Novena en Honor 

al Espíritu Santo


Para la Fiesta de Pentecostés

28 de Mayo, 2023



Hemos llegado al día del Sol refulgente de 

El Gran Don de la Divina Voluntad

Con nuestro vivir, pidámoslo en cada acto para todos y por todos!



Del Espíritu Divino, enviado al Cenáculo del Monte Sión - Primera Iglesia Cristiana

Ven Espíritu Divino, haz desahogo de tu Obra y danos a todos, Tu Primer Acto, el cual es el Gran Don de la Divina Voluntad!


Día 8   

Don de la Divina Voluntad

Introducción

Esta Novena tiene la intención de que recibamos en todo nuestro ser un nuevo Pentecostés como lo recibieron los Apóstoles acompañados de la Virgen María. 

Ellos estuvieron con la Madre del Cielo esperando la promesa que Jesús les hizo en la  Ascensión. 

Ahora nosotros como hijos pequeños de la Divina Voluntad a imitación de los Apóstoles y pidiendo su intercesión, nos unimos a la Reina de la Divina Voluntad esperando esta nuevo desbordamiento del Espíritu Santo.

Día 8

Don de la Divina Voluntad


Conozcamos 

para vivir en Divina Voluntad 

los Dones del Espíritu Santo

Del Espíritu Divino, enviado al Cenáculo del Monte Sión, Primera Iglesia Cristiana


Giro de Oración con reparación al Espíritu Santo

Fundidos en Jesús y en su Voluntad, Llamemos a Jesús en nosotros para que junto a Él estas Semillas den Su Fruto Divino del Don de la Divina Voluntad para todos.

"El Fiat Voluntad Tua se atribuirá al Espíritu Santo; y es propiamente en el Fiat Voluntas Tua que el Divino Espíritu hará desahogo de su obra"

Vol. 17-43


Para todos los días:

Giro de oración con reparación al Espíritu Santo



ORACIÓN 

AL ESPÍRITU SANTO

En Virtud de la Divina Voluntad, con la Palabra de Jesús en el vol. 17, cap. 43 (5) 



Me Fundo en Ti, Espíritu Santo:


Giro de oración con reparación al Espíritu Santo 

"Le daré el gran don del reino de mi Querer"

¿Pero qué cosa damos?  

El gran don de nuestro Ser Divino"

Vol. 34-44 (6)

Estamos en la Era del Tercer Fiat!   La Era Celestial y Trina de la Divina Voluntad



Unidos a Nuestra Madre María Santísima y a Luisa, la pequeña hija de la Divina Voluntad, en el Cenáculo del Monte Sión (1era. Iglesia Cristiana), oramos por la Gran Efusión del Espíritu Santo para un Segundo Pentecostés para toda la humanidad, se extienda el Reino de Tu Divina Voluntad y triunfe en todos la Era del Tercer Fiat!





Esta oración es en Virtud de las enseñanzas de Jesús para que vivamos primero en préstamo este Don del Querer Divino y luego lo poseamos, disponiéndonos y viviéndolo en su Voluntad, hasta alcanzar el Don del Ser Supremo, del Ser Divino.



Oramos al Espíritu Santo por el gran Don del Ser Divino,

el don de la divina voluntad

 

Ven,  oh Santo Espíritu. Nosotros los pequeños hijos de tu Santísima Divina Voluntad queremos Vuestro Querer; danos pronto a conocer Vuestra Voluntad, Vuestro primer acto de su Santificación completa el cual es, el Gran Don de Tu Divina Voluntad! 

Este Don de Tu Divina Voluntad pondrá a nuestra alma en el puesto establecido por Dios, en el Orden Divino.  

Con la ayuda de Tu Gracia, alcanzaremos la fidelidad Querida por Jesús en Tu Santo Espíritu, para nunca perder Tu Don Santísimo de la Divina Voluntad.  Tu Don, que es la misma Divina Voluntad sea en nosotros nuestro tesoro a estimar y a amar más que a nuestra propia vida. 

Tu Voluntad Quiere dar el Reino de tu Divino Querer al hombre, y nosotros queremos retornar al Palacio Real de Tu Voluntad. Que tu Gran Obra se Restaure y Reordene en nosotros, así como salió de Tus manos creadoras es nuestra atención en el vivir diario; y nos ponemos bajo el Fiat de María, Tu Esposa y Heredera de este Reino, quien nos llama como hijos suyos para que recibamos en Don, Su Gran Heredad. 

Con la Gran Efusión de este Gran Don de la Divina Voluntad, Tú, Espíritu Santo, vendrás y renovarás la faz de la tierra. 

