ARISTÓFANES : “PLUTO”: Pasajes varios
Aristófanes (450 a. de C. -385 a. de C.) era considerado como el más brillante autor de comedias de la literatura griega.
Intervino en las luchas y polémicas de Atenas a favor del partido aristocrático sirviéndose del teatro como campo de batalla.
Conservador en sus gustos y en su actitud política, Aristófanes lleva al teatro las cuestiones sociales, políticas, artísticas y religiosas de la Atenas de su época, criticando con dureza y humor satírico las novedades que considera demagógicas e inoportunas.
Dirigió su capacidad satírica contra los renovadores del pensamiento como Sócrates, y contra los innovadores del teatro, como Eurípides.
En el curso de la guerra del Peloponeso, Esparta derrotó a Atenas y aunque esta situación favoreció al partido aristocrático que se instaló en el poder, la libertad de expresión desapareció, lo que modificó la actitud de Aristófanes como escritor y le impidió seguir tratando en la escena temas políticos de actualidad.
Este hecho determinó la división de sus obras en dos grandes grupos: las escritas antes y después de dicho hecho.
De la primera época son “Los acarnienses”, en la que se manifiesta la actitud antibélica del autor; “Los caballeros”, ataque contra el demagogo Cleón; “Las nubes”, sátira de la filosofía y la pedagogía nuevas, en que ataca a Sócrates y a los “sofistas”; “Las avispas”, sobre la pasión que mostraban los atenienses por los procesos judiciales; “La paz”, obra antibelicista; “Las aves”, en la que describe el reino de los pájaros; “Lisístrata”, obra en la que las mujeres de Atenas acuerdan abstenerse de actividades sexuales mientras sus maridos sigan guerreando; “Las tesmoforias”, parodia de las obras de Eurípides.
De la segunda época son “La asamblea”, en la que Aristófanes satiriza un Estado imaginario regido por mujeres, y “Pluto”. (Wikipedia).(1)
La comedia “Pluto” es la última obra que Aristófanes puso en escena con su nombre.
La “comedia antigua” de Aristófanes y sus competidores tocaba a su fin en una sociedad menos política y de gustos más burgueses y modernos, con menos lugar para el ataque personal, la obscenidad y la grosería.
Es otra Atenas la que encontramos en este momento. Atenas se ha, en cierto modo, recuperado: ha entrado junto con Tebas y Corinto en una alianza anti-espartana apoyada económicamente por los persas; y el almirante Conón ha derrotado en Salamina de Chipre a la flota espartana y ha reconstruido las murallas de Atenas.
En el “Pluto” se alude al cuerpo expedicionario ateniense en Corinto, a la ayuda económica persa, a personajes como Trasíbulo (que restauró la democracia en Atenas e intervino luego en la guerra civil), Timoteo, hijo de Conón, y Agirrio, que introdujo el salario de los asambleístas.
Y este hecho mismo de que hubiera que introducir un salario para que los atenienses fueran a la Asamblea indica la degradación de la política, el desengaño.
La situación económica era mala, sobre todo la de los labradores.
En definitiva, Atenas hubo de entrar, poco después de la fecha de la comedia, en la paz de Antálcidas, concertada por los griegos con el rey de Persia el año 386 a. de C. y que dejaba en manos de aquél a los griegos de Asia.
Cierto que hubo más tarde intervenciones de Atenas en la política internacional, cuando fundó la segunda Liga Marítima; pero la decadencia de la democracia es clara, basta leer a Demóstenes.
Al final, Filipo de Macedonia la puso fin el año 338 a. de C., cincuenta años después de Pluto.
Una obra como el “Pluto” anticipa ya, en cierta medida, la “comedia media”, a la que seguirá la “comedia nueva” de Menandro, que tocará temas de uniones eróticas que acaban en bodas, a satisfacción de todos.
Los problemas que este nuevo tipo de comedias va a resolver son los de la gente común de Atenas, los de sus vidas privadas, no los de la sociedad y la política de la ciudad.
Será la nueva forma a través de la cual la comedia griega, continuada por Terencio y Plauto, llegará a nosotros.
Los temas económicos y privados son los dominantes, las alusiones a la vida pública escasas, disminuyen la agresividad y las alusiones personales.
También la estructura varía: decrece la importancia del coro y de los “agones” tradicionales.
