Una especie de fusión y de bilocación
"Esto sucede también a las almas cuando están unidas verdaderamente Conmigo, y si rezando hacen entrar en sus almas como vida la oración, sucede una especie de fusión y de bilocación, Yo dondequiera que me encuentre las llevo Conmigo y Yo quedo con ellas"
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 11-53 mayo 9, 1913
Jesús y su Mamá fueron inseparables.
Jesús y su Mamá fueron inseparables.
Esto les sucede también a las almas cuando están verdaderamente unidas con Jesús
Esto les sucede también a las almas cuando están verdaderamente unidas con Jesús
Mientras rezaba estaba pensando en el momento cuando Jesús se despidió de la Madre Santísima para ir a sufrir su Pasión, y decía entre mí: “¿Cómo es posible que Jesús se haya podido separar de la querida Mamá, y Ella de Jesús?” Y el bendito Jesús me ha dicho:
Mientras rezaba estaba pensando en el momento cuando Jesús se despidió de la Madre Santísima para ir a sufrir su Pasión, y decía entre mí: “¿Cómo es posible que Jesús se haya podido separar de la querida Mamá, y Ella de Jesús?” Y el bendito Jesús me ha dicho:
“Hija mía, ciertamente que no podía haber separación entre Yo y mi dulce Mamá, la separación fue sólo aparentemente, Yo y Ella estábamos fundidos juntos, y era tal y tanta la fusión que Yo quedé con Ella, y Ella vino Conmigo, así que se puede decir que hubo una especie de bilocación.
“Hija mía, ciertamente que no podía haber separación entre Yo y mi dulce Mamá, la separación fue sólo aparentemente, Yo y Ella estábamos fundidos juntos, y era tal y tanta la fusión que Yo quedé con Ella, y Ella vino Conmigo, así que se puede decir que hubo una especie de bilocación.
Esto sucede también a las almas cuando están unidas verdaderamente Conmigo, y si rezando hacen entrar en sus almas como vida la oración, sucede una especie de fusión y de bilocación, Yo dondequiera que me encuentre las llevo Conmigo y Yo quedo con ellas.
Esto sucede también a las almas cuando están unidas verdaderamente Conmigo, y si rezando hacen entrar en sus almas como vida la oración, sucede una especie de fusión y de bilocación, Yo dondequiera que me encuentre las llevo Conmigo y Yo quedo con ellas.
Hija mía, tú no puedes comprender bien lo que fue mi querida Mamá para Mí. Yo, viniendo a la tierra no podía estar sin Cielo, y mi Cielo fue mi Mamá. Entre Yo y Ella pasaba tal electricidad, que ni siquiera un pensamiento hubo en Ella que no lo tomara de mi mente, y este tomar de Mí la palabra, y la voluntad, y el deseo, y la acción, y el paso, en suma, todo, formaba en este Cielo el sol, las estrellas, la luna y todos los gozos posibles que puede darme la criatura y que puede ella misma gozar.
Hija mía, tú no puedes comprender bien lo que fue mi querida Mamá para Mí. Yo, viniendo a la tierra no podía estar sin Cielo, y mi Cielo fue mi Mamá. Entre Yo y Ella pasaba tal electricidad, que ni siquiera un pensamiento hubo en Ella que no lo tomara de mi mente, y este tomar de Mí la palabra, y la voluntad, y el deseo, y la acción, y el paso, en suma, todo, formaba en este Cielo el sol, las estrellas, la luna y todos los gozos posibles que puede darme la criatura y que puede ella misma gozar.
¡Oh cómo me deleitaba en este Cielo, cómo me sentía consolado y rehecho de todo! También los besos que me daba mi Mamá encerraban el beso de toda la humanidad y me restituían el beso de todas las criaturas;
¡Oh cómo me deleitaba en este Cielo, cómo me sentía consolado y rehecho de todo! También los besos que me daba mi Mamá encerraban el beso de toda la humanidad y me restituían el beso de todas las criaturas;
en todo me sentía a mi dulce Mamá, me la sentía en el respiro, y si era afanoso me lo aliviaba; me la sentía en el corazón, y si estaba amargado me lo endulzaba; en el paso, y si estaba cansado me daba aliento y reposo; ¿y quién puede decirte como me la sentía en la Pasión? En cada flagelo, en cada espina, en cada llaga, en cada gota de mi sangre, en todo me la sentía y me hacía el oficio de mi verdadera Madre.
en todo me sentía a mi dulce Mamá, me la sentía en el respiro, y si era afanoso me lo aliviaba; me la sentía en el corazón, y si estaba amargado me lo endulzaba; en el paso, y si estaba cansado me daba aliento y reposo; ¿y quién puede decirte como me la sentía en la Pasión? En cada flagelo, en cada espina, en cada llaga, en cada gota de mi sangre, en todo me la sentía y me hacía el oficio de mi verdadera Madre.
¡Ah, si las almas me correspondieran, si todo tomaran de Mí, cuántos cielos y cuántas madres tendría sobre la tierra!”
¡Ah, si las almas me correspondieran, si todo tomaran de Mí, cuántos cielos y cuántas madres tendría sobre la tierra!”
Fiat Divina Voluntad