Amado Jesús, que esta humilde oración sea Tu Gran Mandato. 

Fiat! 

"La Virgen Celestial, heredera de este reino, llamará a las criaturas como hijos suyos para que reciban en don su gran heredad"

Revelaciones Divinas para que al atender a Jesús, las pongamos en práctica y así, Pidamos el Don en cada acto nuestro, para que se cumpla su Gran Mandato de poseer en Plenitud el Gran Don de La Divina Voluntad!!!


AUDIO


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 30-28  Abril 30, 1932


El vivir en la Divina Voluntad es un don. 


Ejemplo del pobre y ejemplo del rey. 


Cómo el don es exceso de amor y magnanimidad de Dios, el cual ni pone atención, ni quiere hacer cuentas del gran valor que da



(1) Me sentía inmersa en el Querer Divino, una multitud de pensamientos preocupaban mi mente, pero siempre sobre el mismo Fiat, porque en Él no se puede pensar en otra cosa, su dulce encanto, su luz que todo inviste, sus tantas verdades que como formidable ejército se alinean alrededor, alejan todo lo que a Él no pertenece. La feliz criatura que se encuentra en la Divina Voluntad se encuentra como en una atmósfera celestial, toda feliz, en la plenitud de la paz de los santos y si quiere alguna cosa, es sólo que todos conocieran un Querer tan amable, tan santo, quisiera que todos vinieran a gozar su felicidad, pero pensaba entre mí: “Pero, ¿cómo puede ser que las criaturas puedan venir a vivir en la Divina Voluntad para poder formar su santo reino? Y mi amado Jesús, sorprendiéndome me ha dicho: 

