Las lesiones lineales y serpiginosas son un lenguaje visual del cuerpo:
unas siguen los moldes embriológicos (líneas de Blaschko), otras los trayectos parasitarios o vasculares, y algunas reproducen reacciones tóxicas o autoinmunes localizadas.
Reconocer el patrón correcto permite diagnosticar sin biopsia ni laboratorio.
💬 Las líneas de la piel son huellas de la genética, del veneno o del tiempo.
Mecanismo: dermatosis inflamatoria autolimitada, probablemente relacionada con mosaicismo cutáneo o respuesta inmunitaria localizada.
Epidemiología: niños en edad preescolar (media 3 años), leve predominio femenino.
Clínica: pápulas lineales, rosadas o del color de la piel, a veces con leve descamación, hiperpigmentación o hipopigmentación posterior. Distribución unilateral siguiendo las líneas de Blaschko, con predilección por extremidades. En algunos casos afecta una uña (onicodistrofia longitudinal).
Diagnóstico: clínico; biopsia solo si presentación atípica.
Tratamiento: no requiere intervención; corticoides tópicos medios si prurito.
Evolución: resolución espontánea en 6–9 meses, aunque puede persistir hasta 3 años; hipopigmentación residual prolongada.
💬 El liquen estriado es una inflamación infantil que se comporta como un eco genético pasajero.
Mecanismo: reacción cutánea inducida por acumulación de bleomicina en zonas microtraumatizadas; el prurito y el rascado facilitan su depósito lineal.
Epidemiología: hasta 60 % de los pacientes tratados con bleomicina.
Clínica: comienza horas a semanas tras la administración con eritema lineal pruriginoso que evoluciona a hiperpigmentación flagelada (en rayas) de tono marrón o violáceo, a veces con descamación leve. Localización preferente en tronco, hombros y brazos.
Diagnóstico: antecedente de uso de bleomicina + patrón clínico típico; biopsia innecesaria.
Tratamiento: sintomático (antihistamínicos, corticoides tópicos suaves o triamcinolona media potencia).
Evolución: autolimitada; el eritema cede en días, la pigmentación puede durar meses.
💬 El cuerpo escribe en la piel la firma de la quimioterapia.
Mecanismo: mutación somática postcigótica (a menudo en FGFR3) que genera proliferación clonal epidérmica siguiendo líneas de Blaschko.
Epidemiología: presente desde nacimiento o primeros meses de vida; casos raros de aparición tardía.
Clínica: pápulas verrugosas marrones o amarillentas, agrupadas en líneas o placas unilaterales; pueden abarcar la mitad del cuerpo (nevo unius lateralis) o ser generalizadas (nevo epidérmico sistematizado).
Síndrome asociado: algunos pacientes presentan alteraciones esqueléticas, neurológicas, oculares o cardíacas (síndrome del nevo epidérmico).
Diagnóstico: clínico; biopsia si duda con poroqueratosis o enfermedad de Darier lineal.
Tratamiento: generalmente innecesario. Opciones estéticas: escisión quirúrgica, láser, tazaroteno 0,1 % o calcipotriol 0,005 %.
Evolución: estable o con crecimiento proporcional al cuerpo; puede asociarse a tumores anexiales benignos.
💬 El nevo epidérmico es un mosaico genético visible desde el nacimiento.
Mecanismo: proceso autoinmunitario limitado con depósito excesivo de colágeno; a veces relacionado con infección por Borrelia.
Epidemiología: niños, adolescentes y adultos jóvenes; más frecuente en mujeres.
Clínica: placa o banda indurada, lineal y unilateral, que cambia de color (violácea → blanca → amarillenta). Puede causar atrofia y contracturas si cruza articulaciones. En la cara puede producir hemifacial atrófica (“en golpe de sable”).
Diagnóstico: clínico y por palpación (induración); biopsia profunda si duda. Hemograma, eosinofilia y ANA positivos en 50 %.
Tratamiento:
— Lesiones pequeñas: calcipotriol 0,005 % o tacrolimús 0,1 % tópico.
— Extensas o con limitación funcional: fototerapia UVA-1, UVB NB o metotrexato sistémico ± corticoides orales.
Evolución: variable; 50 % remiten espontáneamente en 5 años, el resto dejan atrofia permanente.
💬 La morfea lineal es una cicatriz viva que se forma mientras la autoinmunidad se comporta como arquitecta.
Mecanismo: infección parasitaria por larvas de anquilostomas animales (Ancylostoma braziliense), que penetran en la piel humana y migran en la epidermis.
Epidemiología: zonas tropicales y subtropicales (playas, arenas húmedas, areneros); riesgo ocupacional en jardineros y fontaneros.
Clínica:
— Prurito intenso y trayecto serpiginoso o lineal eritematoso que avanza varios milímetros al día.
— Localización típica: pies, espacios interdigitales, glúteos.
— En algunos casos ampollas o pápulas iniciales.
Diagnóstico: clínico; biopsia rara vez útil (larva suele estar por delante del extremo visible).
Tratamiento:
— Casos leves: tiabendazol tópico 10–15 % 4 veces/día × 1 semana.
— Casos extensos: ivermectina 12 mg dosis única o 200 µg/kg 1–3 días; alternativas: albendazol 400 mg/día × 3–5 días o tiabendazol oral 50 mg/kg × 2–4 días.
Evolución: autolimitada (muere en 2–8 semanas); resolución completa en 2–3 meses.
💬 La larva migratoria es el dibujo vivo del parásito: avanza milímetros, pero deja metros de prurito.
Congénito, estable → nevo epidérmico.
Infantil, autolimitado → liquen estriado.
Tóxico, flagelado → bleomicina.
Indurado, atrófico → morfea lineal.
Serpiginoso, migratorio → larva cutánea migratoria.
💬 Si la línea no se mueve, nació con el paciente; si se mueve, hay vida dentro.
🩹 Las lesiones lineales y serpiginosas son mapas de historia cutánea: algunas narran la genética, otras la inflamación y unas pocas, la vida de un parásito que se atrevió a escribir sobre la piel humana.