México, Noviembre 1999


Jose Luis Acuña y Alejandra Acuña

Tema: Recibe la Vida Sacramental de Jesús en la Divina Voluntad

Vol. 11, cap.131, Vol. 11, cap.132 y Vol. 14, cap. 40

Recibir a Jesús Sacramentado en Divina Voluntad, como lo hizo Jesús



De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta Vol. 11, cap.131 Septiembre 8, 1916

Por cuanto tiempo el alma está en la Divina Voluntad, tanto de Vida Divina puede decir que hace sobre la tierra. Los actos en la Divina Voluntad son los actos más simples, pero como son simples se comunican a todos

Esta mañana después de la comunión, sentí que mi amable Jesús en modo especial me absorbía toda en su Querer, y yo nadaba dentro de Él, ¿pero quién puede decir lo que yo sentía? Yo no tengo palabras para expresarme, y Jesús me dijo:

“Hija mía, por cuanto tiempo el alma está en mi Voluntad, tanto de Vida Divina puede decir que hace en la tierra. ¡Oh, cómo me agrada cuando veo que el alma entra en mi Voluntad para hacer Vida Divina! Mucho me agrada ver a las almas que repiten en mi Voluntad lo que hacía mi Humanidad en Ella. Yo hice la comunión, me recibí a Mí mismo en la Voluntad del Padre, y con esto no sólo reparaba todo, sino que encontrando en la Divina Voluntad la inmensidad, la omnividencia de todo y de todos, por eso Yo abrazaba a todos, me daba en comunión a todos, y viendo que muchos no habrían tomado parte en el Sacramento, y al Padre ofendido porque no querían recibir la vida, Yo daba al Padre la satisfacción, la gloria, como si todos hubieran recibido la comunión, dando al Padre por cada uno la satisfacción y la gloria de una Vida Divina. También tú recibe la comunión en mi Voluntad, repite lo que hice Yo, y así no sólo repararás todo, sino que me darás a Mí mismo a todos como Yo quería darme a todos, y me darás la gloria como si todos hubieran recibido la comunión. Mi corazón se siente enternecido cuando ve que la criatura no pudiendo darme nada de ella que sea digno de Mí, toma mis cosas, las hace suyas, imita como las hice Yo, y para agradarme me las da, y Yo en mi complacencia le voy repitiendo: Bravo hija mía, has hecho precisamente lo que hacía Yo”.

Luego agregó: “Los actos en mi Voluntad son los actos más simples, y porque son simples se comunican a todos. La luz del sol, porque es simple, es luz de todo ojo, pero el sol es uno; un acto solo en mi Voluntad, como luz simplísima se difunde en cada corazón, en cada obra, en todos, pero el acto es uno, mi mismo Ser, porque es simplísimo, es un acto solo, pero un acto que contiene todo, no tiene pies pero es el paso de todos, no tiene ojos pero es ojo y luz de todos, da vida a todo, pero sin esfuerzo, sin cansancio, pero da el acto de obrar a todos, entonces, el alma en mi Voluntad se simplifica y junto Conmigo se multiplica en todos, hace bien a todos. ¡Oh, si todos comprendieran el valor inmenso de los actos, aun los más pequeños actos hechos en mi Voluntad, ningún acto dejarían escapar!”

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De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta Vol. 11, cap.132 Octubre 2, 1916

Efectos de la comunión en la Divina Voluntad

Esta mañana recibí la comunión como Jesús me había enseñado, esto es, unida con su Humanidad, Divinidad y Voluntad suya, y Jesús se hizo ver y yo lo besé y lo estreché a mi corazón, y Él devolviéndome el beso y el abrazo, me dijo:

“¡Hija mía, cómo estoy contento de que hayas venido a recibirme unida con mi Humanidad, mi Divinidad y mi Voluntad! Me has renovado todo el contento que sentí al recibirme en comunión a Mí mismo, y mientras tú me besabas y me abrazabas, estando en ti todo Yo mismo, contenías todas las criaturas, y Yo sentía darme el beso de todas, los abrazos de todas, porque ésta era tu voluntad, igual que fue la mía al recibirme en la comunión, rehacer al Padre por todo el amor de las criaturas y a pesar de que muchos no lo amarían, y el Padre se rehacía en Mí del amor de todas las criaturas, y Yo me rehago en ti del amor de todas las criaturas, y habiendo encontrado en mi Voluntad quien me ama, me repara, etc., a nombre de todas, porque en mi Voluntad no hay cosa que el alma no pueda darme, me siento amar a las criaturas a pesar de que me ofendan, y voy inventando estratagemas de amor en torno a los corazones más duros para convertirlos. Sólo por amor de estas almas que hacen todo en mi Querer, Yo me siento como encadenado y raptado y les concedo los prodigios de las más grandes conversiones”.

