4to. grado de Unidad en Dios = Es el vivir EN Mi Querer. Es vivir EN Dios:

"Tan fundida como si formase una sola cosa con Él, de modo que no sentía más mi vida sino la de Dios"


Al finalizar, luego de la enseñanza, te dejo algunas palabras de la reflexión del Padre Carlos Massieu


La Suprema Adoración

Rev. Padre Carlos Massieu. Lectura y Reflexión

Abril 17, 2020

19-12 Abril 16, 1926

Para vivir en el Divino Querer se necesita el pleno abandono en los brazos del Padre Celestial.

La nada debe ceder la vida al Todo

Me sentía tan pequeña e incapaz de hacer nada, que he llamado en mi ayuda a mi Reina Mamá, a fin de que juntas pudiésemos amar, adorar, glorificar a mi sumo y único Bien por todos y a nombre de todos. Mientras estaba en esto

me he encontrado en una inmensidad de luz y toda abandonada en los brazos de mi Padre Celestial,

más bien tan fundida como si formase una sola cosa con Él, de modo que no sentía más mi vida sino la de Dios.

Pero, ¿quién puede decir lo que sentía y hacía? Después de esto mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

“Hija mía, todo lo que has sentido, tu pleno abandono en los brazos de nuestro Padre Celestial,

el no sentir más tu misma vida, es la imagen del vivir en mi Querer, porque para vivir en Él se debe vivir más de Dios que de sí misma,

más bien, la nada debe ceder la vida al Todo para poder hacer todo, y tener su acto en la cima de todos los actos de cada una de las criaturas.

Así fue la Vida de mi Mamá Divina, Ella fue la verdadera imagen del vivir en mi Querer, su vivir fue tan perfecto en Él, que no hacía otra cosa que recibir continuamente de Dios lo que le convenía hacer para vivir en el Supremo Querer, así que recibía el acto de la adoración suprema, para poderse poner en la cima de cada adoración que todas las criaturas estaban obligadas a hacer hacia su Creador, porque la verdadera adoración tiene vida en la Tres Divinas Personas: Nuestra concordia perfecta, nuestro amor mutuo, nuestra única Voluntad, forman la adoración más profunda y perfecta en la Trinidad Sacrosanta. Por lo tanto, si la criatura me adora y su voluntad no está en acuerdo Conmigo, es palabra vana pero no adoración. Por eso mi Mamá todo tomaba de Nosotros, para poderse difundir en todo y ponerse en la cima de cada acto de criatura, en la cima de cada amor, de cada paso, de cada palabra, de cada pensamiento, en la cima de cada cosa creada. Ella ponía su acto primero sobre todas las cosas y esto le dio el derecho de Reina de todos y de todo, y superó en santidad, en amor, en gracia, a todos los santos que han sido y serán y a todos los ángeles unidos juntos. El Creador se vertió sobre de Ella para darle tanto amor, para que tuviera amor suficiente para poderlo amar por todos, le comunicó la suma concordia y la Voluntad única de las Tres Divinas Personas, de modo que pudo adorar en modo divino por todos y suplir a todos los deberes de las criaturas; si esto no hubiese sido así, no sería una verdad que laMamá Celestial superó a todos en la santidad, y en el amor, sino un modo de decir, pero Nosotros cuando hablamos, son hechos y no palabras. Por eso todo encontramos en Ella, y así habiendo encontrado todo y a todos, todo le dimos, constituyéndola Reina y Madre del mismo Creador.

Ahora hija de mi Suprema Voluntad, quien quiere todo debe encerrar todo y ponerse en la cima, como acto primero de los actos de todos, así que el alma debe estar en la cima de cada amor, de cada adoración, de cada gloria de cada una de las criaturas. Mi Voluntad es todo, he aquí por qué la misión de la Soberana Reina y la tuya se puede decir que es una sola, y tú debes seguir paso a paso el modo como Ella estaba con Dios para poder recibir la capacidad divina, para poder tener en ti un amor que dice amor por todos, una adoración que adora por todos, una gloria que se difunde por todas las cosas creadas.

Tú debes ser nuestro eco, el eco de mi Mamá Celestial; y porque solamente Ella vivió perfecta y plenamente en el Supremo Querer, por eso te puede ser guía y hacerte de maestra.

¡Ah, si tú supieras con cuánto amor te estoy alrededor, con cuánto celo te vigilo a fin de que no sea interrumpido tu vivir en mi eterno Querer! Tú debes saber que estoy haciendo más contigo que con mi misma Mamá Celestial, porque Ella no tenía tus necesidades, ni tendencias, ni pasiones que pudiesen mínimamente impedir el curso de mi Voluntad en Ella, con suma facilidad el Creador se vertía en Ella y Ella en Él, así que mi Voluntad estaba siempre triunfante en Ella, por eso no tenía necesidad ni de empujarla ni de amonestaciones;

en cambio contigo debo tener más atención,

y cuando veo que alguna pasioncilla, alguna pequeña tendencia quiere surgir en ti, y también cuando tu voluntad humana quisiera tener algún acto de vida propia en ti, debo amonestarte, la potencia de mi Querer debe estar en acto de demoler lo que surge en ti y que no le pertenece a Él, y mi gracia y mi amor deben correr en aquello podrido que la voluntad humana va formando, o bien impedir con gracias anticipadas que esta podredumbre se pueda formar en tu alma, porque Yo amo tanto, me cuesta tanto el alma en la cual reina mi Querer y en la cual tiene su campo de acción divina el Fiat Supremo, fin único de toda la Creación y de la misma Redención, que la amo y me cuesta más que toda la Creación y que la misma Redención,

porque la Creación fue el principio de nuestra obra hacia las criaturas, la Redención fue el medio, el Fiat será el final, y las obras cuando están cumplidas se aman más y adquieren el valor completo.

