Por las
Almas del Purgatorio
En el Ejercicio de Tu Voluntad
“La caridad más aceptable a Mí es
“La caridad más aceptable a Mí es
la que se hace por aquellos que me están más cercanos, y los más cercanos a Mí son las almas purgantes"
Libro de Cielo Vol. 4-49
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 4, cap. 49 enero 16, 1901
Jesucristo le explica el orden de la caridad
Como continúo viéndolo un poco enojado con el mundo, yo quería ocuparme en aplacarlo, pero Él me distrajo diciéndome:
Como continúo viéndolo un poco enojado con el mundo, yo quería ocuparme en aplacarlo, pero Él me distrajo diciéndome:
“La caridad más aceptable a Mí es
“La caridad más aceptable a Mí es
la que se hace por aquellos que me están más cercanos, y los más cercanos a Mí son las almas purgantes,
la que se hace por aquellos que me están más cercanos, y los más cercanos a Mí son las almas purgantes,
porque ya están confirmadas en mi gracia y no hay ninguna oposición entre mi Voluntad y la suya, viven continuamente en Mí, me aman ardientemente, y estoy obligado a verlas sufrir en Mí mismo, impotentes por sí mismas para darse el más mínimo alivio.
porque ya están confirmadas en mi gracia y no hay ninguna oposición entre mi Voluntad y la suya, viven continuamente en Mí, me aman ardientemente, y estoy obligado a verlas sufrir en Mí mismo, impotentes por sí mismas para darse el más mínimo alivio.
¡Oh! cómo es lacerado mi corazón por el estado de esas almas, porque no están lejos de Mí sino cerca, no sólo cerca, sino dentro de Mí y, cómo es grato a mi corazón quien se interesa por ellas. Supón tú que tuvieras una madre, una hermana, que convivieran contigo en un estado de dolor, incapaces de ayudarse por sí mismas, y un extraño que viviera fuera de tu habitación, también en un estado de dolores, pero que se puede ayudar por sí mismo; ¿no agradecerías más si alguna persona se ocupara en aliviar a tu madre o a tu hermana, que al extraño que puede ayudarse por sí mismo?”
¡Oh! cómo es lacerado mi corazón por el estado de esas almas, porque no están lejos de Mí sino cerca, no sólo cerca, sino dentro de Mí y, cómo es grato a mi corazón quien se interesa por ellas. Supón tú que tuvieras una madre, una hermana, que convivieran contigo en un estado de dolor, incapaces de ayudarse por sí mismas, y un extraño que viviera fuera de tu habitación, también en un estado de dolores, pero que se puede ayudar por sí mismo; ¿no agradecerías más si alguna persona se ocupara en aliviar a tu madre o a tu hermana, que al extraño que puede ayudarse por sí mismo?”
Y yo: “Ciertamente, oh Señor”.
Y yo: “Ciertamente, oh Señor”.
Después ha agregado:
Después ha agregado:
“La segunda caridad más aceptable a mi corazón,
“La segunda caridad más aceptable a mi corazón,
es por aquellas que, si bien viven sobre esta tierra, pero son casi como las almas purgantes, esto es, me aman, hacen siempre mi Voluntad, se interesan de mis cosas como si fueran propias; ahora, si éstas se encuentran oprimidas, necesitadas, en un estado de sufrimientos, y alguien se ocupa en aliviarlas y ayudarlas, a mi corazón le resulta más agradable que si se les hicieran a otros”.
es por aquellas que, si bien viven sobre esta tierra, pero son casi como las almas purgantes, esto es, me aman, hacen siempre mi Voluntad, se interesan de mis cosas como si fueran propias; ahora, si éstas se encuentran oprimidas, necesitadas, en un estado de sufrimientos, y alguien se ocupa en aliviarlas y ayudarlas, a mi corazón le resulta más agradable que si se les hicieran a otros”.
Jesús se ha retirado, y yo, encontrándome en mí misma, me parecía que eran cosas que no iban según la verdad. Entonces al regresar mi adorable Jesús, me ha hecho entender que esto que me había dicho era según la verdad, sólo quedaba hablar sobre
Jesús se ha retirado, y yo, encontrándome en mí misma, me parecía que eran cosas que no iban según la verdad. Entonces al regresar mi adorable Jesús, me ha hecho entender que esto que me había dicho era según la verdad, sólo quedaba hablar sobre
los miembros separados de Él, que son los pecadores,
los miembros separados de Él, que son los pecadores,
y que quien se ocupa en reunir estos miembros sería muy aceptable a su corazón.
y que quien se ocupa en reunir estos miembros sería muy aceptable a su corazón.
La diferencia que hay es esta:
La diferencia que hay es esta:
Que encontrándose un pecador oprimido por una desventura y uno se ocupa no en convertirlo, sino en aliviarlo y ayudarlo materialmente, el Señor agradecería más esto que si se hiciera a aquellos que están en el orden de la gracia, porque si estos sufren, es siempre un producto, o del amor de Dios hacia ellos o del amor de ellos hacia Dios, y si los pecadores sufren, el Señor ve en ellos la marca de la culpa y de su obstinada voluntad. Me parece que así he entendido; pero dejo el juicio a quien tiene el derecho de juzgarme, si va o no va según la verdad.
Que encontrándose un pecador oprimido por una desventura y uno se ocupa no en convertirlo, sino en aliviarlo y ayudarlo materialmente, el Señor agradecería más esto que si se hiciera a aquellos que están en el orden de la gracia, porque si estos sufren, es siempre un producto, o del amor de Dios hacia ellos o del amor de ellos hacia Dios, y si los pecadores sufren, el Señor ve en ellos la marca de la culpa y de su obstinada voluntad. Me parece que así he entendido; pero dejo el juicio a quien tiene el derecho de juzgarme, si va o no va según la verdad.