"si no tuviéramos una Voluntad que quisiera manifestar la maestría de nuestra Sabiduría, como la manifestó en la Creación, en la cual todo ordenó y armonizó junto, y con su Poder le dio su lugar, en tal modo que no puede apartarse ni un tantito, tanto mi Sabiduría como mi Poder habrían estado sin hacer nada, y así de todos nuestros demás atributos".

Vol. 13-28 (2)

Me Fundo en Ti, 

Espíritu Santo

Esta Oración para Fundirnos en el Espíritu Santificador es en virtud de la Palabra de Jesús del vol. 17, cap. 43 (5)

Giro con Reparación al Espíritu Santo

AUDIO


Me Fundo en Ti, Espíritu Santo



    Me fundo en el orden de tu Gracia, en todo lo que has hecho y harás en nosotros los santificantes. 

    ¡Ven Divino Espíritu!, haz desahogo de Tu obra en el Fiat Voluntas Tua!  Danos pronto a conocer Vuestra Voluntad, Vuestro primer acto de su Santificación completa, el cual es la Divina Voluntad! 

      Vengo ante ti Suprema Majestad, para dar la correspondencia de amor al Espíritu Santificador a nombre de todos los santificantes, entro en el orden de Tu gracia para poder darte Amor, Honor y Gloria como si todos fuéramos santos, reparo por todas las oposiciones e incorrespondencias a los actos de Tu gracia haciendo mío Tu dolor, Tus gemidos inenarrables secretos, Tus suspiros angustiosos ocultos en el fondo de los corazones. Por el dolor que te damos, perdón Espíritu Santificador. 


¡Ven Divino Espíritu en mí!, haz desahogo de Tu obra en el Fiat Voluntas Tua. Fiat!

Estamos en la Era del Tercer Fiat!

La Era Celestial y Trina de la Divina Voluntad


Oremos al Espíritu Santo por Este Pentecostés Divino



En tu Divino Querer, unidos a Nuestra Madre María, y a Luisa, la pequeña hija de la Divina Voluntad, en el Cenáculo del Monte Sión (1era. Iglesia Cristiana), oramos por la Gran Efusión de Ti, Espíritu Santo, para un Segundo Pentecostés para toda la humanidad, que se extienda el Reino de Tu Divina Voluntad y triunfe en todos la Era del Tercer Fiat!

Al final de la página, ver Pequeñas notas referente a: 

El Don de Sabiduría



"es justo, después de haberte llevado en mi interior toda mi Vida, es tu deber que me lleves a Mí en tu interior toda tu vida"

"primero mi Humanidad ha querido hacer estable morada en ti para prepararte, y después te está dando la Vida de mi Voluntad como alma al cuerpo"


AUDIO

⚜️ Para el Don de Sabiduría

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 13-28 (2) Octubre 27, 192


La Divina Voluntad debe ser como alma al cuerpo



Estaba diciendo a mi siempre amable Jesús: "Hace ya mucho tiempo que no me pones dentro de Ti, yo ahí me sentía más segura y participaba más de tu Divinidad, y era como si la tierra no me perteneciera, y el Cielo fuera mi morada, ¿cuántas lágrimas no derramaba cuando tu Querer me ponía fuera de Ti? El sólo sentir el aire de la tierra me era de peso insoportable, pero tu Querer vencía y yo inclinando la frente me resignaba. Ahora te siento siempre dentro de mí, y cuando deliro por verte, sólo con moverte en mi interior, o bien sacando un brazo me calmas y me das la vida, dime, ¿cuál es la causa?"

Y Jesús: "Hija mía, es justo, después de haberte llevado en mi interior toda mi Vida, es tu deber que me lleves a Mí en tu interior toda tu vida; y si te ponía en mi interior era para perfumar tu alma y extender en ti un nuevo cielo para volverla digna habitación de mi persona. 

Es verdad que te sentías más segura, y las alegrías llovían sobre ti, pero la tierra no es lugar de delicias, sino que el dolor es su herencia, y la cruz es el pan de los fuertes. Mucho más que debiendo establecer en ti el centro de mi Querer, era necesario que viviera en ti y que te sirviera como alma al cuerpo. 

Mi Voluntad jamás podía descender en un alma en modo singular y fuera de lo ordinario, si no tuviera sus prerrogativas distintas, como con mi amada Mamá, no podía descender Yo, Verbo Eterno, si Ella no hubiese tenido sus prerrogativas distintas y el soplo divino no hubiera soplado en Ella como a nueva creación, para volverla admirable a todos y superior a todas las cosas creadas. Así en ti, primero mi Humanidad ha querido hacer estable morada en ti para prepararte, y después te está dando la Vida de mi Voluntad como alma al cuerpo. 

Tú debes saber que mi Voluntad debe ser como alma al cuerpo; mira, también en Nosotros sucede esto, entre las Tres Divinas Personas, nuestro Amor es grande, infinito, eterno, pero si no tuviéramos una Voluntad que anima y da vida a este Amor, nuestro Amor estaría sin vida, sin obras; nuestra Sabiduría llega a lo increíble, nuestro Poder puede pulverizar todo en un minuto, y en otro minuto puede rehacerlo todo, pero si no tuviéramos una Voluntad que quisiera manifestar la maestría de nuestra Sabiduría, como la manifestó en la Creación, en la cual todo ordenó y armonizó junto, y con su Poder le dio su lugar, en tal modo que no puede apartarse ni un tantito, tanto mi Sabiduría como mi Poder habrían estado sin hacer nada, y así de todos nuestros demás atributos.

Ahora, así lo quiero, que mi Voluntad sea como alma al cuerpo; el cuerpo sin el alma está sin vida, a pesar de que contiene todos los sentidos, pero no ve, ni habla, ni siente, ni obra, es casi una cosa inservible y tal vez aún insoportable, pero si está animado, ¿cuántas cosas no puede hacer? Y ¡oh! cuántos se vuelven inservibles e insoportables porque no están animados por mi Voluntad, parecen como instalaciones eléctricas sin luz, como máquinas sin movimiento, cubiertas de herrumbre y de polvo y casi impotentes al movimiento, ¡ah, cómo dan piedad! Entonces, cada cosa que no está animada por mi Voluntad es una vida de santidad que viene a faltar, por eso quiero ser en ti como alma al cuerpo, y mi Voluntad hará nuevas sorpresas de creaciones, da nueva vida a mi Amor, nuevas obras y maestría de mi Sabiduría, y da nuevo movimiento a mi Poder. Por eso sé atenta y déjame hacer, a fin de que cumpla mi gran designio: Que la criatura sea animada por mi Voluntad."

Fiat Divina Voluntad 🕊️

Don de Sabiduría



Epistola de Santiago Cap. 1 ver 5-8


5. Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará.

6.Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte.

7.Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste,

8.un hombre irresoluto e inconstante en todos sus caminos.

9.El hermano de condición humilde gloríese en su exaltación;

10.y el rico, en su humillación, porque pasará como flor de hierba...


Salmo 143, 10

 

9. Líbrame de mis enemigos, Yahveh en ti me refugio;

10. enséñame a cumplir tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu espíritu que es bueno me guíe por una tierra llana.


Romanos 8, 14-17 


13.pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis.

14.En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

15.Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!

16.El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.

17.Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados.


Galatas 5, 22-23


21.Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje,

20.idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones,

21.envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.

22.En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad,

23.mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.

24.Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.

25.Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu.

26.No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.