“La DEMOCRACIA”
“Salus populi lex suprema esto” Cicerón (De legibus III, 8): “Que la salvación del pueblo sea la ley suprema”.
“Legum omnes servi sumus, ut liberi esse possumus” Cicerón (Oratio pro A. Cluentio, LIII): “Todos somos esclavos de las leyes para que podamos ser libres”.
La palabra “democracia” es uno de los términos más importantes inventados por los Griegos.
Significa “el gobierno del pueblo” < δῆμος =pueblo y κράτος = poder, soberanía.
En Grecia la democracia era participativa: los ciudadanos participaban directamente en las Asambleas y en los órganos del gobierno, aunque había algunas excepciones como las mujeres, los niños y los esclavos.
Con la “democracia” , como sistema de gobierno, alcanzó Atenas su máximo apogeo en todos los aspectos: económicos, políticos, sociales y culturales. Esto ocurrió en el siglo V a. de C., cuando estaba al frente del Estado ateniense Pericles.
La democracia ateniense se caracterizaba por la παρρησία=libertad de palabra y por la ισονομία=igualdad ante la ley. Los cargos públicos, excepto los “estrategos” (generales del ejército) y algunos altos funcionarios de las finanzas (tesoreros) eran elegidos por sorteo entre los ciudadanos. Los tribunales de justicia eran elegidos por sorteo igualmente entre aquellos ciudadanos que se presentaban para este cargo.
De esta “democracia griega” han tomado bastante, al menos de su “espíritu”, las democracias occidentales.
Nuestra “Constitución” es una “Constitución democrática”, aunque no es “participativa” sino “representativa”: cada cuatro años elegimos a los diputados y senadores que nos representen según nuestras ideas y formas de ver las cosas.
Nuestra democracia y también nuestra Constitución tienen como base los “derechos humanos fundamentales”; estos derechos no se realizan todos al cien por cien, pero es una aspiración y objetivo de la democracia su cumplimiento para todos los ciudadanos.
Algunos de los derechos más importantes auspiciados por la democracia y expresados en nuestra Constitución son: El derecho a expresar nuestras opiniones y tener nuestras creencias; el derecho a la vida, que es el más importante de todos los derechos; el derecho a un trabajo digno; el derecho a la propiedad; el derecho a la educación y a la sanidad; el derecho a una justicia gratuita; el derecho a una vivienda digna; el derecho a residir donde uno quiera; el derecho a la intimidad; el derecho a la defensa en caso de ser inculpado por algún delito; el derecho al matrimonio y a la familia; el derecho a ser elegido en un cargo público, etc.
La democracia y la Constitución nos otorgan una serie de derechos y nos impone algunos deberes, como el pago de impuestos y, aun siendo esto muy importante para la vida de los ciudadanos, la democracia implica también una actitud y una forma de ser que es muy distinta a la que suele darse en formas de gobiernos tiránicos o dictatoriales.
Esa actitud democrática se va extendiendo a las familias, a las relaciones entre padres e hijos y a las relaciones entre las parejas. Está permitido el divorcio en el caso de que haya problemas graves entre la pareja. También se extiende a la educación, a las relaciones entre profesores y alumnos y a los claustros de profesores. También esa actitud democrática ha de estar presente en las Instituciones del Estado. En primer lugar en los Tribunales de Justicia: las leyes, que tienen su base en la Constitución, han de ser “democráticas”. También han de tener esta actitud los jueces, los magistrados y fiscales.
También la democracia debe estar inscrita en la Institución del Ejército, desde la escala más básica del soldado hasta los más altos mandos del ejército. Así mismo en los cuerpos militares de la policía y de la guardia civil.
Igualmente esta actitud democrática ha de darse en los funcionarios del Estado y en los Sindicatos, tanto de trabajadores como de empresarios. También en las Comunidades de vecinos, Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.
En las democracias todo está regulado por determinados estatutos, pero al mismo tiempo la persona tiene libertad para actuar de una u otra forma, pero, eso sí, ha de responder de sus acciones.
La actitud democrática supone expresar tu opinión ante cualquier asunto, pero también escuchar al otro, aunque sea de una ideología contraria a la tuya, y aceptar la opinión de la mayoría, aunque no se corresponda con la tuya.
