"El verdadero fruto de mi alimento,
"El verdadero fruto de mi alimento,
el cual es
el cual es
divinizar al alma y convertir todo en Mí"
divinizar al alma y convertir todo en Mí"
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 6, cap. 81 noviembre 17, 1904
Nosotros podemos ser alimento para Jesús
Nosotros podemos ser alimento para Jesús
Habiendo recibido la comunión, estaba pensando en la bondad de Nuestro Señor al darse en alimento a una tan pobre criatura, la cual soy yo, y en cómo podría corresponder a un favor tan grande. Mientras esto pensaba, el bendito Jesús me ha dicho:
Habiendo recibido la comunión, estaba pensando en la bondad de Nuestro Señor al darse en alimento a una tan pobre criatura, la cual soy yo, y en cómo podría corresponder a un favor tan grande. Mientras esto pensaba, el bendito Jesús me ha dicho:
“Hija mía, así como Yo me hago alimento de la criatura, así la criatura puede hacerse mi alimento, convirtiendo todo su interior para mi alimento, de modo que pensamientos, afectos, deseos, inclinaciones, latidos, suspiros, amor, todo, todo deberían dirigir hacia Mí,
“Hija mía, así como Yo me hago alimento de la criatura, así la criatura puede hacerse mi alimento, convirtiendo todo su interior para mi alimento, de modo que pensamientos, afectos, deseos, inclinaciones, latidos, suspiros, amor, todo, todo deberían dirigir hacia Mí,
y Yo viendo
y Yo viendo
el verdadero fruto de mi alimento, el cual es divinizar al alma y convertir todo en Mí,
el verdadero fruto de mi alimento, el cual es divinizar al alma y convertir todo en Mí,
me vendría a alimentar del alma, esto es, de sus pensamientos, de su amor y de todo el resto suyo. Así el alma me podría decir:
me vendría a alimentar del alma, esto es, de sus pensamientos, de su amor y de todo el resto suyo. Así el alma me podría decir:
Así como Tú has llegado a hacerte mi alimento y darme todo, también yo me he hecho alimento tuyo, no queda otra cosa que darte, porque todo lo que soy, todo es tuyo”.
Así como Tú has llegado a hacerte mi alimento y darme todo, también yo me he hecho alimento tuyo, no queda otra cosa que darte, porque todo lo que soy, todo es tuyo”.
Mientras estaba en esto comprendía la ingratitud enorme de las criaturas, porque mientras Jesús se dignaba llegar a tal exceso de amor de hacerse nuestro alimento, después nosotros le negamos su alimento, y lo hacemos quedarse en ayunas”.
Mientras estaba en esto comprendía la ingratitud enorme de las criaturas, porque mientras Jesús se dignaba llegar a tal exceso de amor de hacerse nuestro alimento, después nosotros le negamos su alimento, y lo hacemos quedarse en ayunas”.
Fiat Divina Voluntad