(Aristófanes. Las nubes. Las ranas. Pluto. Edición de Francisco Rodríguez Adrados y Juan Rodríguez Somolinos. Edit. Cátedra). (2)
“Pluto” (Πλοῦτος) es una comedia escrita hacia el 380 a. de C.
La obra está protagonizada por Pluto, el dios de la riqueza, y como la mayoría de sus obras es una sátira política de la Atenas de la época que incluye un maestro estúpido, un esclavo insubordinado y muchos ataques a la moral de entonces.
Los personajes principales son Crémilo (Χρεμύλος), ciudadano ateniense anciano, y su esclavo Carión (Καρίων). Crémilo se ve a sí mismo y a su familia como virtuosos pero pobres. Está preocupado por ello y pide consejo a un oráculo. La obra comienza justo después de haber recibido el consejo de seguir al primer hombre con el que se encuentre y convencerle de que le acompañe a su casa. Este hombre (ciego y mal vestido) resulta ser el dios de la riqueza (Pluto).
La primera parte de la obra examina cómo la riqueza no es repartida entre los virtuosos ni necesariamente entre los no virtuosos, sino que está distribuida aleatoriamente. Crémilo está convencido de que, si se restituyera la vista a Pluto, estos errores podrían rectificarse y el mundo sería un lugar mejor.
La segunda parte presenta a la diosa “Penía”, personificación de la Pobreza y la Necesidad, quien refuta el razonamiento de Crémilo de que es mejor ser rico, argumentando que sin pobreza no habría esclavos (pues todos ellos podrían comprar su libertad) ni tampoco comidas o bienes lujosos (pues nadie trabajaría si todos fueran ricos).
Finalmente, se muestra a Pluto con su vista sanada. Pluto da riquezas a algunos y se las quita a los que no son virtuosos. Esto hace que surjan comentarios rencorosos y clamores de injusticia por parte de los que han perdido sus riquezas.
La obra se habría representado ante los dirigentes atenienses de la época. Casi todos ellos habrían sido ricos, y muchos no habrían sido virtuosos.
Aristófanes guarda deliberadamente para ellos sus más mordaces ataques. (op. cit. (1) ).
Pluto, por su carácter didáctico y por su carencia, precisamente, de los temas propiamente aristofánicos, fue muy gustada en la Antigüedad, como se demuestra por la abundancia de su tradición manuscrita.
Y en la época del Humanismo y tiempos posteriores fue la más aceptada de todas las obras de Aristófanes.
PASAJE 1
Carión (esclavo de Crémilo): ¡Qué duro es Zeus y los demás dioses, llegar a ser esclavo de un amo que está loco! Porque si, por un casual, el esclavo dice lo mejor, pero al dueño no le parece que es así, fuerza es que el servidor reciba su parte de las desgracias de él. Pues la divinidad no deja que tenga poder sobre su cuerpo aquél al que pertenece, sólo el que lo ha comprado.
Pero a Loxias (Apolo), “que vaticina desde un trípode labrado en oro”, le hago un justo reproche: que siendo médico y sabio adivino, según dicen, me ha devuelto a mi amo trastornado. ¡Viene detrás de un ciego, haciendo lo contrario de lo que debería!
Pues los que tenemos vista servimos de guías a los ciegos, mientras que él le sigue y me fuerza a mí a hacerlo. ¡Y esto, sin contarme ni pío! (A Crémilo) Pero yo, amo, no voy a callarme si no me dices por qué vamos detrás de este individuo: voy a crearte problemas. Porque no vas a darme bastonazos mientras lleve corona. (La corona protege al que la lleva al unirlo a la esfera del culto).
Crémilo: Por Zeus, si me das la lata, voy a dártelos después de quitarte la corona, así te dolerá más.
Carión: Tonterías. No voy a callarme mientras no me digas quién es ése. Te estoy preguntando porque te quiero bien, pero que muy bien.
Crémilo: No voy a ocultártelo: de mis criados creo que eres el más fiel y el más ladrón. (comienza su relato) Yo, siendo un hombre piadoso y honrado lo pasaba mal y era pobre…
Carión: Ya lo sé.
Crémilo: y entre tanto otros, políticos sacrílegos, eran ricos, y los sicofantas (denunciante profesional) y los malvados.
