Introducción a la Dermatología Clínica
Pensar como dermatólogo consiste en traducir la piel a un lenguaje clínico ordenado, reconocer patrones, conectar morfología con fisiopatología y comprender que la distribución y la evolución temporal son tan diagnósticas como la propia lesión.
La piel es el único órgano donde la enfermedad se puede ver directamente.
El dermatólogo no se limita a mirar: observa, palpa, deduce y clasifica.
Cada lesión cuenta una historia:
la forma es la sintaxis, el color es el tono, la textura es la gramática y la distribución es el contexto.
🧿 La primera pregunta siempre es: ¿proceso inflamatorio o neoplásico?
La respuesta guía todo el camino diagnóstico.
Algunas enfermedades confunden: micosis fungoide parece inflamatoria; sarcoidosis imita un tumor.
El equilibrio está en detectar la coherencia entre forma y tiempo.
La descripción empieza por la lesión primaria, la “palabra” base del lenguaje cutáneo.
📌 Planas → alteraciones pigmentarias, exantemas iniciales.
📌 Elevadas sólidas → inflamación o proliferación.
📌 Con líquido → infecciones, autoinmunidad, reacciones farmacológicas.
📌 Profundas → granulomas, tumores, paniculitis.
La morfología es el cimiento del diagnóstico.
Las lesiones cambian y revelan el curso de la enfermedad:
✨ Costras → exudación o resolución.
✨ Erosiones → ruptura o traumatismo reciente.
✨ Úlceras → daño estructural profundo.
✨ Excoriaciones → prurito persistente o rascado compulsivo.
✨ Fisuras → sequedad, cronicidad o tensión mecánica.
Cada una marca una fase evolutiva.
Tocar es tan importante como mirar.
Induración → esclerosis o infiltración.
Elevación real → componente sólido o líquido.
Púrpura palpable → vasculitis.
Púrpura no palpable → extravasación sin inflamación.
El tacto revela la profundidad del proceso.
El color cutáneo traduce mecanismos internos:
Rojo que blanquea → vasodilatación.
Rojo que no blanquea → hemorragia.
Blanco → pérdida o inhibición de melanina, o esclerosis.
Marrón o grisáceo → depósito pigmentario o inflamación crónica.
El color no miente, pero puede ocultarse en fototipos altos.
🔄 Anular → bordes activos, centro en resolución.
📐 Lineal → fenómeno isomórfico o contacto.
🌿 Arciforme → inflamación en expansión.
🌐 Reticulada → patrón vascular o infiltrativo.
💥 Agrupada → vesículas virales o ampollas inmunes.
🧭 Dermatómica → afectación neurosensorial.
La forma también diagnostica.
🦵 Superficies extensoras → psoriasis, liquen simple.
🤲 Flexuras → eccema atópico o de contacto.
😮💨 Región seborreica → cara, cuero cabelludo, tórax.
🌞 Fotoexpuestas → lupus, dermatosis actínicas, fármacos fotosensibles.
🦶 Focalidad única → neoplasia o inflamación localizada.
🌐 Generalización → exantemas, reacciones medicamentosas, enfermedades sistémicas.
El mapa anatómico revela la etiología.
Horas o días → procesos agudos: urticaria, infecciones, fármacos.
Semanas → eccemas o dermatosis subagudas.
Meses o años → liquenificación, tumores, enfermedades autoinmunes.
La escama tarda dos semanas en formarse; la liquenificación, meses.
El tiempo, más que un dato, es una pista fisiológica.
👁️ La piel nunca olvida.
Lo que ves es la suma de lo que ocurrió y de lo que sigue ocurriendo debajo.
La observación meticulosa y la descripción precisa son la auténtica “biopsia mental” del dermatólogo.