(2) “Hija mía, ¡cómo eres pequeña! Se ve que tu pequeñez no se sabe elevar en la potencia, inmensidad, bondad y magnanimidad de tu Creador, y desde tu pequeñez mides nuestra grandeza y generosidad. Pobre pequeña, te pierdes en nuestras interminables posesiones, y no sabes dar el justo peso a nuestros modos divinos e infinitos. Es cierto que humanamente hablando, la criatura rodeada por los males, tal como está, vivir en mi Querer, formar su reino en medio a ellas, es como si quisiera tocar el Cielo con el dedo, lo que es imposible, pero lo que es imposible a los hombres es posible a Dios. Tú debes saber que el vivir en nuestra Voluntad es un don que nuestra magnanimidad quiere dar a las criaturas, y con este don la criatura se sentirá transformada de pobre en rica, de débil en fuerte, de ignorante en docta, de esclava de viles pasiones, dulce y voluntaria prisionera de una Voluntad toda santa que no la tendrá prisionera, sino reina de sí misma, de los dominios divinos y de todas las cosas creadas. Sucederá como a un pobre que viste míseros harapos, habita en una cuartucho sin puertas, por lo tanto expuesto a los ladrones y enemigos, no tiene pan suficiente para quitarse el hambre y está obligado a mendigarlo; si un rey le diese por don un millón, el pobre cambiaría su suerte y no daría más el aspecto de un pobre mendigo, sino de un señor que posee palacios, villas, viste con decencia, tiene alimentos abundantes, y está en condiciones de poder ayudar a los demás. ¿Qué ha cambiado la suerte de este pobre? El millón recibido en don. Ahora, si una vil moneda tiene virtud de cambiar la suerte de un pobre infeliz, mucho más el gran don de nuestra Voluntad, dada como don cambiará la suerte infeliz de las generaciones humanas, menos de quien voluntariamente quiera quedarse en su infelicidad. Mucho más que este don fue dado al hombre en el principio de su creación, e ingrato nos lo rechazó con hacer su voluntad, sustrayéndose de la nuestra. Ahora, quien se dispone a hacer nuestro Querer prepara el puesto, el decoro, la nobleza donde poder poner este don tan grande e infinito, nuestros conocimientos sobre el Fiat ayudarán y prepararán en modo sorprendente a recibir este don, y lo que no han obtenido hasta hoy, lo podrán obtener mañana. Por eso estoy haciendo como haría un rey que quisiera elevar una familia, con vínculo de parentesco, a su familia real; para hacer esto se toma primero un miembro de ella, lo tiene en su morada real, lo hace crecer, se nutren juntos, lo adiestra en sus modos nobles, le confía sus secretos, y para hacerlo digno de sí, lo hace vivir de su voluntad, y para estar más seguro y para no hacerlo descender a la bajeza de su familia, le hace don de su querer, a fin de que lo tenga en su poder. Esto que el rey no puede hacer, Yo lo puedo hacer bilocando mi Voluntad parar hacer de Ella don a la criatura. Por eso el rey tiene los ojos fijos sobre ella, la va siempre embelleciendo, la viste con vestidos preciosos y bellos de modo que se siente enamorado, y no pudiendo seguir así, la vincula con vínculo duradero de casamiento, de manera que el uno se vuelve don del otro. Con esto, ambas partes tienen el derecho de reinar y aquella familia adquiere el vínculo de parentesco con el rey, y el rey, por amor de aquélla que se ha donado a él, y que él se ha dado a ella, llama a aquella familia a vivir en su morada real, dándole el mismo don que ha dado a aquélla que ama tanto. Así hemos hecho Nosotros, primero hemos llamado a una de la familia humana a vivir en la morada real de nuestro Querer; poco a poco le hacíamos don de sus conocimientos, de sus secretos más íntimos, y al hacer esto sentíamos contentos y alegrías indecibles, y sentíamos cómo es dulce y querido hacer vivir a la criatura en nuestro Querer, y nuestro amor nos empujó, más bien nos violentó a hacerle don de nuestro Fiat Omnipotente, mucho más que nos había hecho don del suyo, ya estaba en nuestro poder, y nuestra Voluntad Divina podía estar segura y en su puesto de honor en la criatura. Ahora, después que hemos hecho don de nuestro Fiat a un miembro de esta familia humana, ella adquiere el vínculo y el derecho de este don, porque Nosotros no hacemos jamás obras y dones para una sola, sino que cuando hacemos obras y dones los hacemos siempre en modo universal, por lo tanto este don estará listo para todos, con tal que lo quieran y se dispongan. Por eso el vivir en mi Voluntad no es propiedad de la criatura, ni está en su poder, sino que es don, y Yo lo doy cuando quiero, a quien quiero, y en los tiempos que quiero. Él es don de Cielo dado por nuestra gran magnanimidad y por nuestro amor inextinguible. Ahora, con este don, la familia humana se sentirá de tal manera vinculada con su Creador, que no se sentirá más lejana de Él, sino de tal manera cercana como si fuera de su misma familia y conviviera en su misma morada real. Con este don se sentirá de tal manera rica, que nunca más sentirá las miserias, las debilidades, las pasiones turbulentas, sino que todo será fuerza, paz, abundancia de gracia, y reconociendo el don, dirá: ‘En la casa de mi Padre Celestial nada me falta, tengo todo a mi disposición, siempre en virtud del don que he recibido’. Los dones los damos siempre por efecto de nuestro gran amor y por nuestra suma magnanimidad; si esto no fuera, o quisiéramos poner atención en si la criatura lo merece o no, si ha hecho sacrificios, entonces no sería más un don, sino un pago, y nuestro don se volvería como derecho y esclavo de la criatura. Mientras que Nosotros y nuestros dones no somos esclavos de ninguno. En efecto, el hombre no existía todavía, y antes de que él fuera ya habíamos creado el cielo, el sol, el viento, el mar, la tierra florida y todo lo demás para hacer de ello don al hombre. ¿Qué cosa había hecho para merecer dones tan grandes y perennes? Nada, y en el acto de crearlo le dimos el gran don que superó todos los otros, nuestro Fiat Omnipotente, y si bien lo rechazó, Nosotros sin embargo no interrumpimos el darlo, no, sino que lo tenemos guardado para dar a los hijos el mismo don que nos rechazó el padre. El don viene dado en el exceso de nuestro amor, el cual es tanto, que no sabe hacer, ni pone atención a las cuentas, mientras que el salario que se da si la criatura hace las obras buenas, se sacrifica, se da con justa medida y según merece, no así en el don. Por eso, quien pueda dudar significa que no entiende de nuestro Ser Divino, ni de nuestra generosidad, ni hasta dónde puede llegar nuestro amor, pero queremos la correspondencia de la criatura, la gratitud y su pequeño amor”. 

Fiat Divina Voluntad

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AUDIO

Párrafo  2
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 30-30 Mayo 15, 1932

Cómo los conocimientos sobre la Divina Voluntad formarán el ojo y la capacidad para mirar y recibir el don del Fiat Divino, y acostumbrarán a las criaturas a vivir como hijas. Desorden de la voluntad humana



(1) Estoy siempre de regreso en el Fiat Supremo, y sintiendo en mí el dulce encanto de su luz, de su paz, de su felicidad, ¡oh! cómo quisiera que el mundo entero conociera tanto bien, a fin de que todos rogaran que viniera su reino sobre la tierra. Pero mientras esto decía, pensaba para mí: “Si el vivir en el Querer Divino es un don que debe dar a las generaciones humanas, Jesús ama tanto, quiere, suspira que se conozca esta Voluntad Divina para hacerla reinar, ¿por qué no se apresura a dar este don?” Y mi Sumo Bien Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha dicho: 

