COLISEO o Anfiteatro Flavio

EL COLISEO o ANFITEATRO FLAVIO

El nombre de “Coliseo” fue dado desde la Edad Media, pues en la Edad Antigua se llamaba “Anfiteatro Flavio”, por ser durante la dinastía de los “emperadores flavios” (Vespasiano, Tito y Domiciano) cuando se construyó el monumento.

El nombre de “Coliseo” parece provenir de una estatua enorme de Nerón, llamada el “Coloso” que representaba a Nerón en la figura del dios “Helios” (el Sol), y que tenía una altura de más de 36 metros.

“El hoy llamado “Coliseo” es el monumento más importante que nos ha dejado la “Roma Eterna”, en cuya historia medieval y moderna ha jugado un papel siempre destacado, sobre todo como fortaleza. Su masa, su grandiosidad, es tal, que, a pesar de la labor destructora de los siglos, de los terremotos, rayos e incendios de que fue más de una vez víctima; a pesar de las guerras, en las que valió como reducto (refugio); a pesar de los continuos despojos de todos los tiempos, y singularmente del Renacimiento, que halló en el Coliseo una magnífica cantera de sillares labrados para construir con poco gasto muchos de sus palacios; a pesar de todo, el Anfiteatro Flavio se halla aún en pie, completo en su planta y en buena parte de su alzado, como uno de los monumentos más soberbios de la Roma antigua y moderna” (Antonio García Bellido. Arte Romano. Edit. C.S.I.C.).

Se inició la construcción bajo el emperador Vespasiano entre el año 70 y 72 d. de C. y fue inaugurado en el año 80 d. de C. por el emperador Tito. El emperador Domiciano también hizo alguna modificación.

Previamente, el año 29 a. de C.  el cónsul romano Estatilio Tauro construyó un anfiteatro en el “Campo de Marte”, el primero de gran tamaño de la ciudad, con todas las instalaciones necesarias. Este edificio quedó destruido en el gran incendio de Roma del año 64 d. de C., surgiendo la necesidad de un nuevo anfiteatro para la ciudad romana.

Aprovechando el incendio de este emplazamiento, Nerón se apropió de gran parte del terreno para edificar su residencia: la grandiosa “Domus aurea” (casa de oro). En ella ordenó construir una laguna artificial, la “Stagnum Neronis”, rodeada de jardines y pórticos. El ya existente acueducto de “Aqua Claudia” se amplió para llegar hasta esa zona, y la gigantesca estatua de bronce, conocida como el “Coloso de Nerón” se colocó al lado de la entrada de la “Domus aurea”.

Vespasiano ordenó construir el “Anfiteatro Flavio” en un llano entre las colinas del Celio, Esquilino y Palatino, a través del cual fluía una corriente de agua canalizada.

La decisión de Vespasiano de construir el “Coliseo” en el emplazamiento del lago de Nerón puede verse como un gesto popular para devolver a la gente una parte de la ciudad de la que Nerón se había apropiado para su uso exclusivo.

Según una inscripción reconstruida que se encontró en el lugar, “el emperador Vespasiano ordenó que este nuevo anfiteatro se construyera usando su parte del botín como general”. Esto puede referirse al gran tesoro que consiguieron los romanos tras su victoria en la primera guerra judeo-romana del año 70 d. de C.

El Coliseo puede así ser interpretado como un gran monumento triunfal, siguiendo la tradición de celebrar las grandes victorias.

Al contrario que muchos otros anfiteatros, que se hallaban a las afueras de la ciudad, el Coliseo se levantaba justo en el centro de la ciudad, situándolo literal y simbólicamente en el corazón de Roma.

Fue inaugurado en el año 80 d. de C. por el emperador Tito, hijo de Vespasiano.

Su inauguración duró 100 días, participando en ella todo el pueblo romano y muriendo en su celebración decenas de gladiadores y fieras que dieron su vida por el placer y el espectáculo del pueblo.

El historiador romano Dión Casio dice que se mató a más de 9.000 animales salvajes durante los juegos inaugurales del anfiteatro.

El Coliseo se usó durante casi 500 años, celebrándose en él los últimos juegos de la historia en el siglo VI d. de C., bastante más tarde de la tradicional fecha de la caída del imperio romano de Occidente en 476 d. de C.

El Coliseo fue un regalo del emperador Vespasiano al pueblo. Tenía carácter público y de edificio civil, donde se ofrecían espectáculos gratuitos de lucha entre gladiadores y cacerías de fieras salvajes. También se escenificaban batallas mitológicas y se hacían simulacros de batallas navales.

Cada espectador ocupaba el espacio según su categoría dentro de la sociedad romana: los asientos inferiores eran ocupados por el emperador y los senadores y quizás también las vírgenes vestales. Los peores lugares, arriba del todo, estaban reservados para los esclavos, los extranjeros y las mujeres.

El Coliseo albergó espectáculos como las “venationes” (cacerías de animales), los “noxii” (ejecuciones de prisioneros por animales), “munera” (lucha de gladiadores). Se calcula que en estos juegos murieron unas 200.000 personas. Así mismo se celebraban “naumachiae”, espectaculares batallas navales que requerían inundar la “arena” de agua. Es probable que las “naumaquias” tuvieran lugar en los primeros años de la construcción del Coliseo, antes de construirse los sótanos bajo la “arena”. El Coliseo poseía un avanzado sistema de canalización de agua que permitía llenar y vaciar rápidamente el piso inferior.

