apresura a escapar y vuelve adonde está Ulises, a quien cuenta lo sucedido.
Ulises decide entonces ir personalmente junto a la maga para tratar de salvar a sus compañeros.
Vagaba Ulises por el bosque preguntándose cómo podía liberar a sus hombres, cuando se le aparece el dios Hermes (mensajero de los dioses), quien le da el secreto para escapar a las brujerías de Circe: si echa en el brebaje que ella le dé una planta mágica llamada “moly”, nada tiene que temer; le bastará con desenvainar la espada para que Circe pronuncie todos los juramentos que él quiera y desencante a sus amigos. Y acaba entregándole una planta de “moly”.
Entonces Ulises se presenta a la maga, que lo recibe como había hecho con sus compañeros, y le ofrece de beber. Ulises bebe, pero teniendo la precaución de mezclar “moly” en el contenido de la copa.
Cuando Circe lo toca con su varita, él permanece insensible al encantamiento y saca la espada amenazando con matarla; pero ella lo apacigua y jura por la Éstige que no le causará daño alguno ni tampoco a los suyos. Devuelve luego a los marineros a su forma humana, y Ulises pasa junto a ella un mes de delicias (según algunos autores, un año). Durante este tiempo tuvo con la maga un hijo llamado Telégono.
Cuando Ulises se marchó de la isla no sabía que Circe estaba embarazada.
Telégono fue criado en la isla de su madre Circe, después de la partida de Ulises. Llegado a la edad viril, supo quién era su padre y se dirigió a Ítaca para darse a conocer a él.
Una vez allí, comenzó por apoderarse de parte del ganado que pertenecía a Ulises. Éste quiso defender sus bienes, y en la pelea fue herido por su hijo, cuya lanza llevaba las espinas de una raya (pez que se creía causaba heridas mortales) y Ulises murió.
Telégono reconoció entonces a su víctima y lloró amargamente su crimen.
Condujo el cadáver de Ulises, al que quisieron acompañar su esposa Penélope y Telémaco, hijo de ella y Ulises, a Eea, la isla de Circe.
Allí Telégono se casó con Penélope. Circe los hizo inmortales y los envió a los dos a las islas Afortunadas. Del matrimonio de Telégono y Penélope se pretendía a veces que había nacido Ítalo, héroe epónimo de Italia. También se atribuye a Telégono la fundación de Túsculo y, a veces, la de Preneste.
Por su parte, Telémaco se casó con Circe.
En la leyenda de los “argonautas”, Circe interviene durante el viaje de regreso de éstos.
Los “argonautas” es una expedición, a la Cólquide (costas del mar Negro), formada por los principales héroes griegos, al mando de los cuales estaba Jasón, príncipe de Yolcos (Tesalia).
Su objetivo: conseguir y traer a Yolcos el “vellocino de oro” (la piel de un carnero cuya lana era de oro, y que estaba custodiado por un dragón).
Jasón había sido privado del trono de Yolcos por su tío Pelias, y éste le ofreció el trono si conseguía traerle el “vellocino de oro” (pensando que era una empresa imposible de realizar).
Con la ayuda de su diosa protectora, Hera, Jasón obtiene una nave mágica, la célebre “Argo” y una tripulación formada por héroes griegos.
Cuando llegan a la Cólquide, el rey Eetes le impone como condición para que se lleve el “vellocino de oro” una serie de retos imposibles de realizar, entre ellos uncir en un yugo a dos toros de bronce que resoplan fuego.
La hija de Eetes, la hechicera Medea, se enamora de Jasón y lo ayuda en el cumplimiento de estas tareas, con la condición de que se case con ella y la lleve con él a Grecia.
Con ayuda de Medea adormecen al dragón que custodia el “vellocino de oro”.
Una vez que se han apoderado de él, huyen de la Cólquide, pero Eetes sale en persecución de ellos.
Medea, para retrasar la persecución de su padre, mata y despedaza en trozos a su hermano pequeño Apsirto, que se había llevado consigo de rehén.
Circe interviene durante el viaje de regreso de los argonautas.
El barco de los argonautas se detiene en la isla de Eea, donde Medea es recibida por la maga Circe, que es tía suya. Circe purifica a Medea y a Jasón de la muerte de Apsirto, pero se niega a dar hospitalidad a Jasón, limitándose a sostener una larga conversación con su sobrina Medea.
También se le atribuye a Circe la transformación de Escila, que era su rival en el afecto del dios marino Glauco, en un monstruo.
Escila es un monstruo marino emboscado en el estrecho de Mesina (en la costa italiana). Se trata de una mujer cuyo cuerpo, en su parte inferior, está rodeada de perros, seis animales feroces que devoran cuanto pasa a su alcance.
Cuando la nave de Ulises llegó costeando, a la gruta que servía de guarida al monstruo, los perros salieron y devoraron a seis de los compañeros del héroe.
En la “Odisea”, Escila es presentada como hija de una diosa llamada Crateis. En otras partes, su padre se llama Trieno o bien Forcis, el dios marino.