(2) “Hija mía, tú debes saber que si bien ardo por el deseo de ver reinar mi Divina Voluntad, sin embargo no puedo dar este don, si antes con las verdades que he manifestado, conociéndolas las criaturas, tendrán el gran bien de formar la vista para ser capaces de comprenderlo, y por lo tanto disponerse para recibir un don tan grande. Se puede decir que ahora les falta el ojo para ver y la capacidad para comprenderlo, y por eso primero he manifestado tantas verdades sobre mi Divina Voluntad, y conforme las criaturas conozcan estas mis verdades, así ellas formarán la órbita dónde poner la pupila dentro, y animarla con la luz suficiente para poder mirar y comprender el don que más que sol les será donado y confiado. Si Yo quisiera darlo hoy, haría como si quisiera dar un sol a un ciego: Pobrecito, con todo y el sol donado sería siempre ciego, no cambiaría su suerte, ni recibiría ningún bien, más bien tendría un dolor, tener un sol por don y ni siquiera verlo, ni recibir de él sus benéficos efectos. En cambio uno que no fuera ciego, cuántos bienes no recibiría al tener un sol por don a su disposición, su fiesta sería continua, y se pondría en condiciones de dar luz a los demás, y sería rodeado y amado por todos para obtener el bien de la luz que él posee. Entonces, dar hoy el gran don de mi Divina Voluntad, que más que sol cambiará la suerte de las generaciones humanas, sería darlo a los ciegos, y darlo a los ciegos sería darles dones inútiles, y Yo cosas inútiles no sé dar. Por eso espero con paciencia divina y delirante que mis verdades hagan el camino, preparen las almas, entren en ellas y formen el ojo animado por luz suficiente, que puedan no sólo mirar el don de mi Fiat, sino que tengan capacidad para encerrarlo en ellas, a fin de que ahí forme su reino y extienda su dominio. Por eso, paciencia y tiempo hacen hacer las cosas como conviene y como amerita nuestra soberanía en el obrar. Nosotros hacemos, nuestro Ser Supremo, como haría un padre que quiere dar un gran don a su pequeño hijo, el padre llama al pequeño y le hace ver el don y le dice: ‘Este regalo está preparado para ti, será tuyo.’ Pero no se lo da, el hijo queda sorprendido, raptado al ver el don que su padre le quiere dar, y estando junto al padre le ruega que le dé el don, y no sabe separarse, ruega y vuelve a rogar porque quiere el regalo. En tanto, el padre viéndolo junto a él, aprovecha para instruir al hijo para hacerle comprender la naturaleza del don, el bien, la felicidad que recibirá por este don. El hijo ante las manifestaciones del padre, se vuelve maduro y capaz no sólo de recibir el don, sino de comprender qué cosa encierra de bien, de grande, el don que debe recibir. Por eso se estrecha más junto al padre, ruega y vuelve a rogar, suspira el don, llega a llorar y no sabe estar más sin el don, se puede decir que ha formado en sí, con sus ruegos y suspiros, con el adquirir los conocimientos del don que su padre le ha dado, la vida, el espacio donde como en sagrado depósito recibir el don. Esta tardanza del padre para dar el don a su hijo ha sido amor más grande, él ardía, suspiraba por dar el don a su hijo, pero lo quería capaz y que comprendiera el don que recibía, y en cuanto lo ve maduro para recibir un bien tan grande, rápidamente se lo da. Así hacemos Nosotros, más que padre suspiramos por dar el gran don de nuestra Voluntad a nuestros hijos, pero queremos que conozcan lo que deben recibir, los conocimientos de Ella maduran y vuelven capaces a nuestros hijos de recibir un bien tan grande. Las tantas manifestaciones que he hecho serán los verdaderos ojos del alma para poder mirar y comprender lo que nuestra paterna bondad desde hace tantos siglos quiere dar a las criaturas. Mucho más que los conocimientos que he manifestado sobre mi Divina Voluntad, en cuanto sean conocidos por las criaturas, arrojarán en ellas la semilla para hacer germinar el amor de filiación hacia su Padre Celestial, sentirán nuestra paternidad, que si quiere que hagan su Voluntad, es porque las ama y quiere amarlas como hijas para participarles sus bienes divinos. Por tanto nuestros conocimientos sobre el Fiat Divino las harán habituarse a vivir como hijas, y entonces cesará toda maravilla, porque nuestro Ente Supremo da el gran don de nuestra Voluntad a sus hijos. Es derecho de los hijos recibir las propiedades del padre, y es deber del padre dar sus bienes a los hijos. Quien quiere vivir como extraño no merece las posesiones del padre, mucho más que nuestra paternidad ansía, suspira, arde por el deseo de querer dar este don, a fin de que una sea la Voluntad con sus hijos. Entonces sí, nuestro amor paterno reposará cuando veamos la obra salida de nuestras manos creadoras en el seno de nuestro Querer, en nuestra casa, y nuestro reino poblado por nuestros queridos hijos”. 

