GALENO: “Sobre cómo hay que proteger la salud”
Con ocasión del comienzo de la epidemia del COVID -19 en la que tanta gente murió, escribí esto que ahora vuelvo a publicar por si hubo personas que no lo leyeron.
Ahora que, con ocasión de la pandemia del COVID-19, nos damos más cuenta de la importancia de la investigación científica, podemos recordar las palabras de Galeno: “corto y hábil es el sendero de la especulación, pero no conduce a ninguna parte; largo y penoso es el camino del experimento, pero nos lleva a conocer la verdad”.
Él también se tuvo que enfrentar a una peste, la llamada “peste antonina” (165 -170 d. de C.), conocida también como la “plaga de Galeno”, porque fue este famoso médico quien la describió. Fue una pandemia de viruela o sarampión que afectó al imperio romano.
Fue llevada por las tropas que regresaban de “la guerra pártica” de Lucio Vero en Mesopotamia.
La epidemia pudo causar la muerte del emperador romano Lucio Vero, corregente del emperador Marco Aurelio, el año 169 d. de C.
La enfermedad volvió a estallar nueve años más tarde, según el historiador romano Dión Casio, y causó 2.000 muertos por día en Roma, una cuarta parte de las personas afectadas.
Se ha estimado que murieron cinco millones en total, aproximadamente un tercio de la población en algunas zonas, y, además diezmó al ejército romano. ( Wikipedia).
Galeno de Pérgamo (Pérgamo 129 d. de C. – Roma 216 d. de C.) fue un médico, cirujano y filósofo griego en el imperio romano.
Considerado uno de los más completos investigadores médicos de la Edad Antigua, sus puntos de vista dominaron la medicina europea a lo largo de más de mil años en campos como la anatomía, la fisiología, la patología, la farmacología y la neurología, así como la filosofía y la Lógica.
Galeno nació en Pérgamo – actual Bergama, en Turquía- en el año 129 d. de C., en el seno de una familia adinerada. Su padre, Elio Nicón, que además de arquitecto era terrateniente, lo educó cuidadosamente en el pensamiento estoico, quizá con el propósito de hacer de su hijo un filósofo.
Se dice que su padre le inclinó hacia los estudios de médico tras soñar una noche con Asclepio, dios de la medicina, que le predijo el destino de su hijo.
Así, a los veinte años se convirtió en “therapeutes” (discípulo o socio) del dios Asclepio en el “Asclepeion” de Pérgamo durante cuatro años, donde iniciaría sus estudios de medicina. Después abandonó el templo para ir a estudiar a Esmirna y a Corinto. En estos primeros años toma contacto con la obra de Hipócrates de Cos, que sería su principal referente a lo largo de su carrera.
Galeno completaría sus estudios en Alejandría (Egipto ), la antigua capital de los Ptolomeos y principal centro cultural del Mediterráneo. Galeno aprendería aquí la importancia de los estudios anatómicos y fisiológicos para la medicina, diseccionando cadáveres, y entraría en contacto con la obra de importantes anatomistas como Herófilo y Erasístrato.
Herófilo de Calcedonia fue el primero en hacer disecciones anatómicas en público; también practicó vivisecciones en criminales y esclavos condenados a muerte; estudió el encéfalo mediante disecciones en cadáveres y vivisecciones e investigaciones con animales. Es el descubridor del “calamus Herophili”, el fundador de la Esfimología (teoría de los pulsos) y de la teoría de que las arterias llevan sangre frente a la opinión corriente de que sólo llevaban pneuma (aire). Intuyó también la existencia de las Trompas de Fallopio en los órganos femeninos. Describió las meninges, los plexos coroides, el cuarto ventrículo y la confluencia de los senos cerebrales.
Su obra, así como la de su contemporáneo Erasístrato de Ceos, desapareció completamente con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría en el incendio ocasionado, sin quererlo, por Julio César. Su conocimiento lo obtenemos a través de citas de autores posteriores, en especial de Galeno.
Erasístrato de Ceos, anatomista y médico. Fue el primero que estableció la diferencia entre nervios motores y nervios sensores.
Se adhirió a la teoría atómica y materialista de Demócrito. Hizo importantes aportaciones a la medicina en el campo de la anatomía y la fisiología; profundizó en los estudios de los tejidos, el sistema nervioso y el cerebro, y abandonó la teoría humoral de los hipocráticos, aunque siguió afirmando que las arterias sólo portaban pneuma ( aire).
