El salto de la dermatoscopia estática a la dermatoscopia dinámica: cuando los píxeles, el tiempo y los algoritmos se convierten en parte del diagnóstico.
La dermatoscopia digital ha permitido algo que el ojo humano no puede hacer:
recordar con absoluta precisión cómo era una lesión en el pasado.
Cada cambio de color
Cada glóbulo nuevo
Cada punto gris que aparece en la periferia
Cada vasito que surge donde no debería
La fotografía seriada transforma la piel en un archivo longitudinal, un diario biológico en el que el dermatólogo puede leer la historia real del tumor o del nevus.
De la misma manera que la cardiología pasó del fonendo al ECG,
la dermatología ha pasado del ojo desnudo al dermoscopio digital + IA.
El sistema detecta diferencias imperceptibles:
un glóbulo que crece 0,1 mm, un área gris nueva, un patrón que se extiende.
Permite justificar seguimiento vs biopsia con precisión.
La lesión no “parece” distinta: el software lo demuestra.
Cada hospital se convierte en un repositorio de dermatoscopia real.
Imposible sin digitalización.
Superpone imágenes en transparencia → detecta microcambios.
Colorean en rojo los píxeles que han variado más entre visitas.
Es literalmente ver la “biología en movimiento”.
Los programas modernos identifican lesiones nuevas automáticamente.
El software delimita el borde, incluso cuando es clínicamente borroso.
Proporción de marrón, negro, azul, gris, rojo.
Parametros objetivos → evita subjetividad.
La mayoría de melanomas lentos, SSM iniciales y LM se diagnostican por el cambio, no por la apariencia aislada.
Un nevus benigno cambia de forma proporcional al crecimiento del paciente.
Un melanoma cambia a destiempo, de forma asimétrica y localizada.
Nuevos puntos o glóbulos en un solo sector
Aparición de gris, aunque sea mínimo
Expansión de un patrón solo en una dirección
Velo azul-blanco nuevo
Vascularización nueva o polimorfa
Oscurecimiento global simétrico en verano
Ampliación uniforme en niños
Aclaramientos homogéneos en nevus maduros
Cambios hormonales durante embarazo
Perla:
La dermatoscopia digital no pregunta “¿ha cambiado?”
Pregunta: “¿en qué dirección biológica está cambiando?”
La IA no reemplaza al dermatólogo;
amplifica su sensibilidad, elimina sesgos y detecta señales invisibles al ojo humano.
Segmentación automática de la lesión
Análisis de textura, color, geometría
Extracción de patrones en múltiples escalas
Comparación con bases de datos de millones de imágenes
Probabilidad estimada de benignidad/malignidad
Es un estetoscopio computacional.
Detecta criterios como puntos grises o asimetrías sutiles con precisión mecánica.
Muy útil en pacientes con nevus múltiples.
Clasifica lesiones en:
revisar
controlar
biopsiar
Compara series temporales y prioriza las lesiones que han cambiado más.
El dermatólogo humano tiene límites; el algoritmo, no.
Edad, antecedentes, localización… deben integrarse por el dermatólogo.
(Lentigos irregulares, nevus congénitos complejos, Spitz.)
Solo píxeles.
Un mal enfoque → un mal diagnóstico algorítmico.
Perla:
La IA ve perfecto pero no sabe.
El dermatólogo sabe, pero no siempre ve.
La combinación es imbatible.
Fotografía clínica + dermatoscopia de calidad.
Auto-segmentación del software.
Evaluación algorítmica inicial.
Revisión experta del dermatólogo integrando contexto clínico.
Marcaje de lesiones “de vigilancia prioritaria”.
Plan de seguimiento individualizado (3–6–12 meses).
Marcaje de imagen para futura comparación.
Si hay cambio focal → biopsia.
Pacientes con síndrome del nevus displásico
Pacientes con >50–100 nevus
Melanoma previo
Melanoma lentigo maligno extenso
Nevus acrales dudosos
Nevus ungueales en evolución
Niños con nevus congénitos medianos
El gris nuevo sigue siendo el criterio más importante de transformación.
La IA detecta asimetrías innombrables que el dermatólogo no percibe.
Un nevus que cambia globalmente es benigno; uno que cambia sectorialmente es melanoma en potencia.
El eye-tracking en dermatoscopia digital (proyecto 2025) permite saber dónde se fija el clínico y mejorar el diagnóstico colaborativo.
La digitalización convierte a cada dermatólogo en un “observatorio longitudinal” de melanoma.