Carión: Me lo creo.
Crémilo: Por eso me fui a consultar al dios. Pensaba que mi vida, la de este pobre desgraciado había disparado ya todas sus flechas, pero lo hacía para averiguar si mi hijo, el único que tengo, debería cambiar de conducta y ser trapacero, injusto, honesto en nada, pues me convencí de que es lo único que va bien en la vida.
Carión: “Y Febo (Apolo), ¿qué profirió de entre las guirnaldas”? (Se refiere a las guirnaldas de la Pitonisa, la sacerdotisa que era su “médium”).
Crémilo: Vas a enterarte. Con toda claridad el dios me dijo así: del primero con el que me encontrara al salir, me ordenó que de ése no me separara y le convenciera para que me acompañara a casa.
Carión: ¿Y no te das cuenta de la intención del dios, que te indicaba, torpe, del modo más claro, que tu hijo debía cultivar el modo de ser propio del país? (es decir, descarado y vicioso).
Crémilo: ¿Por qué crees eso?
Carión: Es bien claro que hasta a un ciego le resulta evidente darse cuenta de que es muy conveniente no cultivar ninguna cosa decente entre estos hombres de hoy.
Crémilo: Imposible que el oráculo incline hacia esto su balanza, sólo a otra cosa más grande. Si este individuo se aclara sobre quién es y por qué y con qué intención ha venido con nosotros hasta aquí, entonces podremos enterarnos de qué quiere decir el oráculo.
Pasaje 2
…. Pluto: Es que si llegáis a enteraros de quién soy, sé muy bien que vais a hacerme daño y no vais a soltarme.
…. Pluto: Escuchadme. Porque, según parece, tengo que decir lo que estaba dispuesto a callar. Soy Pluto.
Crémilo: ¿Tú Pluto, en esa facha miserable? Oh Febo Apolo y dioses y espíritus y Zeus, ¿qué estás diciendo? ¿Eres él, de verdad?
Pluto: Sí
… Crémilo (aludiendo a la ceguera) Y esa desgracia ¿cómo te sucedió? Cuéntamelo.
Pluto: Me la hizo Zeus, por envidia a los hombres. Pues yo, cuando era muchacho, lancé la amenaza de que sólo iría con los hombres justos, sabios y honorables. Y él me dejó ciego para que no pudiera reconocer a ninguno de éstos. Hasta tal punto envidia a la gente honrada.
Crémilo: Pues la verdad es que sólo lo veneran los hombres buenos y justos.
Pluto: Estoy de acuerdo.
Crémilo: Veamos. Si vuelves a tener vista como antes, ¿vas a huir ahora ya de los malos?
Pluto: Te lo aseguro.
Crémilo: ¿Y vas a ir con los justos?
Pluto: Desde luego, porque hace mucho que no los veo.
Carión: Nada de extraño: tampoco yo, que tengo vista.
Pluto: ¿No decía yo que ibais a crearme problemas?
Crémilo: Por favor, hazme caso, no me abandones. Por mucho que busques, no vas a encontrar un hombre de mejor carácter que yo….
Pluto: Eso es lo que dicen todos, pero cuando se adueñan de mí de verdad y se hacen ricos, descuellan al máximo en sinvergonzonería.
… Crémilo: Pues para que sepas cuánta felicidad vas a tener si te quedas con nosotros, presta atención para que te enteres. Espero, espero – sea dicho con aprobación de un dios – que voy a curarte de tu ceguera y hacer que veas.
… Pluto: Bien sé que Zeus si se enterara de las estupideces de éstos, me machacaría.
Crémilo: ¿Y no lo está haciendo ahora mismo, cuando te deja ir de un lado a otro dando tropezones?
Pluto: No lo sé, pero le tengo un miedo horrible.
Crémilo: ¿De verdad, oh el más cobarde de todos los dioses? ¿Crees que el poder de Zeus y sus rayos valen ni tres óbolos si recobras la vista aunque sea por muy poco tiempo?
Pluto: No digas eso, desgraciado
… Crémilo: Porque ni uno solo de los hombres sacrificaría ni un buey ni una torta ni ninguna otra cosa, no queriéndolo tú.
Pluto: ¿Cómo?
Crémilo: ¿Que cómo? No pueden hacer ninguna compra si tú no estás al lado y les das la pasta. De forma que el poder de Zeus, si nos fastidia, tú solo vas a echarlo por tierra.