Sabemos que el apoyo económico de los Ptolomeos hizo progresar los estudios médicos en Alejandría. Conocemos, por ejemplo, (Celso, De medicina, 23-27) que en ella se permitió la vivisección de los condenados a muerte, por más que las creencias religiosas, la costumbre social y el pensamiento filosófico por lo general impedía la disección de cadáveres humanos.
Galeno regresó a Pérgamo en el año 157 d. de C. al enterarse de la muerte de su padre, que le legó una gran fortuna. Allí trabajó como médico en la escuela de gladiadores durante tres o cuatro años. En este período adquiere experiencia en el tratamiento de los golpes y heridas. Años más tarde hablaría de las heridas como las “ventanas en el cuerpo”.
A partir del año 162 d. de C. vivió en Roma, la capital imperial, en donde escribió numerosas obras, demostrando de ese modo públicamente su conocimiento de anatomía. Consigue una gran reputación como médico experto y cuenta con una nutrida clientela.
Acabó siendo médico en la corte del emperador Marco Aurelio y su corregente Lucio Vero.
Durante un breve período regresó a Pérgamo (166 -169), hasta ser llamado por Comodo (hijo de Marco Aurelio).
Debido a que en la antigua Roma la disección de cadáveres estaba prohibida por la ley, Galeno realizó sus estudios diseccionando animales como cerdos o monos. Esto condujo a que tuviera ciertas ideas equivocadas sobre el cuerpo humano.
Galeno pasó el resto de su vida en la corte imperial escribiendo y llevando a cabo experimentos.
Hizo vivisecciones de muchos animales con el fin de estudiar la función de los riñones y de la médula espinal.
Escribió, fundamentalmente, en Griego, ya que en la medicina de la época tenía mucha más reputación el Griego que el Latín.
El gran prestigio de que gozó, no sólo en Roma, se debió en parte a su gran actividad literaria, con más de cuatrocientos textos, de los que nos han llegado unos ciento cincuenta.
Llegó a ser muy famoso, de tal modo que el término “galeno” es equivalente a “médico”.
Su principal obra “De método medendi” – Sobre el arte de la curación- ejerció una enorme importancia en la medicina durante quince siglos.
En 2015 se descubrió un palimpsesteo de su obra “De los preparados y los poderes de los remedios simples”. (Wikipedia).
Sus obras pasaron a Occidente y al mundo moderno en versiones latinas y árabes, ya que estos últimos se sintieron atraídos por ellas, las estudiaron y tradujeron; en la Edad Media se transmitieron los escritos de Galeno en traducciones árabes y latinas.
Su obra “Sobre cómo hay que proteger la salud”, traducción de la versión greco-latina de Kühn “De sanitate tuenda”, trata de cómo debe protegerse la salud de una teórica persona que ha nacido “sin reproches”, es decir, completamente sano, a lo largo de toda su vida. Esta obra ha
sido traducida al Español por Manuel Cerezo Magán.
Se puede decir que Galeno fue un puente entre Hipócrates y la medicina moderna, la cual le debe como mínimo su vocabulario técnico, pero también la idea de que el estudio de la enfermedad debe obedecer a un sentido crítico fundamental, es decir, que sin investigación no hay medicina; que la salud está basada en el equilibrio de los humores, de manera que la recuperación de la misma, cuando se ha perdido, consiste en restablecer ese equilibrio eliminando el exceso del humor correspondiente.
Es seguidor empedernido de Hipócrates al que también llama “antiguo maestro”, por más que la distancia cronológica que separa a ambos es bastante grande: Hipócrates nace hacia el 460 a. de C. en la isla de Cos y muere en Tesalia sobre el 370 a. de C., y la vida de Galeno se desarrolla entre los siglos II y III d. de C.
El nombre de Hipócrates aparece un montón de veces en su obra, siempre en tono reverencial y de alabanza, por ejemplo en el tema de la “enantiosis”, o tratamiento de cura por medio de medicamentos de naturaleza contraria a la enfermedad (“remedios contrarios son propios de las afecciones contrarias”), o a su alusión a que la máxima hipocrática de la escuela de Cos: “tribè metà lógou” (experiencia + razonamiento), es la base de la medicina científica.
Se apoya en un texto de los “Aforismos” de Hipócrates para demostrar que los ejercicios físicos deben preceder a la comida: “esfuerzos físicos deben preceder a los alimentos”, y añade que en el libro VI de “Epidemias” de Hipócrates éste dice palabra a palabra: “esfuerzos físicos, alimentos, bebidas, sueños, placeres amorosos, todo con mesura” (Hp., Epidemias, 6.6.2).