El Anfiteatro Flavio (Coliseo) es un enorme edificio ovalado de 189 metros de largo, 156 de ancho y 48 de altura, con un perímetro elíptico de 524 metros, y su aforo superaba los 50.000 espectadores.

La organización de la obra se ejecutó con varios turnos de trabajadores durante el día y se llevó a cabo con elementos prefabricados que permitieron una construcción modular. Por este motivo se dice que este edificio ha sido un modelo para los recintos deportivos modernos, ya que tiene un diseño ingenioso y aporta soluciones a problemas actuales.

“Toda la obra es de mármol travertino (más de 100.000 metros cúbicos), traído de Tívoli por una carretera de 6 Km., expresamente construida para el acarreo de esta piedra.

Además, se empleó el ladrillo, el tufo y el hormigón para muros y bóvedas. El mármol se utilizó para revestir las gradas y adornar sus partes más nobles.

Técnicamente hablando, el Coliseo fue no sólo un resumen de los avances logrados en tiempos de los últimos “julio-claudios”, sino además un modelo, a su vez, para los siguientes”. (op. cit.).

El Coliseo romano fue quizás la obra más grandiosa de la arquitectura romana y en él se utilizaron las más variadas técnicas de construcción.

Las pilastras y los arcos son de travertino colocado sin argamasa. En las partes inferiores y en los sótanos se empleó la toba del mismo modo.

Muchos de estos sillares iban sujetos con grapas metálicas.

Las bóvedas que sostienen la “cavea” (gradería) se hicieron vertiendo argamasa de cemento directamente sobre “cimbras” de madera, una innovación que aligeraba la fábrica.

El hecho de que el edificio se ubicase sobre una laguna obligó a excavar hasta 14 metros de limos inservibles y a realizar una cimentación de casi 13 metros de “opus caementicium” (Hiladas de argamasa de cal y piedras alternadas).

El edificio se basa en una construcción arquitrabada y que abarcaba a los tres primeros pisos que lo conforman. Se puede apreciar la utilización de la arquitectura típica de los romanos, con “arcos de medio punto” sobre unos pilares gruesos que también sostienen columnas adosadas de tipo decorativo. Los pilares aguantan los arquitrabes, los frisos y cornisas que fijan el límite de cada uno de los tres primeros pisos.

En el interior del edificio está el gran tesoro del Coliseo: la grada (cavea) no aprovecha los desniveles del terreno, sino que se levanta sobre muchas vueltas superpuestas, apoyadas sobre pilastras de travertino. El corazón del edificio, gracias a ello, está lleno de Kilómetros de pasillos abovedados y de escaleras: es una obra pensada para garantizar el movimiento fluido de mucha gente.

Para la rápida y cómoda distribución del público, su interior constaba de una compleja red de corredores, escaleras y “vomitorios” (salidas) muy bien estudiados y de los cuales nada mejor puede dar idea que nuestras plazas de toros.

En su configuración se usó “la bóveda de cañón” y “la bóveda de arista”, más compleja.

La fachada se erige sobre un “estilóbato” (base en la que se apoyan las columnas) sobre el que se levantan cuatro pisos. El primer piso, de 80 arcadas, es de “orden dórico toscano” y refleja robustez y virilidad; el segundo piso es de “orden jónico” y se compone de “basa”, “fuste” más esbelto que el dórico y un “capitel” de volutas; el tercer piso es de “orden compuesto”, con el capitel con hojas de acanto.

El cuarto piso, el último, presenta un “ático macizo” (elemento que corona el edificio), decorado con “lesenes” de estilo corintio. En este piso había 240 palos de madera que servían para aguantar las astas a las que se fijaba un toldo inmenso para proteger del sol o la lluvia.

La grada (cavea) rodea la “arena” y bajo ésta hay un subsuelo con las jaulas para los animales salvajes, máquinas y tramoyas empleadas en las fiestas, armas de los gladiadores, estancias y enfermerías para los gladiadores, y depósitos para los muertos (hombres o animales).

Además, se instaló un sistema de conducción de agua para transformar la “arena” en una gran piscina para las “naumachiae” (combates navales).

Hoy día el Coliseo es, sin duda, uno de los grandes atractivos turísticos de Roma. Ha sido llevado al cine en múltiples ocasiones, destacando sobre todo la reconstrucción digital mostrada en la película “Gladiator”.

En 1980, la UNESCO declaró el centro histórico de Roma, incluido el Coliseo, “Patrimonio de la Humanidad”.

Desde el año 2.000, las autoridades mantienen el edificio iluminado durante 48 horas cada vez que en algún lugar del mundo se le conmuta o aplaza una sentencia de muerte a un condenado.

Este monumento de la Roma Clásica ha sido designado una de las “Nuevas Siete Maravillas del mundo moderno”, según la designación honorífica realizada en Lisboa el 7 de Julio de 2007.

El monumento ha estado muy ligado a la Iglesia católica, pues, parece que allí murieron muchos mártires cristianos, y aún está muy ligado a la Iglesia católica, por lo que el papa encabeza el “Viacrucis” hasta el anfiteatro cada “Viernes Santo”.

 

                    Segovia, 11 de diciembre del 2021

 

                              Juan Barquilla Cadenas.