(3) Después de esto continuaba pensando en la Divina Voluntad, me parece que no sé estar si no pienso en Ella, y mi Celestial Maestro ha agregado: 

(4) “Hija bendita, todos los actos que hace mi Divina Voluntad están de tal manera unidos entre ellos, que son inseparables, de manera que si se quieren encontrar, a primera vista se encuentra un solo acto, pero entrando más adentro se encuentran tantos actos distintos el uno del otro, pero tan fundidos y atados juntos que no pueden separarse; esta fuerza de unión y de inseparabilidad forma la naturaleza del obrar divino. La misma Creación lo dice, si una sola estrella se pudiera separar de su puesto, en el cual está unida junto con todas las otras creadas, se precipitaría y provocaría un trastorno general en todas las otras cosas creadas, tal es la inseparabilidad y unión que tienen todas juntas, todas tienen vida, si bien distinta entre ellas, y forman la bella armonía de toda la Creación, separadas se pueden decir que pierden la vida y ponen trastorno por todas partes. Así es la voluntad humana separada de la Voluntad de su Creador, no sólo se precipita ella, sino que va provocando trastorno por todas partes, y si pudiera trastornaría todo y el mismo orden de su Creador, no sería de maravillar, la voluntad humana creada por Nosotros y separada de la nuestra, sería como una estrella separada de su puesto, donde poseía la fuerza divina, la unión de común acuerdo y de todos los bienes con su Creador. Separándose pierde la fuerza, la unión y los bienes para vivir, por eso, por necesidad le toca la suerte de precipitarse y de provocar trastorno por todas partes. Ahora, el vivir en mi Divina Voluntad, en cuanto el alma hace su primer acto, así siente la fuerza y la unión de todos los actos del Fiat Divino, así que un acto comprende y encierra todos los otros actos, y siente la necesidad de continuar sus actos para concatenarse juntos para desarrollar la fuerza de la Voluntad Divina que siente en sí, que como vida no sabe estar sin hacerse sentir, quiere respirar, latir, obrar, un acto llama al otro y así forma la secuencia de los actos con la unión de los actos de mi Voluntad. Para formar una vida no basta un acto, un respiro, un latido, no, se requiere el continuo respirar, palpitar y obrar, y conforme el alma vive en mi Voluntad Divina, así la hace respirar y palpitar, y mi Fiat forma su Vida entera de obras, por cuanto a criatura es posible de contener en sí. Por eso si quieres su Vida en ti, haz que tus actos sean continuos en Ella”. 

Fiat Divina Voluntad

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Se necesitan las disposiciones para poseer el don del Querer Divino



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 18-18 (3) Diciembre 25, 1925

 

“Hija mía, es verdad que el vivir en mi Querer es un don, y es el poseer el don más grande, 

pero este don que contiene valor infinito, 

que es moneda que surge a cada instante, 

que es luz que nunca se apaga, 

que es sol que jamás tiene ocaso, 

que pone al alma en su lugar establecido por Dios en el orden divino y por lo tanto toma su lugar de honor y de soberanía en la Creación, 

no se da sino a quien está dispuesto, 

a quien no debe hacer despilfarro, a quien debe estimarlo tanto y amarlo más que la propia vida, es más, debe estar pronto a sacrificar la propia vida para hacer que este don de mi Querer tenga la supremacía sobre todo y sea tenido en cuenta más que la propia vida, más bien, su vida como una nada en comparación a Él.  

Por eso primero quiero ver que el alma quiere hacer en verdad mi Voluntad y nunca la suya, 

pronta a cualquier sacrificio para hacer la mía, en todo lo que hace pedirme siempre, aun como préstamo el don de mi Querer.  

Entonces Yo, cuando veo que nada hace sin el préstamo de mi Querer, lo doy como don, ...doy mis dones con sabiduría, con justicia y con verdadero amor; he aquí entonces la necesidad de las disposiciones, del conocimiento del don y de la estima y aprecio, y del amar al mismo don.  