Pluto: ¿Qué estás diciendo? ¿Por causa mía le hacen sacrificios?
Crémilo: Así lo afirmo. Y, por Zeus, si hay algo que sea brillante y hermoso o agradable para los hombres, de ti viene. Pues todo está subordinado a la riqueza.
Carión: Así yo, por ejemplo, por una pizca de pasta me he convertido en esclavo, de libre que era antes.
Crémilo: Y dicen que las putas de Corinto si da la casualidad de que es un pobre el que pretende sus servicios, no le hacen ni caso. Pero si es un rico, hasta le ponen el culo.
Carión: Y dicen que igual hacen los jovencitos y no por los amantes, sino por el dinero.
… Crémilo: Y todos los oficios y todos los trucos han sido descubiertos entre los hombres por tu causa. Uno, sentado, trabaja el cuero, otro trabaja como herrero, otro como carpintero, otro es orfebre y es de ti de quien obtuvo el oro…
…Carión: Y la política, ¿no es toda por causa de ti? Pues tú solo eres el causante de todo, de los males y los bienes, sábelo bien.
Crémilo: En la guerra por lo menos siempre vencen aquellos en quienes éste toma asiento.
Pluto: ¿Soy capaz de hacer yo solo cosas tan grandes?
Crémilo: Sí, por Zeus, y mucho más: por eso, nadie se ha saciado de ti nunca. Pues de todas las demás cosas viene el hartazgo: del amor…
… Crémilo: … mientras que de ti nadie quedó jamás saciado. Porque si uno coge trece talentos, desea mucho más coger dieciséis; y si consigue esto, quiere cuarenta y dice que, si no, no le merece la pena vivir.
…Crémilo: No te preocupes por nada, porque si te haces hombre animoso para obrar, te voy a devolver una vista más aguda que la de Linceo (uno de los argonautas cuya agudeza de vista era proverbial. Podía ver incluso el interior de la tierra).
Pasaje 3
Luego deciden curar la ceguera al dios Pluto.
Crémilo: Por Zeus, eso que hace rato estaba yo meditando, hacerle dormir en el templo de Asclepio (dios de la medicina), es lo mejor.
Pero cuando van a salir hacia el templo, entra Pobreza con vestiduras y aspecto lamentable.
Pobreza: Voy a destruiros malamente, ya que sois malos: pues osáis una osadía intolerable, una que jamás osó ninguno, dios ni hombre. Estáis perdidos.
Crémilo: y tú, ¿quién eres? Estás macilenta, a lo que veo.
Blepsidemo (un amigo de Crémilo): Quizá sea una Erinis (diosa de la venganza) sacada de una tragedia: su mirada es de locura o de tragedia.
… Pobreza: ¿Sabéis quién soy?
… Pobreza: Soy la que voy a hacer que hoy mismo paguéis la pena por buscar hacerme desaparecer de aquí.
Blepsidemo: ¿Acaso es la tabernera de mi vecindad que siempre me defrauda al servirme un cuartillo?
Pobreza: Soy Pobreza que vivo con vosotros hace muchos años.
Blepsidemo: ¡Señor Apolo y los demás dioses! ¿A dónde huir? (emprende la huida).
Crémilo: Tú, ¿qué haces? Bestia cobarde, ¿no vas a estarte quieto?
Blepsidemo: De ninguna manera.
Crémilo: ¿No vas a quedarte quieto? ¿Dos hombres huiremos de una sola mujer?
Blepsidemo: Es que es Pobreza, estúpido, no ha nacido bicho más pernicioso.
… Pobreza: ¿Os atrevéis a gruñir, canallas, cuando os han pillado “in fraganti” realizando maldades?
Crémilo: Y tú mueras de mala muerte, ¿por qué has venido a insultarnos sin que hayamos hecho nada?
Pobreza: ¿Creéis, por los dioses, que no me hacéis injusticia al intentar que Pluto recobre la vista?
Crémilo: Pero, ¿en qué te agraviamos si procuramos felicidad a todos los hombres?
Pobreza: Pero ¿de qué felicidad podéis hablar?
Crémilo: ¿Qué de cuál? Lo primero, expulsarte de Grecia.
