PLEGARIA

DE CIELO NO DE TIERRA


"...Girar en todos los actos que Yo hice

en la Redención, en los mares de los actos de amor y de dolor de la Soberana Reina del Cielo para pedir mi reino?

Nada pides para ti, y giras y vuelves a girar, y pides y vuelves a pedir que mi Divina Voluntad sea conocida, que domine y reine. En esto no entra sombra de humano, ni interés propio, y la oración es el acto más santo y divino, es plegaria de Cielo no de tierra, por eso la más pura, la más bella, la invencible que encierra sólo el interés de la gloria Divina..." Vol. 22-17

"Así que, o has vencido o estás por vencer.

Un hacer y un decir continuo adquiere la naturaleza de una potencia vencedora hacia Dios, y Dios como si perdiera la fuerza de resistir, y el alma adquiere la fuerza de vencer".


Lectura del párrafo 2


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 22-17 (1 al 6) Agosto 12, 1927

Cómo la oración incesante vence a Dios. Trastorno de la naturaleza. Las tres fuentecitas. Preparación de guerras mundiales

(1) Me sentía bajo el peso tremendo de su privación, estaba oprimida, desvariaba, me sentía tan mal que no podía más; y mi adorable Jesús, después de haberme exprimido bien bajo un peso tan doloroso, teniendo compasión de mi extrema aflicción me ha estrechado fuertemente entre sus brazos diciéndome:

(2) “Pobre hija, cómo estás mal, ánimo, no quiero que te reduzcas a estos extremos, te oprimes demasiado, no obstante debes consolarte, tu interior es un hablar continuado ante la Majestad Divina y un acto continuado. Y un hablar sin cesar jamás pidiendo el reino de mi Fiat Divino ante Dios, lleva consigo la certeza de la victoria. Así que, o has vencido o estás por vencer. Un hacer y un decir continuo adquiere la naturaleza de una potencia vencedora hacia Dios, y Dios como si perdiera la fuerza de resistir, y el alma adquiere la fuerza de vencer. Sucede un cambio: Dios desarmado y el alma armada con las armas divinas, así al Ser Supremo no le es dado resistir. ¿Te parecerá poco a ti aquel pedirme continuamente el reino de mi Eterno Querer? ¿Girar por toda la Creación, girar en todos los actos que Yo hice en la Redención, en los mares de los actos de amor y de dolor de la Soberana Reina del Cielo para pedir mi reino? Nada pides para ti, y giras y vuelves a girar, y pides y vuelves a pedir que mi Divina Voluntad sea conocida, que domine y reine. En esto no entra sombra de humano, ni interés propio, y la oración es el acto más santo y divino, es plegaria de Cielo no de tierra, por eso la más pura, la más bella, la invencible que encierra sólo el interés de la gloria Divina. Hasta ahora ninguno me ha rogado con tanta insistencia. Me pidió mi Mamá con tal insistencia por la Redención y fue vencedora, pero por el reino de mi Voluntad ninguno hasta ahora con la insistencia de vencer a un Dios, por eso tu insistencia dice mucho, el mismo trastorno de toda la naturaleza dice mucho. En estos tiempos todos los elementos, trastornándose, son anunciadores de bienes, y es necesario para reordenar mi reino. Es la cosa más grande, por eso se requiere el trastorno para purificar la tierra, por eso no quiero que te oprimas demasiado, más bien sigue tu vuelo continuo, tu insistencia para adquirir la fuerza completa de vencer el reino del Fiat Supremo”.

(3) Entonces yo continuaba rogando y sentía que una mano se posaba sobre mi cabeza, y de esta mano salían tres fuentecitas, una desbordaba agua, otra fuego, y la otra sangre, que inundaban la tierra, en las cuales eran arrolladas gentes, ciudades y reinos. Era espantoso ver los males que vendrán y rogaba a mi amado Jesús que se aplacara, y le pedía me diera sufrimientos para eximir de ellos a los pueblos, y Jesús me ha dicho:

(4) “Hija mía, agua, fuego y sangre se unirán y harán justicia. Todas las naciones se están armando para hacerse la guerra, y esto irrita mayormente la Justicia Divina y dispone a los elementos a tomar venganza de ellos, por eso la tierra verterá fuego, el aire mandará fuentes de agua y las guerras formarán fuentes de sangre humana, en las cuales muchos desaparecerán, ciudades y regiones quedarán destruidas. Qué maldad, después de tantos males, de una guerra súbita, preparan otra más terrible y buscan mover a casi todo el mundo como si fuera un solo hombre, ¿no dice esto que el pecado ha entrado hasta en los huesos, tanto de transformar la misma naturaleza en pecado?”

(5) ¡Oh! cómo me sentía mal al oír esto y rogaba a Jesús que pusiera de lado la Justicia haciendo salir en campo la Misericordia, y si quería una víctima, yo estaba pronta, con tal que no fueran castigadas las gentes, y si esto no quieres concederme, quítame de la tierra, no puedo más estar, tus privaciones me dan muerte continua, los flagelos me torturan, y además, ¿cómo puedo vivir cuando no puedo con mis penas disminuir las penas de nuestros hermanos? ¡Jesús! ¡Jesús! Piedad de mí, piedad de todos, aplácate y contenta a tu pequeña hija.

(6) Mientras tanto, no sé cómo, me he sentido investir por penas que desde hace algún tiempo no sentía más, no sé decir lo que ha pasado; y esto me da la esperanza de que los graves males sean al menos en parte quitados.


Fiat Divina Voluntad

Giremos en sus Excesos de Amor desde su encarnación hasta su Pasión y Muerte

conociéndole a través de los Manuscritos de la Divina Voluntad, acompañándole y reparándo junto a Él con las Horas de su Pasión, rezando con Él el Santo Rosario en Divina Voluntad, siguiendole en su Divina Voluntad