Por eso, como precursor del don de mi Voluntad que quiero hacer a la criatura es el conocimiento de Ella, (de la Divina Voluntad) el conocimiento prepara el camino, el conocimiento es como el contrato que quiero hacer del don que quiero dar, y por cuanto más conocimiento envío al alma, tanto más es estimulada a desear el don y a solicitar al Divino Escritor que ponga la última firma, que el don es suyo y lo posee.  

Entonces, la señal de que quiero hacer don de mi Querer en estos tiempos, es el conocimiento de Él, por eso sé atenta en no dejar escapar nada de lo que te manifiesto sobre mi Voluntad, si quieres que Yo ponga la última firma del don que suspiro dar a las criaturas”...

Fiat Divina Voluntad

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"para obtenerlo te hago pedir por todos, a nombre de todos y de cada uno de los pensamientos, palabras y actos de criatura"



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 24, cap. 46(2) Septiembre 24, 1928

“Hija mía, es cierto que es Voluntad mía que quiero dar el reino de mi Querer Divino, no puedo hacer menos que querer y suspirar de haceros el gran don de Él, si esto no fuera así, o sea, que no suspirara el regreso del hombre en la morada de mi Divina Voluntad, iría contra el orden de nuestra obra creadora, que con suma sabiduría creó al hombre para que viviese de lo nuestro y morase en el reino de nuestro Fiat, dado a él, por Nosotros, como su herencia.  Por eso el hombre saliendo de Él formó el desorden en nuestra obra creadora, ¿y cómo podemos tolerar el que quede desordenada nuestra obra más bella?  Han pasado siglos y siglos, pueden pasar otros siglos, pero no nos cambiaremos, será siempre nuestro punto más importante, nuestra única finalidad e interés especial, el que nuestra obra creadora sea restaurada y reordenada tal y como salió de nuestras manos creadoras y viva en el reino de nuestro Querer Divino...

más que padre somos Nosotros, más bien el amor del padre es una sombra comparada al nuestro, y nuestra Voluntad Divina es irremovible, ninguno podrá cambiarla, la infelicidad del hombre es un desorden a la obra de la Creación, y queremos nuestros derechos en nuestra obra, tal y como salió queremos que nos regrese, nuestro amor nos ahoga, nuestra justicia lo exige, nuestra bondad lo reclama, nuestra misma felicidad lo suspira y no tolera la infelicidad en nuestra obra, nuestra Divina Voluntad haciéndonos corona nos vuelve inmutables y quiere que su reino sea poseído, 

pero a pesar de esto queremos que la criatura ruegue, suspire el bien que le queremos dar, y esto forma un derecho sobre nuestro corazón paterno y un apoyo en el corazón de él para poder recibir lo que queremos dar y así poderle decir en nuestro énfasis de amor:  

‘Hijo mío, te lo has merecido, y Nosotros te hemos dado lo que queríamos darte’.  

Quien pide se dispone, lo que se obtiene con el rogar se aprecia, se tiene custodiado, y como el conocer mi Querer Divino, el poseer su reino no es un bien individual, sino general, para obtenerlo te hago pedir por todos, a nombre de todos y de cada uno de los pensamientos, palabras y actos de criatura, para hacerte formar el derecho en nuestra Paternidad Divina, de que todos puedan recibir el reino de nuestro Fiat, y las disposiciones en ellos para poseerlo.  

Así hizo la Reina del Cielo para implorar el reino de la Redención, por todos y por cada uno tuvo una oración, un suspiro, un acto, no dejó que se le escapara ninguno y con esto daba el derecho a cada uno para poder recibir a su Redentor; así hice Yo para redimirlos, y así quiero que hagas tú para el reino de mi Divina Voluntad”.

Fiat Divina Voluntad

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AUDIO



"le daré el gran don del reino de mi Querer"



"si amamos obramos, si obramos damos, ¿pero qué cosa damos?  El gran don de nuestro Ser Divino"

"Dios, si ama obra, si habla dona"



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 34, cap. 44 (6) Julio 25, 1937

"... ¿quieres saber por qué no damos nuestros dones como pago o como mérito?  Porque los damos a nuestros hijos, y cuando los dones se dan a los hijos no se pone atención en si lo merecen, se dan porque se ama, a lo más se hacen comprender, he aquí la necesidad de la palabra, a fin de que los aprecien, los custodien y amen a Aquél que se los ha dado y que tanto los ama.  

En cambio se dan como pago o mérito a los siervos, a los extraños, y ¡oh! con cuánta medida.

Por eso en el exceso de nuestro amor, sin que ninguno nos rogase o lo merecieran, hicimos la Creación, para hacer de ella don al hombre; en otro exceso creamos a la Virgen, para darla en don; en otro exceso, Yo, Verbo Eterno, descendí del Cielo para donarme y hacerme dulce presa del hombre; en otro exceso más grande de amor, le daré el gran don del reino de mi Querer.  