El tema hipocrático de la “anafricción”, una forma de masaje, de la que Galeno viene a decir que no hay diferencia con la simple “fricción” o masaje, es también uno de sus preferidos, cuando dice ( 6.93), citando “Sobre el consultorio médico” de Hipócrates ( Hp., De oficina medici, 17): “ la (ana)fricción posee la capacidad de relajar, contraer, generar carne; disminuir; la dura, contraer, la blanda relajar, la mucha disminuir, la moderada generar carne”.
Otra cita de Hipócrates (Hp.,De alimento,8): “alimento es (algo) que nutre, y alimento es lo que está a punto de nutrir, y alimento es lo que va a nutrir”.
Se encuentran también aseveraciones interesantes en forma de simil como que “el cerebro es como una casa del alma racional, que, estando rodeada por un hueso que la cubre herméticamente, es purgada a través de muy grandes y numerosísimos canales, primero, por las narices y el paladar, segundo por los oídos de cada lado, y tercero, por las suturas del cráneo; no es inverosímil que algo fluya de él a los ojos”.
Galeno era un hombre sumamente culto; por ello no es raro encontrar en sus obras referencias literarias y alusiones a los grandes filósofos de la antigüedad.
Por ejemplo, referencias homéricas; así alusiones a Aquiles y Tersites (6.17), personajes de la Ilíada, y algún texto de esta obra referente a Macaón, hijo de Asclepio (dios de la medicina), rey y médico, que es herido en el canto XI de esta obra (cf. vv.505 ss. Y 832 ss.); referencias míticas, como herramientas propedéuticas, no faltan: así, la alusión a personajes como Linceo, Melampo, Ificlo y Milón, cuando dice ( 6.20): “Puesto que todos vemos mal, si nos comparamos con las águilas y con Linceo, y no oímos correctamente, si nos comparamos con Melampo, y, además, estamos enfermos de los pies, si alguien nos compara con Ificlo, y de las manos si nos compara con Milón, y pensaríamos que en cada parte hemos llegado cerca de una mutilación si nos comparamos con los que tienen la primacía en esto”.
(Linceo fue uno de los que participó en la expedición de los “Argonautas”; según la leyenda tenía una vista tan prodigiosa que se decía que podía ver a través de los objetos.
Melampo era un célebre médico y agorero insigne; su nombre significa etimológicamente “el hombre de los pies negros”, porque, al nacer, su madre lo había colocado a la sombra, pero sin darse cuenta dejó sus pies al sol. Éste crio unas crías de serpiente, y un día que estaba dormido al despertar vio que las serpientes le estaban lamiendo los oídos, y se dio cuenta que podía entender el lenguaje de los pájaros.
Ificlo fue famoso por su rapidez: podía correr por un campo de trigo sin doblar las espigas; tomó también parte en la expedición de los Argonautas.
Milón fue un atleta de fuerza tan grande que llevó un día durante ciento veinte pasos un buey, y lo mató de un puñetazo).
Es de destacar también su idea (6.8) de que la naturaleza prefabrica los nutrientes necesarios para sustituir las pérdidas de sustancia del cuerpo humano con el fin de guardar la proporcionalidad debida (en referencia a los cuatro humores).
Cuando afirma (6.37) que las nodrizas han descubierto que son tres los movimientos de los niños, en cunas, en literas y en sus propios brazos, se enfrenta a Asclepiades de Bitinia, que fue el introductor de la medicina en Roma y vivió en el siglo I a. de C., y a Erasístrato de Ceos, que es atacado en múltiples ocasiones por Galeno en su obra “Sobre la utilidad de las partes del cuerpo humano” (De usu partium).
Y en su preocupación por la salvaguarda de la salud del niño, determina ( 6.45.48 ) las condiciones para que la leche de la nodriza sea de la mejor calidad, expresa qué régimen de vida deben guardar las mujeres que amamanten a los niños y dispone la educación de éstos por hebdómadas o períodos de siete años.
Cita algunos vinos adecuados por ser finos: el de Falerno, el de Sorrento, el sabino, el albano, etc., y afirma que deben rechazarse los vinos espesos. De igual manera dice ( 6.54) que no debe dárseles vino a los niños ni a los que, como ellos, tienen un temperamento húmedo.
Analiza (6.68.74) las causas de las “discrasias” (afecciones) que se producen por la retención de residuos en los órganos, entendiendo por tales residuos los excrementos, la orina, el sudor, etc.; como método de evacuación de éstos aconseja la aplicación de la ley hipocrática de los contrarios (6.74): utilizar medicamentos contrarios a la naturaleza del mal.
