🎯 Objetivo clínico
Identificar, documentar y tratar de forma integral los eccemas profesionales relacionados con la exposición laboral a irritantes o alérgenos, garantizando la recuperación cutánea, la adaptación ergonómica y la coordinación con medicina laboral, así como el cumplimiento de las medidas preventivas y legales aplicables.
1️⃣ Identificación y documentación del origen ocupacional
🔍 Criterios clínicos de sospecha:
→ Inicio o empeoramiento del eccema coincidiendo con la actividad laboral o el contacto con agentes específicos.
→ Mejoría en fines de semana o vacaciones y reaparición tras reincorporación.
→ Localización típica según profesión:
• Sanitarios: manos, antebrazos (jabones, desinfectantes, guantes).
• Peluqueros: dedos, dorso de manos (tiurams, PPD, persulfatos).
• Constructores: manos, antebrazos (cromo, cemento).
• Mecánicos: manos, muñecas (aceites minerales, metales).
• Panaderos: antebrazos, cuello (harinas, enzimas, conservantes).
📋 Historia clínica ocupacional:
→ Detallar tareas, productos, frecuencia de contacto, equipos de protección, y tiempo de exposición.
→ Registrar evolución temporal y tratamientos previos.
→ Acompañar de fotografía clínica y documentación laboral si procede.
💡 Perla clínica: el test epicutáneo positivo con relevancia profesional confirma el diagnóstico de dermatitis profesional; su ausencia no excluye irritación crónica por microtrauma químico o humedad.
2️⃣ Coordinación interdisciplinar con medicina laboral
🤝 Derivación estructurada:
→ Enviar informe dermatológico detallado con descripción clínica, resultados del patch testing y valoración de relación causal.
→ Medicina laboral evaluará idoneidad para el puesto, riesgo de exposición, y medidas de prevención colectiva e individual.
📑 Certificación de enfermedad profesional:
→ En España, recogida en el Real Decreto 1299/2006, Grupo 2, agentes químicos: “Enfermedades de la piel causadas por sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados”.
→ Se requiere:
• Diagnóstico médico específico (eccema de contacto alérgico o irritativo).
• Identificación del agente causal en el entorno laboral.
• Relación temporal clara entre exposición y aparición de síntomas.
💡 Perla jurídica: la colaboración médico-laboral temprana evita cronificación y litigios innecesarios, y permite medidas preventivas efectivas.
3️⃣ Adaptación ergonómica y prevención secundaria
🧤 Medidas de protección personal:
→ Sustitución de productos irritantes o sensibilizantes por alternativas hipoalergénicas.
→ Uso de guantes de nitrilo o vinilo sin aceleradores, con algodón interior absorbente.
→ Programar pausas de ventilación cada 30–45 minutos para evitar maceración.
→ Evitar manipulación prolongada de agua o disolventes sin protección.
🧴 Medidas de cuidado de la piel:
→ Aplicación frecuente de emolientes barrera antes y después del trabajo (contienen dimeticona, glicerol o ceramidas).
→ Uso de cremas prelaborales (“barrier creams”) con polímeros protectores en profesionales expuestos.
→ Lavar manos con syndets pH neutro (5–5,5), secado cuidadoso y reaplicación inmediata de hidratante.
💡 Perla ergonómica: la barrera cutánea reforzada mediante hidratación diaria reduce un 40–60 % las recaídas en eccemas laborales crónicos.
4️⃣ Estrategia terapéutica integrada
💊 Tratamiento antiinflamatorio tópico:
→ Corticoides de potencia media-alta (mometasona, betametasona) en brotes activos, con pauta descendente.
→ Inhibidores de calcineurina (tacrolimus, pimecrolimus) como mantenimiento o en zonas sensibles.
→ Emolientes diarios para prevenir fisuras y reactivar la función barrera.
🌤️ Fototerapia (NB-UVB o PUVA):
→ Útil en eccema profesional crónico refractario o con contraindicación sistémica.
→ Sesiones 2–3 veces/semana durante 6–8 semanas.
💊 Sistémicos (casos refractarios o graves):
→ Metotrexato, alitretinoína o dupilumab (si coexistencia de dermatitis atópica).
💡 Perla terapéutica: en profesionales activos, el tratamiento tópico intensivo fuera del horario laboral mejora la adherencia y reduce la interferencia con la jornada.
5️⃣ Reincorporación y seguimiento laboral
📆 Plan de reintegración progresiva:
→ Incorporación escalonada tras la remisión clínica.
→ Supervisión por medicina laboral para confirmar tolerancia cutánea al nuevo entorno.
→ Reevaluación cada 4–8 semanas hasta estabilización.
📄 Certificación médica:
→ En casos graves o persistentes, puede ser necesaria la baja laboral temporal o la reubicación definitiva.
→ Informar al paciente sobre derechos laborales y prevención secundaria en su oficio.
💡 Perla clínica: la reincorporación prematura sin control de exposición conduce a recaídas recurrentes y cronificación irreversible del eccema.
6️⃣ Educación preventiva continua
📚 Formación del trabajador y del empleador:
→ Enseñar reconocimiento temprano de síntomas y medidas de autocuidado.
→ Fomentar el uso sistemático de guantes, emolientes y lavado no agresivo.
→ Establecer protocolos de sustitución de productos sensibilizantes.
🧠 Conciencia institucional:
→ Los eccemas laborales representan hasta el 30 % de las enfermedades profesionales dermatológicas en Europa.
→ La intervención temprana ahorra costes sanitarios y mejora la productividad.
💡 Perla educativa: la prevención secundaria y la reeducación ergonómica son tan importantes como el tratamiento farmacológico para evitar la pérdida de empleo y la discapacidad cutánea.
🐚 Perlas clínicas de integración
• Todo eccema crónico de manos debe evaluarse con criterios laborales si existe exposición repetida a irritantes o alérgenos.
• La coordinación con medicina laboral es esencial para el reconocimiento legal y la adaptación ergonómica.
• La evitación del agente causal, junto con el refuerzo de la barrera cutánea, constituye la base terapéutica.
• La reeducación preventiva en el entorno laboral reduce significativamente la reincidencia y las bajas prolongadas.
• Los dermatólogos hospitalarios desempeñan un papel clave en la certificación y en la orientación hacia la recuperación funcional y profesional del paciente.