Los tumores subcutáneos son nódulos profundos, casi siempre bien delimitados, que pueden ser benignos, intermedios o malignos. La clave para distinguirlos no es la apariencia superficial, sino la velocidad de crecimiento, la consistencia, la movilidad, la delimitación y el contexto clínico (antecedentes oncológicos, número de lesiones, dolor).
Este grupo incluye:
Neoplasias adiposas benignas (lipoma, angiolipoma).
Neoplasias adiposas malignas (liposarcoma).
Tumores fibrohistiocíticos.
Tumores neurales (schwannoma).
Neoplasias hematológicas y metástasis.
Proliferaciones reactivas (fascitis nodular).
La biología del tejido dominante (grasa, vasos, fibras, nervio) define el comportamiento.
Nódulo subcutáneo profundo
Lesión blanda y móvil
Lesión firme o adherida a planos profundos
Crecimiento rápido o reciente
Lesión única vs múltiples
Dolor espontáneo o a la palpación
Limitación funcional o parestesias
Masa grande (>5 cm)
Nódulo en paciente con historia de cáncer
Bultos múltiples simétricos en extremidades
Nódulo blando, móvil, bien delimitado, indoloro. Puede ser superficial o intramuscular.
Proliferación de adipocitos maduros. En algunos casos asociado a reordenamientos genéticos.
Clínico. RMN en masas profundas o si hay neuropatía. Biopsia en casos atípicos.
Observación o extirpación si dolor, crecimiento, estética o compromiso funcional.
Transformación maligna extremadamente rara.
Nódulo subcutáneo blando o algo firme, frecuentemente doloroso. Puede ser múltiple.
Tejido adiposo con proliferación vascular prominente y trombosis intralesional.
Clínico. Dolor a la palpación es orientativo. RMN si hay sospecha infiltrativa muscular.
Extirpación si dolor o molestia. Alternativa: liposucción en casos seleccionados.
No maligniza.
Lesión firme, mal delimitada, de crecimiento rápido y tamaño grande. Adherencia a planos profundos.
Neoplasia maligna del tejido adiposo.
Biopsia profunda (incisional). RMN para valorar extensión.
Derivación inmediata a unidad oncológica.
Alta agresividad.
Nódulo firme, de crecimiento rápido, a menudo doloroso.
Proliferación fibroblástica reactiva autolimitada.
Biopsia para confirmar naturaleza benigna.
Observación o extirpación si dudas diagnósticas.
Nódulo firme sobre trayecto nervioso, con dolor a la percusión (signo de Tinel).
Neoplasia benigna de vaina nerviosa.
Clínico + RMN. Biopsia o extirpación si sintomático.
Extirpación cuidadosa para evitar lesión del nervio.
Nódulos firmes, de crecimiento rápido, únicos o múltiples, con piel suprayacente normal. Frecuentes en pacientes con neoplasia previa.
Diseminación hematógena o linfática desde tumores sólidos o hematológicos.
Biopsia profunda. Revisión del historial oncológico.
Según tumor primario. Implica enfermedad avanzada.
Supervivencia limitada cuando son múltiples.
Blanda + móvil → lipoma; blanda + dolorosa → angiolipoma.
Lesiones firmes, recientes o grandes requieren descartar malignidad.
Lesión adherida a planos profundos → sospechar sarcoma o metástasis.
En pacientes con cáncer, cualquier nódulo nuevo en subcutis es metástasis hasta demostrar lo contrario.
Fascitis nodular crece rápido y asusta, pero suele ser benigna.
Lipomas intramusculares pueden causar neuropatía: valorar RMN.
Asumir que todo nódulo subcutáneo es un lipoma.
Biopsiar superficialmente lesiones profundas.
Ignorar nódulos nuevos en pacientes con historia oncológica.
Extirpar sin imagen previa masas profundas o con síntomas neurológicos.
Subestimar nódulos grandes (>5–10 cm).
Blanda, móvil, lenta → lipoma.
Dolorosa → angiolipoma.
Firme y rápida → descartar malignidad.
Múltiples → lipomatosis / angiolipomatosis.
Paciente con cáncer + nódulo subcutáneo → biopsia inmediata.