DOS “ODAS” DEL POETA ROMANO HORACIO (65 a. de C. – 8 a. de C.)
1. “Petición a Apolo” (Libro I, 31)
En esta “oda” el poeta pide a Apolo, en la consagración de su templo, vivir de un modo sencillo y austero.
También le pide disfrutar de sus bienes con salud y tener una vejez con plenas facultades mentales y alegre.
“¿Qué pide a Apolo el poeta en el momento de la consagración de su templo?, ¿qué le solicita, mientras de su patera derrama vino nuevo?: no las mieses fecundas de la fértil Cerdeña, no los rebaños de la calurosa Calabria, no el oro ni el marfil de la India, no las campiñas que el Liris (1), río silencioso, remuerde con su apacible corriente.
Aquellos a quienes la Fortuna concedió una viña, pódenla con podadera de Cales (2); y que en cálices dorados apure el vino, comprado con mercancía de Siria, el opulento comerciante, querido por los mismos dioses, puesto que contempla impunemente tres y cuatro veces al año la lisa superficie del Atlántico.
A mí me mantienen las aceitunas, las achicorias y las digestivas malvas.
Concededme también a mí, hijo de Latona (3), que, gozando de salud, disfrute de los bienes que adquirí, pero – te lo suplico – que sea con mis plenas facultades mentales y sin que viva yo una vejez gravosa y privada de la cítara”.
Notas:
(1) Río fronterizo entre el Lacio y la Campania.
(2) Cales, antigua población de Campania.
(3) Apolo, que es hijo, al igual que Ártemis, de Latona.
2. “Invitación a vivir el presente” (Libro II, 3)
En esta “oda”, Horacio invita a Delio a disfrutar de la naturaleza mientras la ocasión, la edad y el Destino lo permitan.
Le advierte de que hay que dejar aquí todas las cosas que posee en esta vida y que no importa si ha vivido triste o alegremente, ni si es rico o pobre, pues antes o después todos hemos de morir.
“Acuérdate de mantener serena la mente en los momentos difíciles; así como en los favorables sosegada y lejos de la alegría desbordante, porque estás, Delio (1), destinado a morir, tanto si has pasado tristemente tu vida entera como si en los días festivos, recostado en pradera apartada, te has sentido feliz por el penetrante aguijón del Falerno (2).
¿Con qué fin el pino esbelto y el álamo blanco gustan de trenzar con sus ramas una sombra acogedora?, ¿por qué la linfa fugaz corretea incansablemente por el arroyo zigzagueante? A ese lugar manda traer el vino, los perfumes y las flores, demasiado efímeras, del bello rosal, mientras lo permiten la ocasión, la edad y los hilos negros de las tres hermanas (3).
Pues te irás de los jardines que compraste y de tu casa y de esa quinta (4) tuya que baña el rubio Tíber; te irás, y un heredero se adueñará de tus riquezas, apiladas en montón hacia lo alto.
Nada importa si rico, descendiente del antiguo Ínaco (5) o pobre y del linaje más humilde, te demoras bajo el cielo, víctima del Orco (6) que no tiene compasión ninguna: todos somos empujados al mismo sitio, y de todos en la urna se agita la suerte que más tarde o más temprano ha de salir y embarcarnos para el destierro perpetuo (7)”.
Notas.
(1) Delio: un personaje inconstante, sucesivamente amigo de enfrentados enemigos como Casio, Antonio y Octavio.
(2) Falerno: vino producido en el monte Falerno, en la Campania.
(3) Se refiere a las Parcas. Personificación del Destino. Son tres hermanas hilanderas que personifican el nacimiento, la vida y la muerte.
(4) Finca en el campo para veranear o descansar.
(5) Ínaco es el fundador de la más antigua genealogía heroica de Grecia. Fue el primer rey de Argos.
(6) Orco es el reino infernal del Hades.
(7) Otra forma de referirse al Hades o el mundo infernal.
(Horacio. Épodos. Odas. Introducción, traducción y notas de Vicente Cristóbal. Alianza Editorial)
Segovia, 2 de julio del 2022
Juan Barquilla Cadenas.