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De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 14, cap. 40 Julio 6, 1922

Bendición de Jesús a su Mamá. Quien vive en la Divina Voluntad es depositaria de la Vida Sacramental de Jesús

Estaba pensando y acompañando a Jesús en la hora de la Pasión cuando fue ante la Divina Mamá para pedirle su santa bendición, y mi dulcísimo Jesús en mi interior me ha dicho:

“Hija mía, antes de mi Pasión quise bendecir a mi Mamá y ser bendecido por Ella, pero no fue únicamente a mi Mamá a quien bendije, sino a todas las criaturas, no sólo animadas sino también inanimadas; vi a las criaturas débiles, cubiertas de llagas, pobres, mi corazón tuvo un latido de dolor y de tierna compasión y dije: ‘¡Pobre humanidad, cómo estás decaída, quiero bendecirte a fin de que resurjas de tu decaimiento; mi bendición imprima en ti el triple sello de la potencia, de la sabiduría y del amor de las Tres Divinas Personas y te restituya la fuerza, te sane y te enriquezca, y para circundarte de defensas bendigo todas las cosas creadas por Mí, a fin de que las recibas bendecidas por Mí: te bendigo la luz, el aire, el agua, el fuego, el alimento, a fin de que quedes como abismada y cubierta con mis bendiciones, pero como tú no las merecías, por eso quise bendecir a mi Mamá, sirviéndome de Ella como canal para hacer llegar a ti mis bendiciones”. Y así como me correspondió mi Mamá con sus bendiciones, así quiero que las criaturas me correspondan con sus bendiciones; pero, ¡ay de Mí!, en vez de correspondencia de bendiciones, me corresponden con ofensas y maldiciones, por eso hija mía, entra en mi Querer, y poniéndote sobre todas las cosas creadas sella todas con las bendiciones que todos me deben, y trae a mi doliente y tierno corazón las bendiciones de todos”.

Después de haber hecho esto, como para recompensarme me ha dicho:

“Amada hija mía, te bendigo en modo especial, te bendigo el corazón, la mente, el movimiento, la palabra, el respiro, toda y todo te bendigo”.

Después de esto he continuado con las demás horas de la Pasión, y mientras seguía la cena eucarística, mi dulce Jesús se movió en mi interior y con la punta de su dedo ha tocado fuerte en mi interior, tanto que lo he oído con mis oídos y he dicho entre mí: “¿Qué querrá Jesús que llama?” Y Él llamándome me ha dicho:

“No bastaba tocar para hacerme oír, sino también llamarte para ser escuchado. Escucha hija mía, mientras instituía la cena Eucarística llamé a todos en torno a Mí, miré todas las generaciones, del primero al último hombre, para dar a todos mi Vida Sacramental, y no una vez, sino tantas veces por cuantas veces tiene necesidad del alimento corporal. Yo quería constituirme como alimento del alma, pero me encontré muy mal al ver que esta mi Vida Sacramental quedaba rodeada por desprecios, por descuidos y aun por muerte despiadada. Me sentí mal, sentí todas las congojas de la muerte de mi Vida Sacramental tan dolorosa y repetida; pero miré mejor, hice uso de la potencia de mi Querer y llamé en torno a Mí a las almas que habrían vivido en mi Querer, ¡oh, cómo me sentía feliz! Me sentía rodeado por estas almas a las cuales la potencia de mi Voluntad las tenía como abismadas, y que como centro de su vida estaba mi Querer; vi en ellas mi inmensidad y me encontré bien defendido por todas, y a ellas confié mi Vida Sacramental, la deposité en ellas para que no sólo me cuidaran sino que me correspondieran por cada hostia Consagrada con una vida de ellas, y esto sucede como connatural, porque mi Vida Sacramental está animada por mi Voluntad eterna, y la vida de estas almas tiene como centro de vida mi Querer, así que cuando se forma mi Vida Sacramental, mi Querer obrante en Mí obra en ellas y Yo siento su vida en mi Vida Sacramental, se multiplican Conmigo en cada una de las hostias, y Yo siento que me dan vida por vida. ¡Oh, cómo exulté al verte a ti como primera, que en modo especial te llamé a formar vida en mi Querer! Hice en ti mi primer depósito de todas mis Vidas Sacramentales, te confié a la potencia y a la inmensidad del Querer Supremo, a fin de que te hicieran capaz de recibir este depósito, y desde entonces tú estabas presente a Mí y te constituí depositaria de mi Vida Sacramental, y en ti a todas las demás almas que habrían vivido en mi Querer. Te di el primado sobre todo, y con razón, porque mi Querer no está puesto por debajo de ninguno, aun sobre los apóstoles, sobre los sacerdotes, porque si bien ellos me Consagran pero no quedan vida junto Conmigo, más bien me dejan solo, olvidado, no teniendo cuidado de Mí; en cambio esas almas habrían sido vida en mi misma Vida, inseparables de Mí, por eso te amo tanto, es a mi mismo Querer que amo en ti”.

Fiat Divina Voluntad