"Esa misma palabra masticada por ti, habiéndose convertido en sangre, germina el alimento para Mí"

“Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: ¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?” (Jn: 6, 5)




De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 14, cap. 9 (1 al 5 ) Marzo 3, 1922

El Agricultor Celestial siembra su palabra

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús vino pero sin decirme nada, todo taciturno y sumamente afligido, y le dije:

“¿Qué tienes Jesús que no hablas? Tú me eres vida, tu palabra me es alimento, y yo no puedo estar en ayunas, soy muy débil y siento la necesidad continua del alimento para crecer y mantenerme fuerte”.

Y Jesús todo bondad me ha dicho: “Hija mía, también Yo siento la necesidad de un alimento, y después de que te he alimentado con mi palabra,

esa misma palabra masticada por ti, habiéndose convertido en sangre, germina el alimento para Mí,

y si tú no puedes estar en ayunas, tampoco Yo quiero estar en ayunas, quiero la correspondencia del alimento que te he dado, y después volveré de nuevo a alimentarte. Siento mucha hambre, pronto, quítame el hambre”.

Yo he quedado confundida y no sabía qué darle, porque nunca he tenido nada, pero Jesús con sus dos manos tomaba mi latido, mi respiro, mis pensamientos, los afectos, los deseos, cambiados en tantos globitos de luz, y se los comía diciendo:

“Esto es el fruto de mi palabra, es cosa mía, es justo que me los coma”...

Fiat