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De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 36-39 Noviembre 20, 1938


... En quien vive en el Fiat Divino, Dios tiene su

campito donde desarrollar su trabajo


"... Tú debes saber que por cuantos más actos hace en nuestro Querer, tanto más entra en Dios y más ensanchamos el campito en nuestro seno divino, y más obras más bellas podemos hacer, podemos dar más de lo nuestro; así que la criatura se encuentra siempre bajo el acto creciente de nuestra Vida Divina, nuestro amor la ama tanto, que la lleva en brazos y nos hace decir continuamente: ‘Te hacemos a nuestra imagen y semejanza’.


Y la hace crecer con nuestro aliento divino, con nuestra santidad, potencia y bondad; la miramos y encontramos en ella nuestro reflejo, nuestra sabiduría y belleza encantadora. ¿Cómo poder estar sin esta criatura si estamos atados a ella con nuestras prerrogativas divinas? ¿Cómo estar sin ella si posee de lo nuestro y para amarnos y para desendeudarse de cuanto le hemos dado nos da continuamente lo que le hemos dado? Mucho más, que viviendo en nuestro Querer ella ha recibido de Nosotros la virtud de poder producir vida, no obras, porque Nosotros al dar nuestra santidad, nuestro amor y todo lo demás, damos la virtud generativa, y ella genera continuamente vida de santidad, vida de amor, vida de luz, de bondad, de potencia, de sabiduría, y nos las ofrece, nos circunda y no termina jamás de darnos cambiado en vida lo que le hemos dado, y ¡oh! nuestra complacencia, nuestra fiesta, nuestra gloria al ver regresar a Nosotros tantas vidas que nos aman, que glorifican nuestra santidad, que hacen eco a nuestra luz, sabiduría, y a nuestra bondad.


Las otras criaturas nos pueden dar, a lo más, obras de santidad, de amor, pero no vida, sólo a quien vive en nuestro Querer le es dado el poder formar tantas vidas con sus actos, porque ha recibido de Nosotros la virtud generativa para poder generar cuantas vidas quiera, para podernos decir: ‘Vida me has dado y vida te doy’. Mira entonces la gran diferencia, la vida habla, no está sujeta a terminar, puede generar, mientras que las obras no hablan, no generan y están sujetas a destruirse.


Por eso lo que nos puede dar quien vive en nuestro Querer, cómo nos puede amar, ninguno lo puede igualar, por cuantas obras pudieran hacer serán siempre las gotitas de agua frente al mar, las pequeñas luces de frente al sol; un solo ‘te amo’ de esta criatura deja atrás a todo el amor de todas las demás criaturas unidas juntas.... y ¡oh! cómo es bello el oír narrar nuestra historia divina por una voluntad humana unida con la nuestra, que le inspira quién es su Creador.


En suma, si quiere glorificarnos genera la vida de nuestra gloria, y nos narra nuestra gloria; si admira nuestra potencia, sabiduría y belleza, siente en sí como vida nuestras cualidades divinas y nos narra cómo somos potentes, sabios y bellos; nos dice: ‘Vida de mi vida, te he conocido y siento la necesidad de hablar de Ti y de narrarte tu historia Divina’. Estas vidas son nuestra más grande gloria, son nuestra extensa generación inseparable de Nosotros, están siempre en movimiento, tienen siempre qué decir acerca de nuestro Ser Supremo, y una vida no espera a la otra, sino que mientras una viene, la otra corre detrás y después otra aún, no terminan jamás.


Nuestro contento es pleno, la finalidad de la Creación está realizada, esto es: La compañía de la criatura que nos conoce; y mientras la gozamos y está con Nosotros la hacemos crecer en nuestra Semejanza. ¿Quién es aquél que no ama la compañía de quien le pertenece? Mucho más Nosotros amamos la compañía de la criatura, porque somos Vida de su vida.