Pobreza: ¿Expulsarme a mí? ¿Qué mal mayor que éste pensáis que podéis hacer a los hombres?
… Pobreza: Pues bien, sobre esto mismo quiero, antes de nada, daros mis razones. Y si demuestro que de los bienes todos soy yo la causante para vosotros y que gracias a mí vivís vosotros… pero si no, haced lo que queráis.
Pobreza: Aprende de mí: pues estoy segura de que con la mayor facilidad demostraré que estás equivocado en todo cuando dices, que vas a hacer ricos a los hombres justos…
Crémilo: Creo que para todos por igual es fácil saber esto, que es justo que sean ricos los hombres honrados y los malos y los ateos al revés que éstos.
Deseando esto, nosotros con apuros conseguimos hallar un plan hermoso y noble y útil para todos.
Pues si Pluto ahora vuelve a ver y no va deambulando ciego, irá en busca de los hombres honestos y no los dejará y de los malos y de los ateos huirá; y los hará buenos a todos y ricos por supuesto y devotos de lo divino.
Pues bien, ¿quién podría encontrar nada mejor que esto para los hombres?
Blepsidemo: Ninguno: de esto soy yo testigo. No le preguntes a ésa.
Crémilo: Según es ahora la vida para los hombres, ¿quién no pensaría que es locura y desgracia y peor que esto?
Pues muchos hombres, siendo malos, son ricos habiendo logrado el dinero injustamente; y muchos que son muy buenos lo pasan mal y son pobres y (mirando a Pobreza) están contigo las más veces.
No hay, lo aseguro, si Pluto recobra la vista y acaba con ésta, ningún camino que, recorriéndolo, pueda dar mayor felicidad a los hombres.
Pobreza: Pero, ¡oh los dos hombres más fáciles de convencer para hacer insensateces, los dos viejecitos, compañeros de comparsa del delirio y la locura!, si sucediera eso que queréis, os aseguro que no os aprovecharía.
Porque si Pluto ve de nuevo y se reparte por igual, ningún hombre ejercerá un oficio ni una industria (actividad); y desaparecidas ambas cosas entre vosotros, ¿quién querrá ser herrero o constructor de barcos o coser o ser carrero o ser zapatero o fabricar ladrillos o lavar o curtir pieles o, tras abrir el suelo de la tierra con arados, cosechar el fruto de Deméter, cuando os sea posible vivir en la holganza, descuidados de todo eso?
Crémilo: Dices tonterías. Pues todo eso que has dicho lo trabajarán nuestros servidores.
Pobreza: ¿Y de dónde sacarás servidores?
Crémilo: Es claro, los compraremos con nuestro dinero.
Pobreza: ¿Y quién será el vendedor si también él tiene dinero?
Crémilo: Alguien que quiera sacar ganancia, un mercader que venga de Tesalia, de donde hay insaciables tratantes de esclavos.
Pobreza: Pero, para empezar, no habrá ni un tratante de esclavos, según las razones que nos cuentas. Pues ¿qué rico va a querer hacer eso, poniendo en riesgo su vida?
De modo que, forzado a arar tú mismo y a cavar y a los otros trabajos, vas a pasar una vida más penosa que la de ahora.
Pobreza: Y luego, no podrás ni dormir en una cama – pues no las habrá ni sobre tapices- ¿pues quién va a querer tejerlos, si tiene oro? Ni con perfumes vertidos gota a gota podréis los dos perfumar a la novia, cuando os la llevéis a casa, ni adornarla con gran gasto en vestidos de púrpura de bellos dibujos.
Y sin embargo, ¿para qué ser rico si uno carece de todo eso?
En cambio, yo puedo procuraros fácilmente todo eso de que carecéis; pues yo estoy sentada como un ama que al artesano le obliga a buscar por su necesidad y su pobreza, de dónde se ganará la vida.
… Crémilo: ¿Pero no decimos que la pobreza es hermana de la miseria?
Pobreza: Eso vosotros, los que decís que Dionisio es semejante a Trasíbulo (jefe del partido moderado ateniense que hizo la paz con Esparta y luego restauró la democracia; y lo compara con Dionisio, el tirano de Siracusa).
Pero mi vida no ha tenido que sufrir esto, por Zeus ni va a sufrirlo.
