De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 20 cap. 35 diciembre 10, 1926

Cómo la Voluntad Divina es un acto continuado que jamás cesa

La Virgen se hizo dominar por este acto y formó en sí su Vida

Cómo en las fiestas de Ella en el Cielo se festeja a la Divina Voluntad


Mi pobre mente nadaba en el mar interminable del Eterno Querer, y mi adorable Jesús hacía ver como

el prodigio más grande es que su Santísima Voluntad,

mientras era tan inmensa se restringía en la criatura, quedando inmensa, para dominarla y formar su Vida en ella. La criatura que quedaba sumergida bajo el acto continuado de esta Voluntad Divina era el milagro de los milagros y el prodigio jamás visto. Y el amable Jesús todo bondad me ha dicho:

“Hija amadísima de mi Querer, tú debes saber

que sólo mi Eterno Querer tiene un acto continuado que jamás cesa,

este acto está lleno de vida y por eso da vida a todo,

conserva todo

y mantiene el equilibrio a Sí mismo y a todas las cosas.


Sólo Él puede gloriarse de poseer este acto continuo de dar siempre vida, de amar siempre, siempre, sin cesar un instante. Mi misma Humanidad si posee este acto continuado

es porque en Ella corría este acto continuado del Fiat Supremo;


¿cuánto duró la Vida de mi Humanidad sobre la tierra? Poquísimo; en cuanto cumplí lo que era necesario para la Redención partí a mi Patria Celestial,

si bien quedaron mis actos, pero estos quedaron porque estaban animados por el acto continuado de mi Voluntad.

En cambio

mi Voluntad no parte jamás,

está siempre en su puesto,

perseverante,

sin que jamás interrumpa su acto de vida sobre todo lo que de Ella ha salido.


¡Oh! si mi Voluntad partiera de la tierra y de todas las cosas creadas, todas las cosas perderían la vida y se resolverían en la nada, porque mi Voluntad sobre la nada creó todas las cosas y les dio vida, así que retirándose todas perderían la existencia.

Ahora, ¿quieres tú saber quién fue Aquélla que se hizo dominar por este acto continuo de mi Querer Supremo, y que no dando jamás vida al suyo, recibió este acto continuo de Vida de Voluntad Divina, en modo de formar en Ella una Vida toda divina y a semejanza de su Creador? Fue la Celestial y Soberana Reina, Ella desde el primer instante de su Inmaculada Concepción

recibió este acto de Vida de Voluntad Divina, para recibirlo continuamente en toda su vida.

Esto fue el prodigio más grande, el milagro jamás visto: ‘La Vida de la Voluntad Divina en la Emperatriz del Cielo’. Porque

un acto solo de Vida de este Fiat

puede hacer salir cielos, soles, mares, estrellas y todo lo que quiera, así que todos los actos humanos puestos de frente a un solo acto de Vida de esta mi Voluntad, son como tantas gotas de agua que se pierden en el océano, como pequeñas llamitas delante al sol, como átomos en el gran espacio del universo. Imagina tú misma qué posee la Alteza de la Inmaculada Reina, con esta vida de acto continuo de Voluntad Divina formada en Ella, esto fue el verdadero milagro, el prodigio jamás visto,

que la pequeñez de la Soberana Celestial encerraba en Sí una Vida Divina, una Voluntad inmensa y eterna, que posee todos los bienes posibles e imaginables.

Por eso en todas las fiestas con las cuales la Iglesia honra a mi Mamá, todo el Cielo festeja, glorifica, alaba, agradece a la Suprema Voluntad, porque ven en mi Mamá su Vida, causa primaria por la que obtuvo al suspirado Redentor, y porque

este Fiat tuvo vida, dominó y reinó en Ella,

ellos se encuentran en posesión de la Jerusalén Celestial. Fue propiamente la Voluntad Divina que formó su Vida en esta excelsa criatura que les abrió el Cielo cerrado por la voluntad humana,

por eso con justicia mientras festejan a la Reina, festejan al Supremo Fiat que

la hizo Reina, reinó en Ella y formó su Vida y es causa primaria de su eterna felicidad.

Por eso una criatura que hace dominar a mi Voluntad y le da campo libre de formar su Vida en ella,

es el más grande de los prodigios,

puede mover Cielo y tierra, hasta al mismo Dios,

como si nada hiciera, mientras hace todo

y sólo ella puede hacer surgir las cosas más importantes,

destruir todos los obstáculos,

afrontar todo,

porque una Voluntad Divina reina en ella.

Y así como para conseguir la Redención se necesitaba toda la Potencia del Fiat habitante en la criatura, para formarla se necesitaba mi Humanidad que la poseía, así para conseguir que venga el reino de mi mismo Fiat se necesita otra criatura que lo haga habitar en ella, que le dé campo libre de formar su Vida, a fin de que mi mismo Querer por medio de ella cumpla el único y el más importante prodigio:

‘Que venga a reinar como en el Cielo así en la tierra’.

Y por eso, siendo la cosa más grande, que pondrá el equilibrio divino en la familia humana, por eso cosas grandes hago en ti, concentro en ti todo lo que es necesario y decoroso que se sepa de este reino mío, el gran bien que quiere dar, la felicidad de aquellos que vivirán en Él, su larga historia, su prolongado dolor de tantos siglos, que mientras quiere venir a reinar en medio a las criaturas para volverlas felices, ellas no le abren las puertas, no lo suspiran, no lo invitan,

y mientras está en medio de ellas no lo conocen.

Sólo una Voluntad Divina podía soportar con paciencia tan invicta el estar en medio de ellas, darles vida y no ser ni siquiera conocida.

Mi Voluntad es grande, interminable e infinita, y donde Ella reina quiere hacer cosas dignas de su grandeza, de su santidad y potencia que contiene.

Por eso sé atenta hija mía, no se trata de una cosa cualquiera, de formar una santidad, sino se trata de formarle un reino a mi Voluntad adorable y Divina”.


Fiat Divina Voluntad