Escila se había convertido en el horrible monstruo descrito en la Odisea, según Ovidio, debido a que el dios marino Glauco amaba a Escila y por ella rehusó el amor de Circe. La maga, irritada, quiso vengarse de su rival y mezcló hierbas mágicas en el agua de la fuente donde Escila se bañaba. Inmediatamente Escila quedó transformada; la parte superior de su cuerpo no cambió, pero de la ingle le nacieron seis espantosos perros.
Se decía también que Poseidón estaba enamorado de la joven, y que su esposa Anfítrite, celosa, había pedido a Circe que metamorfoseara a la desgraciada. O bien que Escila, enamorada de Glauco, se había negado a las solicitudes de Poseidón, el cual la había castigado de este modo.
La muerte de Escila era atribuida a veces a Heracles.
Cuando éste atravesó la Italia meridional de regreso del país de Geriones, Escila devoró cierto número de bueyes del rebaño que aquél conducía. Entonces Heracles entabló combate con ella y la mató. Sin embargo, Forcis, después, sirviéndose de antorchas encendidas, habría devuelto la vida a su hija por arte mágica.
(Pierre Grimal. Diccionario de mitología griega y romana. Edit. Paidós).
Circe le dio consejos a Ulises.
Lo envió a consultar el alma del adivino Tiresias para saber los medios de su regreso a Ítaca. Le indica cómo tiene que llegar al mundo del Hades. [Los vientos te llevarán más allá de las tierras y los mares, hasta el límite mismo del mundo de los vivos. Allí hay una playa con un bosque de álamos negros y mansas aguas oscuras sobre las que se ciernen unos sauces. Es la entrada al inframundo. Allí has de cavar un hoyo del tamaño que te indicaré. Llénalo con la sangre de una oveja negra y un carnero, y haz libaciones a su alrededor.
Las sombras (las almas de los muertos) hambrientas acudirán en tropel. Estarán desesperadas por esa vida después de tanto tiempo en la oscuridad. Debes mantenerlas alejadas de la sangre hasta la llegada de Tiresias. Él beberá su parte y después te dará su consejo] (Madeline Miller. Circe. Una heroína. Una hechicera. Una mujer que encuentra su poder. Alianza Editorial). (1)
Tiresias le comunica a Ulises que llegará a su patria solo y en un barco extranjero; que tendría que vengarse en ella de los pretendientes (de su esposa Penélope) y, más tarde, partir otra vez, con un remo al hombro, en busca de un pueblo que no conozca la navegación. Allí ofrecerá un sacrificio expiatorio a Poseidón y, finalmente, morirá, de edad avanzada, en medio de la dicha y lejos del mar.
Después de haber visto en el inframundo a cierto número de héroes entre los muertos evocados (Agamenón, Ayax, Héctor, Aquiles, Patroclo), Ulises vuelve a la mansión de Circe, que le da varios consejos sobre lo que ha de hacer en su viaje a Ítaca.
Ulises le dice a Circe que Tiresias le ha descrito el camino para llegar a Itaca y que ha de pasar por “Trinacria” (Sicilia), y que allí están las vacas sagradas de Helios. Que, si no molesta al ganado, llegará a casa con sus hombres, pero si las vacas sufren algún daño, que el padre de Circe (Helios) dará rienda suelta a su ira.
Circe le aconseja que no recale allí y que no pise siquiera su orilla. Si encalláis, le dice que no salgan de la playa. Que no vayan a ver los rebaños. No sabes – le dice – la tentación que supondrán sobre todo si estáis hambrientos.
Y, en efecto, cuando su barco pasaba junto a “Trinacria”, estalló una tormenta que los obligó a atracar en la isla. Ulises hizo guardia durante días, después de prohibirles a sus compañeros acercarse a las vacas sagradas de Helios, pero la tormenta no cesaba, el barco encalló y Ulises acabó por quedarse dormido. Mientras dormía, sus hombres mataron algunas vacas. Helios los castigó. Cuando Ulises se hizo a la mar de nuevo, el barco se hizo añicos. Todos sus hombres se ahogaron.
También Circe le advirtió a Ulises del peligro de las “sirenas”, aves con cabeza de mujer que atraían a los marineros con sus cantos. Se encaramaban en escarpadas rocas y cantaban. Sus voces eran tan dulces que los hombres perdían la razón al oírlas.
Circe le aconseja a Odiseo que tape las orejas de sus hombres con cera para pasar sanos y salvos junto a ellas, y que se ate él al mástil con los oídos libres para poder ser el primero en oir su encantadora canción y sobrevivir.
También le advierte que ha de pasar por donde se encuentran el monstruo de Escila, y le dice que no hay arma alguna que pueda usar contra ella.
Después Ulises emprendió su viaje hacia Ítaca.
(Op. cit. (1).
Segovia, 12 de noviembre del 2022
Juan Barquilla Cadenas.