Mientras que una obra no está cumplida hay siempre qué hacer, qué trabajar, qué sufrir, no se puede calcular su justo valor, en cambio cuando está cumplida solamente queda el poseer y el gozar la obra hecha, y su valor completo viene a completar la gloria de Aquél que la ha formado,

por eso la Creación y la Redención deben encerrarse en el Fiat Supremo.

¿Ves entonces cuánto me cuestas y cuánto siento amarte? El Fiat obrante y triunfante en la criatura es para Nosotros la cosa más grande, porque la gloria que Nosotros habíamos establecido recibir por medio de la Creación nos viene dada, nuestro fin, nuestros derechos, adquieren su pleno poder. He aquí por qué mis premuras todas para ti, mis manifestaciones a ti, mi amor por toda la Creación y Redención, todo concentrado en ti, porque en ti quiero ver el triunfo de mi Voluntad”.

Fiat

Algunas partes de las palabras de la reflexión del Padre Carlos Massieu, a fin de que te animes a escucharle completamente.


Suprema Adoración.

En la relación de nuestra voluntad con Dios se dan distintos grados:

1. Resignación.

2. Abandono en Él.

3. Unión en Él.

4. Unidad en Él. = Es el vivir EN Mi Querer. Es vivir EN Dios.

Este último grado es al que hemos sido llamados para llegar a ser. En este grado de Unidad en Él, su Voluntad se hará operante y se elevarán nuestros actos a Dios.

El vivir en Divina Voluntad es vivir EN Dios.

No sólo es vivir PARA Dios, al servicio de Dios.

Es ceder voluntariamente nuestra nada AL TODO. Es donarnos.

Estarán entonces nuestros actos por más pequeños que sean elevados EN EL ACTO DE DIOS. Esto es vivir en la Divina Voluntad.

Es vivir en el principio de todos los actos de la creación, de los actos de cada criatura. Es lo más alto que hay. Que la Voluntad Eterna de Dios obre en nosotros y que nuestra voluntad, con nuestros actos pequeños obren en la Voluntad Eterno de Dios. Un acto sin principio ni fin.

Esto es ser creados a Su imagen y semejanza, en el acto Eterno de Dios. En que obremos con los modos de Dios, es decir, en el acto Eterno de Dios y por ello necesitamos ser admitidos a obrar en Dios, recibir el Don de la Divina Voluntad, que para ello estamos en este contínuo leer, releer, rumiar, ser fieles y atentos a su enseñanza, a su Querer Divino, a ponerlo en vida, a reconocerLE A DIOS en mi vida, a medida en que vivo según su Querer.

Los verdaderos Adoradores del Padre, lo Adorarán al Padre en Espíritu y en Verdad,

es decir en la unidad del Espíritu Santo. Su adoración es perfecta porque Adoran en Cristo y movidos por el Espíritu Santo.

En nuestra adoración, alabanza, vivencia, caridad, debemos hacerlo EN, CON, POR en Cristo y movidos por el Espíritu Santo. Esto es para que nuestro obrar sea Divino y Perfecto!

De lo contrario será un obrar humano.


Adoración Suprema Perfecta, Concordia Perfecta de la Trinidad que tienen entre ellos.

Nuestra adoración no es Adoración si no estamos en concordia con Dios. Si no se abandona, si no está unida a la Divina Voluntad (Fundirnos, obedientes a su Querer Divino...), si no vivimos nuestro querer EN el Querer Divino. Por ello debemos fundirnos, debemos unir nuestra voluntad a la Voluntad Divina en todo lo que hagamos, pensemos, etc. debemos vivir en su abandono, pronunciar nuestro fiat en el Fiat de la Virgen, entregarle nuestra voluntad para que ella la transforme en Voluntad Divina...

Cómo podemos nosotros llegar a tanto? Quererlo todo? Poseerlo todo? Qué hay que hacer?

Debemos encerrar todo y ponernos en la cima, como acto primero de los actos de todos, en la cima de cada Amor, de cada Adoración, de cada Gloria, de cada criatura, ... del modo en que la Virgen estaba con Dios, para tener un Amor que ama por todos, una Gloria que se difunde en todas las cosas creadas... Y lo aprenderemos a través de la guía de la Virgen a través de sus visitas que nos ha dejado con Luisa en su libro de la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.

Todo se encerrará en el Fiat Supremo, para que Él lo lleve a cumplimiento en el mundo y así nosotros llegaremos a vivirlo, en Su Don que nos entregue Él, en el Don de la Divina Voluntad, porque Él lo Quiere, y Él lo proporcionará todo lo que necesitemos para poder vivir en Su Divina Voluntad.


Debemos darle nuestro consentimiento,

a conciencia de cada lectura, ponerlo en práctica, para que esto se cumpla, para que su Fiat reine en nosotros.

...

Hágase siempre Tu Voluntad, no la mía.

Te invito a que escuches en su totalidad este audio de reflexión del Padre Carlos Massieu. Lo escrito anteriormente son notas propias, de acuerdo a lo escuchado del Padre Massieu y te las dejo para animarte a que le escuches.