🎯 Objetivo:
Establecer el punto de partida diagnóstico y pronóstico del paciente con psoriasis, determinando gravedad, extensión, impacto funcional, comorbilidades y riesgo cardiovascular antes de definir la estrategia terapéutica.
El objetivo final es integrar la información clínica, analítica e inmunológica para una dermatología de precisión.
Inicio y evolución: edad de debut, curso crónico, periodicidad de los brotes.
Factores desencadenantes: infecciones, estrés, fármacos (litio, betabloqueantes, interferón), traumatismos, consumo de alcohol o tabaco.
Síntomas principales: prurito, dolor, escozor, grietas o supuración.
Localización y patrón: distribución corporal, simetría, tendencia a recidiva.
Repercusión funcional y emocional: impacto laboral, sexual o social.
Antecedentes familiares: psoriasis, artritis psoriásica, EII u otras enfermedades autoinmunes.
Morfología: placas eritematoescamosas bien delimitadas con signo de Auspitz positivo y fenómeno de Koebner.
Topografía: cuero cabelludo, codos, rodillas, tronco, uñas, pliegues, genitales.
Documentación: fotografía clínica inicial y cálculo de índices objetivos.
Evalúa eritema, infiltración y descamación en cuatro regiones corporales.
Leve: PASI < 10
Moderada: PASI 10–20
Grave: PASI > 20
👉 PASI 75 / 90 / 100: referencias de respuesta terapéutica.
Porcentaje de superficie corporal afectada.
Leve: < 10 %
Moderada: 10–20 %
Grave: > 20 %
Evalúa el impacto psicosocial (0–30).
Leve: < 5
Moderada: 5–10
Grave: > 10
👉 DLQI ≥ 5 indica afectación clínicamente significativa, aunque el PASI sea bajo.
Psoriasis en placas: forma más frecuente; curso crónico y recidivante.
Psoriasis ungueal: picaduras, onicolisis, hiperqueratosis subungueal; asociación frecuente con artritis psoriásica.
Psoriasis del cuero cabelludo: alta visibilidad y repercusión emocional; respuesta rápida a anti-IL-17.
Psoriasis palmoplantar: lesiones fisuradas y dolorosas con impacto funcional laboral.
Psoriasis artropática: rigidez matutina, dactilitis o entesitis; requiere abordaje conjunto con reumatología.
Psoriasis inversa: en pliegues (axilas, ingles, submamaria), frecuente en obesidad o diabetes.
Psoriasis eritrodérmica / pustulosa: emergencia dermatológica; requiere ingreso y biológico de acción rápida.
Metabólicas: obesidad, dislipemia, síndrome metabólico, resistencia a la insulina.
Reumatológicas: artritis psoriásica (hasta 30 % de los casos).
Digestivas: enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn, colitis ulcerosa).
Psiquiátricas: depresión, ansiedad, dismorfofobia, insomnio.
Cardiovasculares: hipertensión arterial, riesgo aterogénico elevado o Lp(a) aumentada.
Farmacológicas: litio, betabloqueantes, AINE, interferón.
💡 Estos factores redefinen la gravedad funcional y pronóstica, incluso con un PASI bajo, y condicionan la elección del tratamiento sistémico o biológico.
Psoriasis leve:
PASI < 10 · BSA < 10 % · DLQI < 5.
Lesiones localizadas, sin repercusión funcional ni comorbilidades.
→ Manejo con tratamiento tópico exclusivo o fototerapia localizada.
Psoriasis moderada:
PASI 10–20 · BSA 10–20 % · DLQI 5–10.
Afectación visible o molesta sin enfermedad sistémica.
→ Candidata a fototerapia corporal o FAME clásico (metotrexato, acitretina, ciclosporina).
Psoriasis grave:
PASI > 20 · BSA > 20 % · DLQI > 10 o alto impacto funcional.
Afectación extensa, dolorosa o emocionalmente invalidante.
→ Indicar biológico o molécula oral (JAK/TYK2) según perfil y comorbilidad.
Tensión arterial, IMC, perímetro abdominal.
Perfil lipídico completo: colesterol total, HDL, LDL, triglicéridos.
Lipoproteína(a) [Lp(a)]:
Normal < 30 mg/dL
Intermedia 30–50 mg/dL
Alta > 50 mg/dL → riesgo cardiovascular residual aumentado.
→ Debe determinarse al diagnóstico de psoriasis moderada-grave o en caso de antecedentes familiares de infarto precoz.
PCR ultrasensible (hs-CRP): marcador de inflamación subclínica.
HbA1c y glucemia basal: cribado de resistencia a la insulina.
La Lp(a) elevada indica riesgo cardiovascular residual independiente del colesterol total.
Puede coexistir con LDL normal; no se modifica con dieta ni ejercicio.
Si Lp(a) > 50 mg/dL → derivar a cardiología para valoración y considerar estatinas o inhibidores de PCSK9.
Los biológicos (Anti-IL-17 y Anti-IL-23) reducen inflamación sistémica, pero no corrigen la Lp(a).
Mantener seguimiento anual de factores metabólicos y PCR.
Si se desea rapidez de acción:
→ Anti-IL-17 (Ixekizumab, Bimekizumab) — inicio de respuesta en 1–2 semanas.
Si hay artritis psoriásica:
→ Anti-TNF (Adalimumab, Certolizumab) o Anti-IL-17.
Si el paciente presenta EII o edad avanzada con pluripatología:
→ Anti-IL-23 (Guselkumab, Risankizumab, Tildrakizumab) o Ustekinumab.
Si hay psoriasis palmoplantar o ungueal:
→ Anti-IL-17 o Bimekizumab, por su mayor afinidad por tejido queratínico.
Si existe ansiedad o depresión:
→ Anti-IL-23, por su efecto más estable y menor fatiga sistémica.
Si hay deseo gestacional o lactancia:
→ Certolizumab pegol, biológico con seguridad obstétrica.
Si se requiere control rápido temporal:
→ Ciclosporina o Metotrexato como puente a biológico.
Analítica basal ampliada: hemograma, GOT/GPT, creatinina, perfil lipídico + Lp(a), PCR, HbA1c, serologías (HBV, HCV, VIH), IGRA, Rx de tórax.
Estado vacunal: HBV, HAV, VZV, SRP, COVID-19, VPH.
Cuestionarios clínicos:
DLQI: calidad de vida y bienestar emocional.
PEST: cribado de artritis psoriásica.
PHQ-9: detección de depresión.
La Lp(a) elevada es un marcador clave de riesgo cardiovascular residual en psoriasis moderada-grave.
El PASI no siempre refleja el impacto real: lesiones visibles o dolorosas pueden justificar terapia sistémica aunque el área afectada sea pequeña.
El DLQI y el fenotipo deben tener el mismo peso que la extensión cutánea en la toma de decisiones.
Evaluar comorbilidades metabólicas y emocionales incluso en casos aparentemente leves.
Repetir la evaluación integral cada 6–12 meses o antes de cualquier cambio terapéutico.
📘 Conclusión:
El Algoritmo 1.1 establece la base del manejo integral de la psoriasis.
Combinar PASI, BSA y DLQI con biomarcadores como Lp(a) y PCR ultrasensible permite redefinir la gravedad funcional y anticipar el riesgo cardiovascular, orientando una elección terapéutica personalizada, segura y duradera.
El dermatólogo no solo trata la piel: actúa sobre la inflamación sistémica que conecta la psoriasis con el corazón, el metabolismo y la mente.