La Virgen Celestial, heredera de este reino, llamará a las criaturas como hijos suyos para que reciban en don su gran heredad.  

Ahora hija mía, si el alma hace reinar mi Divina Voluntad, su amor no será más estéril, sino fecundo, no se reducirá a sólo palabras, o bien en obras, sentirá en sí la fuerza creadora de nuestro amor, y se pondrá en nuestras mismas condiciones, que si amamos obramos, si obramos damos, ¿pero qué cosa damos?  El gran don de nuestro Ser Divino, nuestro amor es tanto, que si damos queremos dar todo, aun a Nosotros mismos en poder de la criatura, nuestro amor no quedaría contento si no dice:  ‘He dado todo, no tenía más que darle’.  

Mucho más que poseyendo nuestra Voluntad estamos al seguro, estamos en nuestra casa, con todo el decoro, los honores, la decencia que nos conviene.  Así la criatura, poseyendo nuestra misma fuerza creadora, si nos ama, nos dará en su amor, en correspondencia de nuestro don, el don de su vida, así que es vida que nos daremos mutuamente, y cada vez que nos ame, nuestra fuerza creadora multiplicará su vida para dárnosla en don, su amor no quedará aislado, sino con la plenitud de su vida que se da en poder de su Creador, y he aquí igualadas las partes entre el Creador y la criatura, Vida recibe en don, y vida dona, y si la criatura tiene sus limites, mi Voluntad la suple, mucho más que en el darnos por don su vida, nos da todo, nada se queda para sí, por eso nuestro amor queda satisfecho y correspondido.  

Así que si quieres darnos todo y recibir todo de Nosotros, haz que reine en ti nuestra Voluntad, y todo te será concedido”...


Estas son algunas de las citas para que atendamos inicialmente.  En su estudio encontraremos más riqueza de Su Palabra por releer y conocer para este don de la Divina Voluntad


Fiat Divina Voluntad

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AUDIO


Juan 16, 15

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará." 


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 17-16 Octubre 2, 1924/1-2-3

"Me sentía infundir toda junta la Voluntad de la potencia del Padre, la Voluntad de la sabiduría del Hijo, y la Voluntad del amor del Espíritu Santo.



Efectos de la adoración hecha en la Divina Voluntad 


 "... le pedía que tuviera compasión de mí, que no me dejara a merced de mí misma.  Mientras esto decía, mi amado Jesús se hacía ver que me estrechaba fuerte el corazón con sus manos, y después, con una cuerdecilla de luz me ataba toda, pero tan estrecha de impedirme el más pequeño movimiento.  Después se ha extendido en mí, y sufríamos juntos.  

Mientras estaba en esto me sentí transportar fuera de mí misma hacia la bóveda del cielo, y me parecía encontrar al Padre Celestial y al Espíritu Santo, y Jesús que estaba conmigo, se ha puesto en medio de Ellos y me ha puesto en el seno del Padre, el cual me parecía que me esperaba con tanto amor, que me ha estrechado a su seno y fundiéndome con su Voluntad me comunicaba su potencia; así han hecho las otras dos Divinas Personas.  

Pero mientras se comunicaban uno a uno, haciéndose después todo Uno, me sentía infundir toda junta la Voluntad de la potencia del Padre, la Voluntad de la sabiduría del Hijo, y la Voluntad del amor del Espíritu Santo. ¿Quién puede decir lo que sentía infundir en mi alma?


Entonces mi amable Jesús me ha dicho:

“Hija de nuestro eterno Querer, póstrate ante nuestra Majestad Suprema y ofrece tus adoraciones, tus homenajes, tus alabanzas, a nombre de todos con la potencia de nuestra Voluntad, con la sabiduría y con la Voluntad de nuestro amor supremo; 

sentiremos en ti la potencia de nuestra Voluntad que nos adora, la sabiduría de nuestra Voluntad que nos glorifica, el amor de nuestra Voluntad que nos ama y nos alaba. Y como la potencia, la sabiduría y el amor de las Tres Divinas Personas están en comunicación con la inteligencia, memoria y voluntad de todas las criaturas, sentiremos correr tus adoraciones, homenajes y alabanzas en todas las inteligencias de las criaturas, que elevándose entre el Cielo y la tierra oiremos el eco de nuestra misma potencia, sabiduría y amor que nos adoran, que nos alaban y nos aman. 

