LA ORATORIA GRIEGA: LISIAS "Contra Eratóstenes".
LA ORATORIA GRIEGA: LISIAS “Contra Eratóstenes”
La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político.
Había unos profesionales llamados “logógrafos” que se encargaban de redactar discursos para los tribunales, pues no había abogados. Eran el “acusado” y el “acusador” los que tenían que defenderse en persona ante el tribunal.
El más famoso de estos “logógrafos” fue Lisias.
Se llama “oratoria” el arte de hablar con elocuencia, y la “elocuencia” es la capacidad de expresarse en público de forma elegante y persuasiva.
Es, además, la aptitud de manifestar emociones y provocar en el oyente convicción mediante la lengua hablada o escrita, de manera formal y apropiada para su comprensión.
Por otro lado, la oratoria es también un “género literario” formado por el discurso, la arenga, la disertación, el sermón, el panegírico, entre otros tipos.
La finalidad de persuadir al destinatario es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo modo que la finalidad de la “didáctica” es enseñar y la de la “poética” deleitar, lo que pretende la “oratoria” es convencer de algo.
Pero no es su única finalidad. El propósito de la oratoria pública puede ir desde transmitir información a motivar a la gente para que actúe, o simplemente relatar una historia.
Los buenos oradores deberían ser capaces de cambiar las emociones de sus oyentes y no sólo informarles.
De Grecia, donde el orador más conocido es Demóstenes, pasó a Roma, a la República romana, donde Marco Tulio Cicerón la perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos han llegado casi completos.
Durante el Imperio romano, sin embargo, la oratoria entró en crisis debido a su poca utilidad política en un entorno en que el emperador acaparaba todo el poder, aunque todavía se encontraron grandes expertos en el arte de la oratoria, como Marco Fabio Quintiliano. Los doce libros de su obra “De Institutione oratoria” se consideran la cumbre en cuanto a la teoría del género.
Pero, como ha demostrado Ernest Robert Curtius en su “Literatura europea y Edad Media latina”, la oratoria influyó poderosamente en el campo de la poesía y de la literatura en general, pasándole parte de sus recursos expresivos y retorizándola en exceso.
(Wikipedia).
En la oratoria griega había tres tipos de discurso o tres tipos de oratoria, según el tema o la ocasión ante quien se pronunciaran:
-Judicial (γένος δικανικόν ): el discurso pronunciado ante un tribunal. Lisias destaca en este tipo de oratoria.
-Deliberativo ( γένος συμβουλευτικόν) : el discurso pronunciado ante un órgano político, como una asamblea. Demóstenes destaca en este tipo de discurso.
-Demostrativo (γένος ἐπιδεικτικόν): el discurso pronunciado en ocasiones solemnes para elogiar o vituperar. Isócrates destaca en este tipo de discurso.
LISIAS (458 -380 a. de C.) fue uno de los diez oradores áticos, considerados los mayores oradores y logógrafos de la antigüedad clásica (siglos V y IV a. de C.).
Lisias, a pesar de haber nacido en Atenas, fue “meteco” (extranjero) y nunca gozó de derechos de ciudadanía ya que su padre, Céfalo, era de Siracusa.
En el año 404 a. de C., el régimen oligárquico de los “Treinta tiranos”, que sucedió a la democracia ateniense al final de la guerra del Peloponeso, y que había sido impuesto a Atenas por Esparta, privó a Lisias y a su hermano Polemarco de todas sus posesiones.
Cuando mataron a su hermano, Lisias huyó a una población vecina.
Regresó a Atenas en el año 403 a. de C., tras la derrota de los “Treinta tiranos” y el restablecimiento del gobierno democrático.
Emprendió entonces acciones legales contra Eratóstenes, el tirano responsable de la muerte de su hermano.
Lisias se ganó la vida como “logógrafo”, escribiendo discursos para los litigantes y transformándose en la figura más destacada de la “oratoria judicial” ática.
Su biografía se refleja en la doble vertiente de su obra: por una parte, dedicado a la enseñanza de la retórica y a escribir discursos por encargo; y, por otra, consagrado a la tarea política de la restauración de la democracia en Atenas y a la persecución de los tiranos mediante sus discursos.