Las democracias tienen como objetivo conseguir un mundo más justo e igualitario para todos, y en este sentido son “progresistas”. En ellas se genera una preocupación por el medio ambiente y un interés por mejorar en todos los aspectos de la vida, especialmente con los avances científicos y tecnológicos que puedan mejorar la vida del hombre.
Se piensa no sólo en el momento presente, sino también en el futuro para dejar un mundo mejor para las futuras generaciones.
Con organismos como la O.N.U.(Organización de las Naciones Unidas) se intenta frenar la deriva de las guerras, producidas en distintos países, y las O.N.Gs ( Organizaciones no gubernamentales) tratan de llegar con su ayuda a aquellos individuos que están en una situación de marginación y pobreza.
Se trata de utilizar la “Politica” con mayúsculas en lugar de la fuerza de las armas y de mejorar las relaciones entre los distintos países, aunque sean de ideas y sistemas de gobierno distintos, porque somos conscientes de vivir en el mismo planeta, hasta ahora el único habitado por seres humanos.
En el sistema democrático tienen cabida todas las ideas y todas las creencias, siempre que sirvan para ayudar al hombre a vivir mejor y hacerlo más feliz. Pero están al margen del sistema democrático todos los fanatismos, sean del tipo que sean, religiosos, políticos o económicos.
La religión sólo ha de servir al hombre para mejorar en su forma de ser y ayudar a una convivencia mejor. La política ha de servir de cauce de participación de los ciudadanos en el quehacer del Estado. La economía ha de estar puesta al servicio de la sociedad, para evitar grandes desigualdades entre unos países y otros y entre los individuos entre sí.
Los cargos públicos que manejan los dineros del Estado han de dar cuenta a la sociedad de cómo lo han gestionado, y ha de haber una transparencia cada vez mayor de todo lo que se hace en la vida pública.
De esta manera el ciudadano pagará sus impuestos convencido de su utilidad para la sociedad y lo hará de mejor gana, sabiendo que ello va a revertir en una mayor seguridad, educación y civilidad en su entorno y en la sociedad en la que vive.
La Democracia implica también un reparto de los bienes económicos, ofreciendo los Estados ofertas de empleo público, al que tengan acceso los ciudadanos mejor preparados. Ha de irse completando el derecho a una vivienda digna con deducciones en los impuestos a los que adquieren su primera vivienda, y construyendo más “viviendas sociales”, con precios que puedan pagar aquellos menos favorecidos económicamente. Se han de dar becas a todos aquellos estudiantes que lo merezcan, por su situación económica y que muestren dedicación en sus estudios, para que puedan realizarse intelectualmente y como personas. Los que tienen más han de pagar más impuestos y se ha de utilizar “mano dura” con aquellos que no quieren pagarlos y tienen cuentas en paraísos fiscales.
La democracia también ha de implicarse en las personas con minusvalías tanto físicas como psíquicas, reservando algunas plazas en las ofertas de empleo público y apoyando el “asociacionismo”, donde estas personas puedan relacionarse y realizarse como personas.
También la democracia ha de preocuparse por las personas mayores, construyendo residencias donde puedan ser asistidos adecuadamente y ofreciéndoles unas pensiones que les permitan vivir dignamente.
La delincuencia ha de ser castigada, pero teniendo en cuenta que hay muchas circunstancias que hacen a algunos ciudadanos delinquir, se ha de tratar de reinsertarlos en la sociedad, sobre todo a aquellos que lo merezcan.
Los obreros, estudiantes y cualquier otro grupo de ciudadanos han de tener derecho a la huelga, para expresar sus reivindicaciones.
En las democracias no valen el “porque sí” o el portazo en la puerta. Es necesario explicar los motivos o las razones de las actuaciones y hay que saber aceptar la opinión de la mayoría. En las relaciones entre jefes y subordinados se ha de respetar más la “auctoritas” que la autoridad en sí misma, es decir, se ha de obedecer porque se está convencido de ello y no por imposición del otro.
En las democracias además de la realización de la justicia, ha de haber la virtud de la “solidaridad”, tanto entre vecinos, como entre entidades mayores, como unas Comunidades Autónomas con otras, unos Ayuntamientos con otros y unas naciones con otras en caso de catástrofes naturales o provocadas por el hombre.
También las democracias tienen que impulsar los proyectos culturales y científicos, que después repercutirán en el bienestar y mejora de la vida de los ciudadanos.