Por otra parte, en su referencia a Teón, un gimnasta, los comentarios de Galeno, respecto a sus ejercicios gimnásticos, constituyen lo que hoy denominaríamos una buena lección de fisioterapia; cita un libro de Teón ( 6.96 ss.): “Los gimnásticos” y hace una crítica a algunos puntos de su contenido referente a los masajes. Para demostrar la equivocación de Teón, hace uso de un gráfico sinóptico o diagrama, en el que demuestra que serían nueve las parejas de masajes, no seis.
Compara el cuerpo teóricamente sano desde su nacimiento, del cual hay que preservar su salud, con el “canon” del escultor Policleto, es decir, su cometido es como una “regla” (“canon” en griego significa “regla”) de conservación de la salud.
Establece las condiciones para efectuar la flebotomía y la purga.
Cuenta cómo él mismo, a pesar de su delicada salud, con aplicación de preceptos de salud se mantuvo sano, salvo alguna fiebre efímera.
Según él, una persona que goce de buena salud por naturaleza, puede llegar a edad avanzada si se cuida.
Llega a establecer una diferencia definitoria de dos partes de la medicina, que nos atreveríamos a decir que se anticipa a consideraciones actuales, en especial la segunda, que podría identificarse con lo que hoy denominaríamos “geriatría”: la “analéptica” (parte de la medicina que se ocupa de la recuperación) y la “gerocómica” (= geriatría) (parte de la medicina que se ocupa de la salud de los ancianos).
Nos sorprenden consideraciones que son propiamente actuales, como que es muy importante para vivir largos años practicar una vida sana y, sobre todo, andar mucho; y así nos cuenta el caso de un médico, Antíoco, que se dictaba un régimen a sí mismo, y que, cuando tenía más de ochenta años, iba cada día al ágora, en la cual estaba el Consejo de ancianos, y a veces recorría de vuelta un largo camino para visitar a sus enfermos, y que andaba a pie desde su casa hasta el ágora un camino aproximado de tres estadios ( un estadio equivale a 185 m.); que visitaba a los enfermos que vivían cerca, pero si alguna vez se veía obligado a viajar más lejos, era transportado unas veces en una silla y otras en un coche. Y dice que Télefo, el gramático, llegó a una edad más avanzada que Antíoco, pues vivió casi cien años, debido al régimen de vida que seguía.
De hecho, cita varios casos de ancianos longevos, planteando si la dieta es la razón o no de su longevidad.
Habla sobre la dieta de los ancianos; por ejemplo, qué deben comer para provocar la uresis y vaciar el vientre.
Determina actuaciones en caso de estreñimientos: utilización de medicamentos catárticos y clísteres ( enemas).
También dedica unas líneas sobre la naturaleza de la edad senil. Establece los beneficios del pan, leche y vino para los ancianos según su cualidad y preparación y explica las cualidades de la miel.
Alude a varios alimentos (hortalizas, legumbres, frutos, carnes) con indicación de los que no debe tomar el anciano.
También nos sorprende cuando indica que no se debe utilizar siempre el mismo medicamento, pues la naturaleza del que los toma se acostumbra con el tiempo a ellos y desvirtúa el poder de los mismos.
Afirma que Hipócrates ha escrito sobre la “diagnosis” y la “prognosis” (aquello que el médico debe saber aún sin que se lo diga el enfermo).
Alude a Aristóteles y a sus homeomerías (partículas similares) y se apoya en ellas para defender sus argumentaciones.
Nos aporta una anécdota sobre el emperador Antonino y las costumbres de sus siervos.
Cita su obra “Sobre la voz” (obra perdida) a la que también se refiere en su obra “Sobre la utilidad de las partes del cuerpo humano”, en la que describe por medio de qué mecanismos se produce la voz.
Cuenta una anécdota sobre el peligro de los medicamentos utilizados porque causan delgadez; y otra de cómo resolvió el problema sanitario de un enfermo de la Campania.
Habla sobre la carne de animales y aves que son apropiadas.
Afirma que de las leches, la única adecuada es la de burra.
De los distintos medicamentos que nombra está el de las tres pimientas. Y otro también importante, al que se refiere en el último capítulo del libro VI; Galeno, ante las observaciones de un amigo suyo que leyó su libro, decidió añadir un epílogo elogiando los beneficios del jugo de manzana como medicamento; se refiere a la manzana de Cidonia, es decir, al membrillo, materia prima para la preparación del medicamento “diospolítico”, que es beneficioso para excitar el apetito a los que no lo tienen, y para las digestiones a los que no digieren bien, y para fortalecer el estómago; da recetas sobre la composición de determinados medicamentos como el de la “calaminta” (planta labiada medicinal), del que da los ingredientes de su composición y la cantidad y peso: calaminta, poleo, perejil y séseli (especie de ricino), semilla de apio, tomillo de corimbo, libístico (apio de monte), pimienta.
