El diagnóstico diferencial de la dermatitis seborreica (DS) y la pitiriasis versicolor (PV) requiere observar la morfología, el color, la textura, la distribución anatómica y la evolución temporal.
Estas entidades pueden confundirse con cuadros inflamatorios, infecciosos o pigmentarios. La dermatoscopia y el examen directo con KOH son herramientas clave para diferenciarlas con precisión clínica.
Contexto clínico: lactantes o niños pequeños con antecedentes familiares de atopia.
Dermatitis seborreica infantil: inicio precoz (2–12 semanas), lesiones grasas, amarillentas y poco pruriginosas, localizadas en cuero cabelludo, frente y pliegues.
Dermatitis atópica infantil: lesiones secas, eccematosas y muy pruriginosas, con afectación de mejillas, superficies extensoras y piel xerótica.
Evolución: la DS infantil es autolimitada; si persiste o se generaliza, puede evolucionar a atopia.
Diferenciación práctica: la DS responde a antifúngicos tópicos, la DA no.
💡 Perla pediátrica: la descamación amarilla sin excoriaciones es el signo más orientativo hacia dermatitis seborreica.
Contexto clínico: adultos con placas descamativas en cuero cabelludo, frente o pliegues retroauriculares.
Psoriasis seborreica: lesiones con escamas secas, plateadas, gruesas y bien delimitadas, con bordes netos y prurito leve.
Dermatitis seborreica: escama grasa, amarillenta y difusa, bordes mal definidos y eritema difuso.
Dermatoscopia: en psoriasis se observa patrón vascular puntiforme regular sobre fondo rojo homogéneo; en DS, vasos finos perifoliculares y en red.
Diferenciación anatómica: en la psoriasis la descamación suele extenderse más allá de la línea de implantación del cabello (“corona seborreica” nítida).
💡 Perla diagnóstica: la DS es blanda y grasa; la psoriasis, seca y cortante al raspar.
Lupus cutáneo (subagudo o discoide): placas eritematoescamosas persistentes con escamas adherentes y tapones foliculares, tendencia a dejar atrofia o discromía residual. Predomina en mujeres jóvenes y zonas fotoexpuestas.
Rosácea facial: eritema centrofacial persistente con telangiectasias, pápulas y pústulas, sin descamación. Se agrava con calor, alcohol o estrés.
Dermatitis seborreica: eritema y descamación fina sin pústulas ni lesiones atróficas.
💡 Perla clínica: la rosácea es vascular, el lupus cicatricial y la DS inflamatoria difusa sin destrucción epidérmica.
Pitiriasis rosada: brote autolimitado de máculas rosadas ovaladas con collarete descamativo periférico, dispuestas en “árbol de Navidad” sobre tronco; no deja discromía residual.
Pitiriasis versicolor (PV): máculas hipo o hiperpigmentadas con descamación fina “en harina”, fluorescencia amarillo-verdosa bajo luz de Wood y respuesta a antifúngicos.
Leucodermias postinflamatorias: hipocromías residuales sin escama ni fluorescencia, tras eccemas o traumatismos.
Diferenciación práctica:
PV: descamación fina, fluorescente, recidivante.
Rosada: rosada, autolimitada, pruriginosa.
Leucodermia: asintomática, sin descamación.
💡 Perla pigmentaria: en la PV, la hipocromía post-tratamiento puede persistir varias semanas pese a la curación micológica, por la inhibición fúngica de la tirosinasa.
Dermatitis seborreica: escama grasa amarilla, eritema leve, zonas seborreicas, prurito moderado, curso crónico.
Psoriasis seborreica: escama blanca gruesa, placa definida, eritema intenso, tendencia a simetría.
Lupus cutáneo: eritema persistente con escama adherente y atrofia posterior.
Rosácea: eritema difuso sin escama, con telangiectasias y pápulas.
Pitiriasis versicolor: máculas hipo/hiperpigmentadas con escama fina y fluorescencia.
Pitiriasis rosada: máculas rosadas con collarete descamativo periférico, autolimitada.
Leucodermia postinflamatoria: hipocromía residual sin inflamación ni descamación.
💡 Perla final: ante una lesión eritematodescamativa facial o troncal, la presencia o ausencia de grasa, delimitación, simetría y fluorescencia es la clave diagnóstica:
→ Grasa y difusa → DS.
→ Seca y definida → psoriasis.
→ Atrofiada → lupus.
→ Fluorescente → PV.
→ Sin escama → leucodermia.