Todas estas ventajas para los ciudadanos serían una consecuencia de esa actitud y espíritu democrático. Muchos de esos derechos y comportamientos son una realidad en muchos lugares de España, pero hay que estar atentos para no ir para atrás de nuevo y para recordarnos que las cosas no se consiguen sin esfuerzo y con pasividad.
Esas actitudes democráticas permitirán al mundo sobrevivir y esperar un futuro mejor para todos nosotros y para las generaciones futuras.
Por último voy a transcribir algunos párrafos del “Discurso fúnebre” de Pericles (siglo V a. de C.), que aparece en el libro de Tucídides, Historias (II,35-46), y que se supone pronunciado por Pericles el año 431 a. de C. con ocasión de las exequias de las víctimas del primer año de la guerra contra su rival Esparta.
“ Disfrutamos de un régimen político que no imita las leyes de los vecinos; más que imitadores de otros, en efecto, nosotros mismos servimos de modelo para algunos. En cuanto al nombre, puesto que la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos, a este régimen se lo ha llamado democracia ; respecto a las leyes, todos gozan de iguales derechos en la defensa de sus intereses particulares; en lo relativo a los honores, cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social; y tampoco al que es pobre, por su parte, su oscura posición le impide prestar sus servicios a la patria, si es que tiene la posibilidad de hacerlo.
Tenemos por norma respetar la libertad, tanto en los asuntos públicos como en las rivalidades diarias de unos con otros, sin enojarnos con nuestro vecino cuando él actúa espontáneamente, ni exteriorizar nuestra molestia, pues ésta, aunque innocua, es ingrata de presenciar. Si bien en los asuntos privados somos indulgentes, en los públicos, en cambio, ante todo por un respetuoso temor, jamás obramos ilegalmente, sino que obedecemos a quienes les toca el turno de mandar, y acatamos las leyes, en particular las dictadas en favor de los que son víctimas de una injusticia, y las que aunque no estén escritas, todos consideramos vergonzoso infringir.
Por otra parte, como descanso de nuestros trabajos, le hemos procurado a nuestro espíritu una serie de recreaciones. No sólo tenemos, en efecto, certámenes públicos y celebraciones religiosas repartidos a lo largo de todo el año, sino que también gozamos individualmente de un digno y satisfactorio bienestar material, cuyo continuo disfrute ahuyenta a la melancolía.”
“ En efecto, amamos el arte y la belleza sin desmedirnos, y cultivamos el saber sin ablandarnos. La riqueza representa para nosotros la oportunidad de realizar algo, y no un motivo para hablar con soberbia; y en cuanto a la pobreza, para nadie constituye una vergüenza el reconocerla, sino el no esforzarse para evitarla.
Somos nosotros mismos los que deliberamos y decidimos conforme a derecho sobre la cosa pública, pues no creemos que lo que perjudica a la acción sea el debate, sino precisamente el no dejarse instruir por la discusión antes de llevar a cabo lo que hay que hacer. Y esto porque también nos diferenciamos de los demás en que podemos ser muy osados y, al mismo tiempo, examinar cuidadosamente las acciones que estamos para emprender; en este aspecto, en cambio, para los otros la audacia es producto de su ignorancia, y la reflexión los vuelve temerosos. Con justicia pueden ser reputados como los de mayor fortaleza espiritual aquellos que, conociendo tanto los padecimientos como los placeres, no por ello retroceden ante los peligros”.
En este discurso, Pericles tiene “in mente” a la ciudad de Esparta, su rival, y que tiene un modo de vida totalmente diferente.
Pericles pone de manifiesto que en su ciudad (Atenas) disfrutan de un bienestar y de los placeres de la vida, pero no por ello tienen miedo a afrontar los problemas incluso la guerra, cuando es necesario.
Dice que son osados, pero reflexionan antes de actuar y eso no les hace temerosos.
Aman el arte y la belleza y cultivan el saber sin ablandarse.
Toda esta forma de ser llevó a los griegos a realizar grandes hazañas, como fue el enfrentarse a los Persas, uno de los mayores imperios de la antigüedad y derrotarlos. Igualmente eso hizo que Atenas llegase a ser la capital de la cultura más importante y que más ha influido en la humanidad, sobre todo en Occidente.
¡Ojalá! Teniendo nosotros como horizonte estos valores, consigamos lograr un mundo mejor y más libre para el género humano.
Segovia, 7 de diciembre del 2024
Juan Barquilla Cadenas.