Pues la vida del mendigo, de la que hablas, es vivir sin tener nada; mientras que es cosa del pobre el vivir escatimando y aferrado al trabajo y que no le sobre nada, pero tampoco le falte.
Crémilo: ¡Qué feliz, oh Deméter, has descrito su vida si tras escatimar y trabajar no va a dejar ni para el entierro!
Pobreza: Intentas burlarte y ridiculizarme olvidándote de toda seriedad, sin darte cuenta de que crío hombres mejores que Pluto por su espíritu y su cuerpo. Pues junto a él hay gotosos y panzudos e hinchados de piernas y ultrajantemente gordos; y junto a mí hay hombres enjutos y de talle de avispa y peligrosos para los enemigos.
Crémilo: Ese talle de avispa quizá se lo des con el hambre.
…Pobreza: Mira pues a los políticos en las ciudades, cómo, cuando son pobres, son justos para el pueblo y la ciudad, pero cuando se enriquecen de los fondos públicos, enseguida se os han convertido en injustos: conspiran contra la democracia y se enfrentan al pueblo.
Crémilo: No mientes en nada de esto, aunque eres una mala lengua.
… Pobreza: Un día vosotros todavía me pediréis que venga.
Pasaje 4
Crémilo: Esta maldita se ha largado. Tú y yo vamos a llevar a toda prisa al dios para acostarle en el templo de Asclepio.
…. Carión: Mi amo ha tenido una fortuna extraordinaria, pero aún más el propio Pluto, pues en vez de estar ciego, ha recobrado la vista y brillan sus pupilas desde que encontró favorable a Asclepio sanador.
…Mujer de Crémilo: ¡Qué poder tienes, oh señor y dueño! – Pero dime, ¿dónde está Pluto?
Carión: Ya viene. Pero había en torno suyo una multitud enorme. Pues los que antes eran justos y tenían pocos recursos de vida, le abrazaban y le daban la mano todos de puro placer; mientras que los que eran ricos y tenían una gran fortuna, pero habían adquirido su riqueza de manera no justa, fruncían las cejas y ponían mala cara. Pero los primeros seguían detrás de él coronados, riendo, lanzando palabras de buen agüero; y la zapatilla de los viejos resonaba con sus rítmicos pasos. Pero ¡ea!, todos a una palabra bailad y saltad y danzad, porque nadie va a deciros al volver a casa que no queda harina en el saco.
Pluto: Adoro lo primero al Sol, luego el suelo glorioso de Palas (de Atenea. Es decir, de Atenas) y toda la tierra de Cécrope (primer rey de Atenas. Se refiere al Ática), que me ha acogido. Y me avergüenzo de mis desdichas: con qué hombres trataba, sin darme cuenta, mientras que huía de los que eran dignos de mi compañía.
No sabía nada. Desdichado de mí, que no hacía bien ni aquello ni esto. Pero, dándole a todo la vuelta, mostraré en adelante a todos los hombres que era contra mi voluntad como me entregaba a los malos.
Carión: ¡Qué agradable es, amigos, nadar en la abundancia, sobre todo sin haber puesto uno nada de su parte! Pues a nosotros un montón de felicidades se nos han metido en casa y eso sin haber sido deshonestos.
Así es de agradable el ser rico. El arca está llena de blanca harina, los cántaros de oloroso vino tinto. Y todos nuestros utensilios domésticos están llenos de plata y oro, hasta producir admiración. Y la cisterna está llena de aceite; y los esencieros están llenos de perfume y el granero de higos secos.
Toda vinagrera, todo plato, toda marmita se ha hecho de bronce; y las fuentes desportilladas del pescado, se puede verlas de plata. Y nuestra lámpara, de repente, se ha hecho de marfil.
Los servidores jugamos a pares y a nones con monedas de oro; y nos limpiamos el culo no con piedras, sino con tallos de ajo, de puro refinamiento. Y ahora el amo sacrifica dentro, coronado, un cerdo, un macho cabrío y un carnero. A mí me ha echado fuera el humo, pues no era capaz de seguir dentro; me mordía los párpados…..
(Aristófanes. Las nubes. Las ranas. Pluto. Edición de Francisco Rodríguez Adrados y Juan Rodríguez Somolinos. Edit. Cátedra).
Segovia, 26 de octubre del 2024
Juan Barquilla Cadenas.