Llegó a escribir 233 discursos, de los que sólo se ha conservado una treintena. Los más conocidos son “Contra Eratóstenes” (Κατὰ Ἐρατοσθένους), “Defensa en el juicio contra Simón” ( Πρὸς Σίμονα ἀπολογία) y “Sobre el asesinato de Eratóstenes”( ᾿Υπὲρ τοῦ ἐρατοσθένους φόνου ἁπολογία).
Tenía un talento incomparable para adaptar sus discursos al carácter de sus clientes.
Los rasgos más destacados de su estilo, como demuestran las obras que de él se conservan, eran la pureza, la sencillez y la claridad.
El discurso “Contra Eratóstenes” es el discurso más destacado de Lisias.
Lo pronunció él mismo y aporta datos muy valiosos sobre su vida y sobre la época del gobierno de los “Treinta tiranos” de Atenas.
En el año 404 a. de C., tras la batalla de Egospotamos, se hundió el poderío de Atenas.
Los grupos oligárquicos intentaron restaurar la constitución arcaica con ayuda de Esparta.
Llegó la paz y los vencedores, los espartanos, derribaron todas las defensas del Pireo y sus arsenales.
En Atenas se convocó una Asamblea, a la que asistió el mismo rey de Esparta, Lisandro.
Dracóntides propuso y logró que se aprobara la creación de una comisión de “Treinta ciudadanos” con la pretensión de instaurar una oligarquía moderada. Pero pronto se dejaron arrastrar por el radicalismo de uno de ellos, Critias, y sus medidas, que pretendían la regeneración moral de la ciudad, acabaron sin embargo en la rapiña y el asesinato de sus enemigos políticos.
Uno de los sectores más castigados fue el de los “metecos” (extranjeros), que tradicionalmente apoyaron el régimen democrático, pues ofrecía más posibilidades a su espíritu emprendedor económico. No eran ciudadanos y su riqueza resultaba muy tentadora.
Lisias y su hermano Polemarco fueron dos de los ricos metecos a los que detuvieron. Lisias tuvo la suerte de escapar. Polemarco fue detenido por Eratóstenes, uno de los “Treinta” y, sin juicio, obligado a tomar la cicuta (veneno).
(Wikipedia).
En el texto del discurso “Contra Eratóstenes” podemos ver cómo Lisias y su hermano Polemarco fueron perseguidos, por ser metecos ricos, por el régimen de los “Treinta tiranos” que había sido impuesto por Esparta, ganadora de la llamada “guerra del Peloponeso”.
Su discurso va contra Eratóstenes, uno de los “Treinta tiranos”, que encarceló a su hermano Polemarco y, de algún modo, fue el causante de que se le obligara a tomar la cicuta.
Lisias tuvo la suerte de escapar.
Pero, aunque es una acusación contra Eratóstenes, también es una acusación contra el régimen de los “Treinta tiranos” que sustituyó al régimen democrático anterior.
Pone de manifiesto que este régimen desterró a muchos ciudadanos y metecos y mató también a muchos de ellos.
Que los partidarios de este régimen se enriquecieron, mientras los ciudadanos luchaban en guerra civil unos contra otros.
Que Teramenes, al que Eratóstenes consideraba un benefactor de la ciudad, lo que hizo, tras obtener uno de los cargos más importantes, el de “estratego” (general), y que había prometido salvar la ciudad, lo que, en realidad, hizo fue perderla. Pero, además, de algún modo, engañó a los ciudadanos prometiendo que haría la paz sin entregar rehenes, ni derribar los muros, ni entregar las naves, y luego tuvo que aceptar ante el rey espartano Lisandro todas estas condiciones, que también los atenienses tuvieron que acatar bajo la amenaza de perder su vida.
Habla, finalmente, de los sufrimientos que tuvieron que soportar los atenienses exiliados en tierras extranjeras, habiendo dejado, algunos, sus familias en Atenas.
Y elogia la valentía de los que regresaron para imponer de nuevo el régimen democrático.
Segovia, 9 de noviembre del 2024
Juan Barquilla Cadenas.