👉 Objetivo: reducir la incidencia de nuevas queratosis actínicas, prevenir la progresión a carcinoma epidermoide cutáneo (CEC) y preservar la integridad inmunológica y estructural de la piel fotoexpuesta mediante una estrategia integral de fotoprotección, prevención metabólica e inmunomodulación sostenida.
→ Las QA surgen de la acumulación de mutaciones inducidas por radiación ultravioleta (UV), principalmente en los genes TP53, NOTCH1, CDKN2A y HRAS, que alteran el control del ciclo celular y la apoptosis.
→ La exposición solar repetida produce estrés oxidativo, inmunosupresión local y pérdida de la capacidad de reparación del ADN.
→ La prevención busca interrumpir este ciclo mutacional, proteger la barrera epidérmica, restaurar la inmunovigilancia cutánea y minimizar la inflamación crónica actínica.
💡 Idea-fuerza: la prevención de las QA no es cosmética; es oncoprevención molecular.
🔹 2.1 Fotoprotectores de amplio espectro
→ SPF ≥50+ con protección UVA, UVB, infrarroja (IR-A) y luz visible (HEVL).
→ Aplicar 30 minutos antes de la exposición y reaplicar cada 2–3 horas, especialmente tras sudor o baño.
→ Utilizar una cantidad suficiente (2 mg/cm²): 1 cucharadita para cara y cuello, 2 para brazos y piernas.
→ Preferir filtros minerales (óxido de zinc, dióxido de titanio) en piel sensible o pos-tratamiento (TFD, 5-FU, imiquimod).
→ Los filtros combinados (químicos + físicos) ofrecen la protección más estable y cosméticamente aceptable.
💡 Perla de aplicación: la mayoría de los pacientes solo usa el 25–50 % de la cantidad recomendada; educar en la dosificación es más eficaz que cambiar de producto.
🔹 2.2 Fotoprotectores con activos biológicos
→ Ácido ferúlico, vitamina C, E y niacinamida: reducen estrés oxidativo y aumentan la reparación del ADN.
→ DNA-repair enzymes (fotoliasa, endonucleasa T4): reparan dímeros de pirimidina y mutaciones UV-inducidas.
→ Polypodium leucotomos (extracto antioxidante tropical): neutraliza ROS y previene inmunosupresión UV-dependiente.
→ Melatonina tópica: antioxidante y cronoprotector de queratinocitos.
💡 Perla biológica: los fotoprotectores “inteligentes” con enzimas reparadoras pueden reducir en más del 50 % el número de nuevas QA en pacientes con campo actínico activo.
🔹 3.1 Polypodium leucotomos (480 mg/día)
→ Aumenta la capacidad antioxidante y la expresión de p53 funcional.
→ Disminuye la inflamación inducida por UV y mejora la tolerancia a tratamientos de campo.
🔹 3.2 Nicotinamida (vitamina B3 amida)
→ Dosis: 500 mg/12 h vía oral, continua.
→ Mejora la reparación del ADN tras daño UV, reduce inmunosupresión cutánea y previene carcinogénesis.
→ Ensayos clínicos (ONTRAC, NEJM 2015): disminución del 23 % en nuevas QA y del 30 % en CEC.
🔹 3.3 Antioxidantes sistémicos complementarios
→ Resveratrol, licopeno, té verde, curcumina y polifenoles: disminuyen el estrés oxidativo y la inflamación crónica.
→ Omega-3 (EPA 1–2 g/día): modula vías inflamatorias y reduce daño UVB mediado por prostaglandinas.
→ Vitamina D3 (1000–2000 UI/día): favorece la diferenciación queratinocítica y regula la inmunidad cutánea.
💡 Perla metabólica: la combinación de nicotinamida + polifenoles + vitamina D3 optimiza la reparación del ADN y refuerza la inmunidad antitumoral cutánea.
→ Evitar exposición solar directa entre 11:00 y 16:00 h.
→ Usar sombreros de ala ancha, gafas y ropa con filtro UPF ≥50.
→ En conductores y trabajadores al aire libre, aplicar fotoprotector en rostro, cuello y antebrazos antes de salir de casa.
→ Evitar lámparas UV y cabinas de bronceado, que generan mutaciones equivalentes a radiación solar.
→ Aumentar sombra física: parasoles, toldos, viseras transparentes UV-block.
💡 Perla práctica: una camiseta de algodón común (UPF 5–8) no bloquea completamente los UV; se requiere ropa con certificación UPF 50+ o tejidos técnicos densos.
→ Nicotinamida oral (500 mg/12 h): pilar de la prevención farmacológica en QA múltiples o inmunodeprimidos.
→ Retinoides tópicos o sistémicos (acitretina, isotretinoína): indicados en pacientes con QA múltiples recidivantes o trasplantados.
→ AINEs tópicos (diclofenaco 3 %): reducen inflamación crónica del campo actínico.
→ Inhibidores de mTOR (sirolimus): alternativa en trasplantados con múltiples QA, al sustituir fármacos inmunosupresores procarcinogénicos.
💡 Perla inmunológica: la modulación del sistema inmunitario local es tan relevante como la protección UV; el tratamiento preventivo ideal mantiene un equilibrio entre reparación y vigilancia inmunológica.
→ Instrucción personalizada: explicar la naturaleza crónica del daño actínico y la relación directa entre fotoprotección y prevención del cáncer.
→ Demostración práctica de aplicación del fotoprotector (cantidad, frecuencia, extensión).
→ Integrar la fotoprotección en la rutina diaria: aplicar después de la hidratación y antes del maquillaje.
→ Reforzar la adherencia: utilizar texturas ligeras, sprays, sticks y fotoprotectores con color para mejor aceptación.
→ Incluir entorno familiar: enseñar hábitos de fotoprotección a convivientes, especialmente hijos.
💡 Perla educativa: los pacientes solo se adhieren a lo que comprenden; la fotoprotección deja de ser un “cosmético” cuando se explica como un tratamiento oncológico preventivo.
→ Revisiones periódicas: cada 6–12 meses según riesgo.
→ Tratamiento precoz de nuevas QA: iniciar 5-FU, tirbanibulina o TFD ante las primeras lesiones visibles.
→ Mantenimiento del campo: diclofenaco, antioxidantes y retinoides tópicos alternos.
→ TFD de día anual o imiquimod en ciclos cortos: como “reset” inmunológico del campo actínico.
→ Registro fotográfico y dermatoscópico seriado: permite comparar cambios subclínicos y prevenir progresión.
💡 Perla estratégica: prevenir nuevas QA es más coste-efectivo que tratar carcinomas: cada lesión no tratada incrementa en 10–15 % el riesgo de carcinoma epidermoide en 5 años.
1️⃣ Fotoprotección tópica y oral combinada.
2️⃣ Tratamiento continuo del campo actínico.
3️⃣ Mantenimiento inmunológico (nicotinamida, vitamina D3).
4️⃣ Educación conductual y ambiental.
5️⃣ Control dermatoscópico sistemático.
💡 Perla integradora: la prevención debe entenderse como una terapia crónica antimutacional, no como una medida cosmética estacional.
La prevención y la fotoprotección son el núcleo de la medicina dermatológica oncológica moderna.
En el paciente con queratosis actínicas, la piel nunca vuelve a ser “normal”, pero puede mantenerse biológicamente estable mediante una combinación de fotoprotección inteligente, nutrición celular y vigilancia inmunológica.
💡 Frase final:
“La queratosis actínica no se cura con bisturí, se previene con luz bien filtrada.”