"La primera cosa que hace mi Voluntad es develarse, hacerse conocer a quien quiere vivir junto con Ella" 

Vol. 32-20 (4)

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El Don de Entendimiento-

El Don de Inteligencia


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⚜️ Para el Don de Entendimiento

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 32-20 (4) Agosto 13, 1933

"Cuando quiero dar un bien, un don, especialmente el gran don de mi Voluntad como vida en la criatura, la primera cosa que hago es la de hacerla conocer"



"Hija mía, ¿quieres saber qué significa hacer y vivir en mi Voluntad Divina? Conocer dónde se encuentra, con quién tiene qué hacer, qué puede recibir, no olvidar el bien que ha recibido, todo esto es señal de que el alma vive en mi Divina Voluntad, porque decir que vive en Ella y no conocer dónde se encuentra la morada divina que se presta a hacerle de habitación, sería no apreciar, porque las cosas, las personas, los lugares cuando no se conocen, no se aprecian, decir vivo en el Querer Divino y no saberlo es absurdo, y si no lo conoce no es una realidad, sino un modo de decir, mientras que la primera cosa que hace mi Voluntad es develarse, hacerse conocer a quien quiere vivir junto con Ella. Por lo tanto, conociendo dónde se encuentra, conoce qué tiene que hacer con un Querer tan Santo que quiere todo para darle todo. Por eso se pone en acto de recibir su Santidad, su Luz, y se pone en acto de vivir de los bienes de Aquél que convive junto, porque conociéndolo no siente más el deseo de abajarse en su voluntad humana, mucho más que ya no es suya. Con este conocimiento la criatura adquiere el oído para escucharlo, la voz para hablar de él, la mente para comprenderlo, la confianza en modo divino para pedir todo y recibir todo, así que no ignora los bienes que posee, es más, es toda ojo para custodiarlos y agradece a Aquél que tanto se ha abajado a vivir con ella. 

Ahora, si alguno lee estas líneas que te he hecho escribir y no comprende lo que está escrito, y quedando maravillado pondrá en duda verdades tan sacrosantas, y hasta dónde puede llegar la criatura con vivir junto con mi Querer, es señal de que no vive con Él; ¿cómo lo puede comprender si no tiene en sí esta Vida tan Santa, no ha probado jamás sus delicias, no ha escuchado jamás sus bellas lecciones, su paladar no ha gustado jamás este alimento celestial que sabe dar mi Voluntad? Por eso ignoran lo que sabe hacer y dar mi Fiat, y si lo ignoran, ¿cómo pueden comprenderlo? 

Cuando un bien no se conoce, si no se sienten al menos las disposiciones de quererlo creer, lleva la ceguera de la mente y la dureza del corazón, y se puede llegar aun a despreciar aquel bien, que para quien lo conoce y lo posee forma su fortuna y su gloria, y daría su vida humana para poseer la Vida de mi Fiat y sus bienes que ha conocido, y conociéndolo es toda oído para escucharlo, es toda ojo para mirarlo, es toda corazón para amarlo, es toda lengua para hablar de Él, más bien quisiera tener quién sabe cuántas lenguas para decir el bien que conoce, las prerrogativas de Aquél que posee como vida, porque la suya no le basta para poder decir todo lo que conoce. 

Por eso cuando quiero dar un bien, un don, especialmente el gran don de mi Voluntad como vida en la criatura, la primera cosa que hago es la de hacerla conocer, no quiero dar la luz y ponerla en lugar oculto como si no la tuviera, ni mis dones para esconderlos y como para sepultarlos en ella, ¿en qué aprovecharía darlos? Y si no los conoce, ¿cómo podría la pobre criatura corresponderme, amarlos y apreciarlos? Si doy es porque quiero que hagamos vida junto y unidos gocemos el bien que le he dado. Es más, tu Jesús se hace vigilante centinela para custodiar lo que he dado a mi amada criatura. Así que conocer significa poseer, poseer significa conocer, para quien no conoce, las verdades se vuelven difíciles y sin vida. Por lo tanto sé atenta y goza lo que tu Jesús te ha dado y hecho conocer."

Fiat Divina Voluntad

Don de Inteligencia

Don de Entendimiento


El don de entendimiento o Inteligencia es una gracia especial del Espíritu Santo que nos permite comprender la Palabra de Dios y todas las verdades reveladas. Por la acción iluminadora del Espíritu Santo, la inteligencia del hombre se hace apta para profundizar las verdades reveladas. Es como un fogonazo que nos ilumina para comprender al instante una verdad revelada. Tomamos la Sagrada Escritura, la leemos y no comprendemos algún pasaje; pero, de repente, una luz penetrante del Espíritu Santo nos hace comprender de inmediato aquello inaccesible para nuestra capacidad humana, como les sucedió a los discípulos de Emaús, cuando se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús. 

La palabra «inteligencia» deriva del latín intus legere, que significa «leer dentro», penetrar, comprender a fondo. Mediante este don el Espíritu Santo, que «escruta las profundidades de Dios» (1 Cor 2,10), comunica al creyente una chispa de capacidad penetrante que le abre el corazón a la gozosa percepción del designio amoroso de Dios. Se renueva entonces la experiencia de los discípulos de Emaús, los cuales, tras haber reconocido al Resucitado en la fracción del pan, se decían uno a otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras hablaba con nosotros en el camino, explicándonos las Escrituras?» (Lc 24:32)

Otro efecto es que nos abre el sentido oculto de las Sagradas Escrituras. Fue lo que les ocurrió a los discípulos de Emaús cuando «les abrió la inteligencia para que entendiesen las Escrituras» (Le 24,45), y es lo que les sucede a los místicos han experimentado este fenómeno, quienes, sin estudios ni otro tipo de ayuda humana, el Espíritu Santo les descubre de pronto el sentido profundo de algún pasaje de las Sagradas Escrituras. Por eso se les caen de las manos los libros escritos por los hombres y deciden mejor escuchar solo las palabras que brotan del Verbo Encarnado. 

No se rompen jamás del todo en esta vida los velos del misterio, como decía San Pablo: «ahora vemos como en un espejo y oscuramente» (1 Cor 13,12), pero nos da una seguridad inquebrantable de las verdades de la fe.

Del don de Entendimiento se producen los frutos del gozo espiritual y la certeza inquebrantable de la fe.