EL ARCO DE SEPTIMIO SEVERO
Lucio Septimio Severo (146 -211 d. de C.) fue un emperador del Imperio Romano desde el año 193 al 211 d. de C.
Fue el primer emperador romano de origen norteafricano en alcanzar el trono y el fundador de la dinastía de los “Severos”.
Tras la muerte, fue deificado por el Senado.
De ascendencia itálica (por su madre) y púnica-bereber (por su padre), Severo logró hacerse sitio en la sociedad romana e incluso tener una próspera carrera política, en la que llegó a ser gobernador de Panonia (antigua región de la Europa central).
Tras la muerte del emperador Pertinax, los pretorianos vendieron el trono del Imperio romano a Didio Juliano, un rico e influyente senador. Sin embargo, desde el inicio de su reinado Juliano tuvo que enfrentarse a una férrea oposición procedente del pueblo y del ejército.
Aprovechando la debilidad del nuevo emperador, algunos gobernadores de provincia, entre los que se encontraba el propio Septimio Severo, se rebelaron contra el orden establecido.
Con el fin de adelantarse a sus rivales en la sucesión, el exgobernador de Panonia marchó contra Roma y depuso a Juliano, quien murió ejecutado por órdenes del Senado.
Tras unos años de guerras civiles, en las que tuvo que enfrentarse a Pescenio Niger en Siria y a Clodio Albino en la Galia, Septimio Severo logró consolidar su poder y fundar una dinastía que continuarían sus hijos, Caracalla y Geta y otros familiares; poco después de la muerte de su padre, el hijo menor, Geta, fue asesinado por su hermano Caracalla.
Militarmente su reinado se caracterizó por la exitosa guerra que llevó a cabo contra el Imperio parto, consecuencia de la cual Mesopotamia volvió a caer bajo control romano. En esta campaña sus soldados saquearon la ciudad de Ctesifonte y vendieron a los supervivientes como esclavos.
A su regreso a Roma, se erigió un “arco de triunfo” a fin de conmemorar esta victoria.
En sus últimos años, tuvo que defender las fronteras de los ataques de los bárbaros que ponían en peligro la integridad territorial del Imperio. (Wikipedia).
Sus relaciones con el Senado nunca fueron buenas, pues se había hecho especialmente impopular entre los senadores al acotar su poder con apoyo del ejército.
Ordenó ejecutar a docenas de senadores bajo acusaciones de corrupción y conspiración, y los reemplazó por hombres fieles a su causa.
Disolvió la guardia pretoriana, sustituyéndola por su “guardia personal” a fin de asegurarse un total control político y su propia seguridad.
Durante su reinado acamparon en las inmediaciones de la capital imperial (Roma) unos 50.000 soldados.
Aunque sus ansias de poder convirtieron a Roma en una “dictadura militar”, Septimio Severo fue muy popular entre la población debido a que restableció la moral tras los años decadentes del gobierno de Cómodo, y consiguió contener la corrupción que se había instalado en todos los órdenes.
EL ARCO DE SEPTIMIO SEVERO
Se trata de un “arco de triunfo” que se halla al noroeste del Foro Romano, justo delante del templo de la Concordia.
El arco se erigió en el año 203 d. de C., tras la victoria de Septimio Severo sobre los partos, árabes y adiabenos de Mesopotamia, y como conmemoración de sus diez años de reinado (decennalia).
Tras la muerte de Septimio Severo el año 211 d. de C., sus hijos Geta y Caracalla gobernaron conjuntamente, pero Caracalla ordenó asesinar a su hermano Geta el año 212 d. de C. y, además, eliminar todos los recuerdos e imágenes de él, incluyendo las que había en este arco.
En el siglo IV d. de C., la erosión había provocado la elevación del nivel del Foro Romano. Tanto es así que se construyó una carretera por la que, por primera vez en su historia, se pudo cruzar el arco.
Tantos desechos, provocados por la erosión de las colinas que lo rodeaban, hicieron que el monumento quedara cubierto hasta la base de las columnas.
Tanto las ruedas medievales como el tráfico en la época moderna causaron gran daño que puede verse en las bases de las columnas.
Durante la Edad Media, hubo un gran número de inundaciones en el Foro inferior. Esto hizo que hubiera muchos más sedimentos, hasta tal punto que solamente la mitad de la parte superior de este arco quedaba al descubierto.
El motivo por el que está en un estado de conservación bastante aceptable es porque la estructura se incorporó a la de una iglesia cristiana.
Por otro lado, la mitad de este arco perteneció a una de las familias más conocidas de la historia de la ciudad, los Cimini.
El arco se alzó sobre una base de travertino y, originalmente se accedía a él por unos escalones desde el Foro Romano.
El material utilizado es mármol blanco (pentélico) y consta de un arco principal, en mitad de otros dos arcos de menor tamaño.
El monumento tiene 23 metros de alto, 25 metros de ancho y casi 12 metros de profundidad.
Los tres arcos descansan sobre pilares, pero, a su vez, frente a éstos hay unas columnas exentas de “orden compuesto”, apoyadas en altos “plintos”.
[Los “machones” centrales están atravesados por arcos, de modo que los tres vanos se hallan comunicados transversalmente entre sí.
En el arco hay “cuatro paños relivarios” a ambos lados de los arcos menores; cuatro pequeños “frisos” en el borde inferior de ellos; veinticuatro cuadros en los “plintos” de las ocho columnas y los emblemas de las cuatro “enjutas” de sus arcos.
Los “grandes paños relivarios” están compuestos con una serie de escenas superpuestas que son como una variante del rollo que envuelve las columnas trajana y aureliana.
Los “temas” narran las guerras párticas.
La parte que corresponde al lado izquierdo de la fachada que da al “Tabularium” (donde se guardaban los archivos públicos de Roma) describe el cruce del Éufrates, la caída de Ctesifonte (ciudad de Mesopotamia), la rendición de los partos, el paso del Tigris, el asalto de Seleucia y la fuga de Artabano.
Tanto éste como los demás relieves ha sufrido mucho y no son siempre evidentes sus significados.
Las “Victorias” (diosas de la victoria, Νίκη) de las “albanegas” del arco principal son portadoras de pesados trofeos y se ajustan perfectamente el triángulo curvo, cuyo espacio llenan sin torsión con la ayuda de sendos “amorcillos” que se alzan a los pies de ellas, simbolizando las cuatro estaciones.
El mismo respeto a los modos canónicos muestran las ocho figuras de “deidades fluviales” que embellecen las “enjutas” de los arcos menores y los relieves de los “plintos”, en los que casi con un par de plantillas, se repite dos a dos la escena de la conducción de prisioneros bárbaros por soldados romanos] (Antonio García Bellido. Arte Romano. Edit. C.S.I.C. Madrid. 1990).
Se puede acceder a la parte superior del monumento gracias a una escalera.
En esta zona había una serie de estatuas tanto del emperador como de sus hijos, acompañados de varios soldados.
En las fachadas encontramos muchos elementos a tener en cuenta, pero lo que más llama la atención es la dedicatoria que encontramos.
Se nombra a Septimio Severo y a Caracalla, tras borrar el nombre de Geta a petición de su hermano.
Además de dejar reflejados los nombres completos de padre e hijo, así como sus raíces familiares, podíamos leer algo más: “(…) con motivo de la república restaurada y el gobierno del pueblo romano dispersado por sus sobresalientes virtudes en casa y en el extranjero, el Senado y el Pueblo de Roma”.
Segovia, 14 de enero del 2023
Juan Barquilla Cadenas.