En cuanto a los ejercicios gimnásticos afirma que algunos son sólo ejercicios y otros son ejercicios y a la vez trabajos; son ejercicios la lucha, el pancracio, el pugilato, la carrera, y otros como el pitilismo (golpear el agua con el remo o golpear el aire con las manos), el ecpletrismo (correr la longitud de un pletro describiendo círculos concéntricos cada vez menos largos; un pletro es una yugada o medida de longitud de unos 30 metros), la esquiomaquia (hacer lucha de sombras), el acroquirismo ( luchar con las manos), lanzar el disco y ejercitar el cuerpo con el córico (saco de atletas para ejercitarse) y la pelota, pequeña o grande, y con halteras ( pesas que se utilizaban sobre todo para ayudarse en el impulso del salto de longitud); y dice que son a la vez ejercicios y trabajos, cavar, remar, arar, podar las viñas, llevar peso, segar, cabalgar, luchar con armadura, caminar, cazar, pescar, y todos los demás trabajos que ordinariamente hacen los hombres, sean o no artesanos, para utilidad de su vida, ya sea construyendo casas, o siendo herreros, o construyendo naves o labrando o fabricando algún otro instrumento de guerra o de paz; también, levantar cualquier clase de peso muy grande o pasear cuesta arriba y trepar por una cuerda.
Cita también a Teofrasto (372-287 a. de C.), discípulo de Platón y Aristóteles; en la escuela de Aristóteles se ocupó de la botánica y es considerado creador de esta ciencia.
Por supuesto, cita también a Aristóteles, que es uno de sus guías de pensamiento.
También cita a Tésalo de Trales, perteneciente a la escuela o secta de los metódicos; vivió en la época de Nérón; por tanto, muy anterior al período en que Galeno vive; adoptó una actitud intermedia entre el empirismo y el dogmatismo.
Tésalo es criticado y atacado no pocas veces por Galeno.
(La Salud según Galeno. Estudio Introductorio, notas y traducción por Manuel Cerezo Magán. Edicions de la Universitat de Lleida).
Sorprende de Galeno la cantidad de obras que escribió. Se habla de cuatrocientos textos, de los que nos han llegado unos ciento cincuenta. La obra de Kühn “Galeni opera omnia” (todas las obras de Galeno) tiene 22 volúmenes.
En esta obra “De sanitate tuenda” ( Sobre la protección de la salud) el propio Galeno cita algunas de sus obras, como “De methodo medendi” ( Sobre el arte de la curación), “De elementis ex Hipocrate” (Sobre los elementos según Hipócrates), “De usu partium” (Sobre la utilidad de las partes del cuerpo humano), “ De alimentorum facultatibus” (Sobre las propiedades de los alimentos), “De atenuante victus ratione” (Sobre la dieta adelgazante), etc.
Es impresionante la cantidad de términos técnicos de la medicina que utiliza, y los conocimientos de todo tipo que acumuló.
También señalar el interés por la investigación y el método experimental que utilizó.
Influido por la doctrina de Hipócrates, Galeno sostuvo como tesis que la salud del individuo se basa en el equilibrio entre la sangre y una serie de humores conocidos como bilis amarilla, bilis negra y flema.
Fue pionero en la observación científica de los fenómenos fisiológicos y practicó numerosas disecciones que le permitieron identificar siete pares de nervios craneales, describir las válvulas del corazón; diferencias estructurales entre venas y arterias. Galeno logró demostrar que las arterias no transportaban aire, como entonces se creía, sino sangre.
Demostró cómo diversos músculos son controlados por la médula espinal. También demostró que es el cerebro el encargado de controlar la voz.
Describió las funciones del riñón y de la vejiga.
Describió diversas enfermedades infecciosas, como la “peste antonina” y su propagación.
Dio gran importancia a los métodos de conservación y preparación de fármacos, base de la actual “farmacia galénica”.
Su tratado “Sobre el diagnóstico de los sueños” (De dignotione ex insomnis libellis), describe los sueños, es decir, las ensoñaciones, y afirma que éstos pueden ser un reflejo de los padecimientos del cuerpo.
Segovia, 23 noviembre del 2024
Juan Barquilla Cadenas.