El seguimiento clínico tras el tratamiento de la dermatitis seborreica (DS) y la pitiriasis versicolor (PV) tiene como objetivo verificar la respuesta terapéutica, prevenir recidivas y ajustar el plan de mantenimiento según la evolución del paciente.
Dado que ambas patologías son crónicas o recurrentes, la vigilancia debe ser periódica y centrada en la evaluación clínica, la adherencia y la estabilidad del campo cutáneo.
Objetivo: confirmar la resolución clínica o micológica de las lesiones y ajustar el mantenimiento.
En dermatitis seborreica: valorar reducción del eritema, descamación y prurito; comprobar si se ha restaurado la textura cutánea normal y la adherencia al tratamiento tópico.
En pitiriasis versicolor: comprobar desaparición de descamación fina; la hipocromía residual no implica persistencia del hongo.
Si persiste actividad inflamatoria o descamación moderada, prolongar el antifúngico tópico 2–4 semanas adicionales.
💡 Perla de revisión: la mejoría sintomática suele ser visible en las primeras 2–3 semanas, pero la remisión micológica completa puede tardar hasta 6 semanas, especialmente en PV extensa.
Repetir examen directo con KOH en lesiones que reaparecen o no responden a terapia tópica, buscando hifas cortas y esporas (“espaguetis y albóndigas”).
Si se confirma persistencia fúngica, considerar:
• Cambio de antifúngico tópico (rotar ketoconazol ↔ ciclopirox ↔ sertaconazol).
• Tratamiento sistémico corto con itraconazol o fluconazol.
En caso de KOH negativo con máculas hipocrómicas persistentes, tranquilizar al paciente: es una discromía postinflamatoria transitoria, no una recaída activa.
💡 Perla micológica: la pigmentación residual puede persistir hasta 6–12 semanas pese a la erradicación fúngica; el tratamiento innecesario puede irritar y retardar la repigmentación.
En pacientes con DS o PV recurrente, mantener una pauta de antifúngicos tópicos de forma intermitente:
• Geles o cremas de ketoconazol 2 % o ciclopirox 1 %, 1–2 veces/semana.
• En cuero cabelludo, uso de gel o espuma antifúngica 2 veces/semana durante 3 meses y luego semanalmente como mantenimiento.
• En PV recurrente, repetir un ciclo de 7 días cada 2–3 meses, especialmente en primavera o verano.
Asociar emolientes ligeros y limpiadores no irritantes para preservar la función de barrera.
Continuar fotoprotección y control del sudor y la humedad, factores que favorecen la recolonización de Malassezia.
💡 Perla de mantenimiento: la constancia en el uso de antifúngicos tópicos es más eficaz que los tratamientos repetidos de rescate; mantener la microbiota controlada evita la reactivación del ciclo inflamatorio.
DS leve-moderada: revisión clínica cada 6–12 meses.
DS severa, PV recurrente o inmunodeprimidos: revisión trimestral con evaluación de adherencia y ajuste de pauta profiláctica.
Documentación fotográfica: comparar evolución en zonas seborreicas (cara, cuero cabelludo, tórax) o pigmentarias (tronco en PV).
Registro de desencadenantes: identificar estaciones o factores personales que preceden los brotes (estrés, calor, cosméticos).
💡 Perla de continuidad: las enfermedades relacionadas con Malassezia se controlan mejor cuando el paciente comprende que su manejo es preventivo y cíclico, no episódico.
Desaparición del eritema y descamación visibles.
Ausencia de prurito o sensación grasa persistente.
Normalización del color y textura cutánea.
Ausencia de nuevas lesiones durante 3–6 meses consecutivos.
💡 Perla final: el seguimiento adecuado y el mantenimiento intermitente antifúngico convierten a la DS y la PV en enfermedades controlables y sin impacto funcional, transformando una patología recurrente en un equilibrio cutáneo estable.