“Llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles” (Lc: 6, 13)

“Su nombre es escrito en el Cielo con caracteres de luz imborrables



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 34-41 (4) Junio 28, 1937

“Hija mía, no te maravilles por lo que te he dicho, es más, te diré cosas más sorprendentes aún, pero cuánto quisiera que todos las escucharan para hacer que todos decidieran vivir en mi Querer.


Escucha cómo es consolador y bello lo que mi amor me empuja a decirte, es tanto mi amor, que siento la necesidad de decirte hasta dónde llegamos para quien vive en nuestro Querer. Tú debes saber que en cuanto el alma se decide repetidamente y firmemente de no vivir más de su voluntad, sino de la nuestra, su nombre es escrito en el Cielo con caracteres de luz imborrables, y viene alistada en la milicia celestial como heredera e hija del reino de la Divina Voluntad.


Pero esto no basta a nuestro amor, la confirmamos en el bien, de modo que sentirá tal horror por cada mínima culpa, que no será capaz de volver a caer en ellas, y no sólo eso, sino que quedará confirmada en los bienes, en el amor, en la santidad, etc., de su Creador; será investida por la prerrogativa de comprensor, no más será mirada como exiliada, y si estara sobre la tierra, será como oficial de la milicia celestial, no como exiliada, tendrá todos los bienes a su disposición, podrá decir:

‘Siendo toda mía su Voluntad, lo que es de Dios es mío’.


Más bien se sentirá poseedora de su Creador, y como no obra más con su voluntad, sino con la mía, se han roto todas las barreras que le impedían sentir a su Creador, las distancias han desaparecido, las desemejanzas entre ella y Dios no existen más, se sentirá de tal manera amada por Aquél que la ha creado, de sentirse estallar el corazón de amor para amar a Aquél que la ama; y sentirse amada por Dios es la alegría, el honor, la gloria más grande para la criatura.


Hija mía, no te maravilles, son nuestras miras, la finalidad para la cual fue creada la criatura, de encontrar en ella nuestra Vida, nuestra Voluntad reinante, nuestro amor, para ser amados y para amarla, si esto no fuera, toda la Creación sería una obra indigna de Nosotros”.