Adoraciones más grandes, homenajes más nobles, amor y alabanzas más divinas no puedes darnos; ningún otro acto puede igualar a estos actos, ni darnos tanta gloria y tanto amor, porque vemos aletear en el acto de la criatura la potencia, la sabiduría y el recíproco amor de las Tres Divinas Personas, encontramos nuestros actos en el acto de la criatura. ¿Cómo no apreciarlos y no darles la supremacía sobre todos los demás actos?”

Entonces me ha sido fácil encontrar y llamar a toda la Creación junto conmigo para hacer que todos alabáramos, amáramos a mi sumo Bien Jesús; pero, ¡oh sorpresa!  Cada cosa creada contenía un reflejo distinto y un amor especial de Jesús, y Jesús recibía la correspondencia de sus reflejos y de su amor.  ¡Oh, cómo Jesús estaba contento! ..."

Fiat Divina Voluntad

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"Es de absoluta necesidad que se conozca mi Divina Voluntad"


 De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 30-22 (4) marzo 20, 1932

… “Ve entonces cómo es necesario que se conozca que puedo dar el reino de mi Voluntad y que quiero darlo. Puedo decir que hay la misma necesidad como aquélla de hacer conocer que Yo era el Hijo de Dios que vino sobre la tierra. Es también verdad que muchos al conocer esto, repetirán lo que me hicieron cuando hice conocer que Yo era el suspirado Mesías; calumnias, contradicciones, dudas, sospechas, desprecios, como ya lo han hecho en cuanto se inició la impresión con la que se iniciaba el dar a conocer mi Divina Voluntad; pero esta no es la causa principal.

Es el bien, que poseyendo la fuerza que hiere al mal, las criaturas, el infierno, sintiéndose heridos se arman contra el bien y quisieran aniquilar el bien, y a aquélla o a aquél que quiere hacer conocer el bien. Pero a pesar de todo lo que han querido hacer, al principio del querer nacer el conocimiento de mi Voluntad y que quiere reinar, que la han como sofocado, sin embargo ha dado sus primeros pasos, y lo que no creían algunos otros lo han creído.

Los primeros pasos llamarán a los segundos, a los terceros, y así poco a poco, a pesar que no faltarán aquellos que suscitarán contradicciones y dudas, pero es de absoluta necesidad que se conozca mi Divina Voluntad, que puedo darla, y quiero darla. 

Estas son condiciones, que sin ellas Dios no puede dar lo que quiere dar, y la criatura no puede recibir. 

Por eso ruega, y no des marcha atrás en hacer conocer mi Divina Voluntad. 

El tiempo, las circunstancias, las cosas, las personas, cambian, no son siempre las mismas, por eso lo que no se obtiene hoy, se podrá obtener mañana, y será para confusión de quien ha sofocado un bien tan grande. 

Pero mi Voluntad triunfará y tendrá su reino sobre la tierra.” 


Fiat Divina Voluntad

Sagrada Escritura

Don De La Divina Voluntad


San Juan 17, 21

21 Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.


San Juan 16, 12-13

12 Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.

13 Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.


Efesios 4, 13

13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.


Hebreos 13, 20-21

20 Que el Dios de la paz –el mismo que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza eterna–

21 los capacite para cumplir su voluntad, practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


2° Pedro 1, 4

4 Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina, sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de la concupiscencia.


Efesios 1, 9

9 El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo


Isaías 65, 17

17 Sí, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. No quedará el recuerdo del pasado ni se lo traerá a la memoria,


1°Juan 3, 2-3

2 Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

3 El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.


Apocalipsis 22, 13-14

13 Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin.

14 ¡Felices los que lavan sus vestiduras para tener derecho a participar del árbol de la vida y a entrar por las puertas de la Ciudad!


Mateo 6, 10

10 que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Mateo 7, 21

21 No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.


Mateo 12, 50

50 Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».


Romanos 8, 27-28

27 Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.

28 Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio.


Romanos 12, 2

2 No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.




Catecismo

Don De La Divina Voluntad


375 La Iglesia, interpretando de manera auténtica el simbolismo del lenguaje bíblico a la luz del Nuevo Testamento y de la Tradición, enseña que nuestros primeros padres Adán y Eva fueron constituidos en un estado "de santidad y de justicia original" (Concilio de Trento: DS 1511). Esta gracia de la santidad original era una "participación de la vida divina" (LG 2).


51 "Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina" (DV 2).


52 Dios, que "habita una luz inaccesible" (1 Tm 6,16) quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. Ef 1,4-5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.


521 Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros. "El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre"(GS 22, 2). Estamos llamados a no ser más que una sola cosa con Él; nos hace comulgar, en cuanto miembros de su Cuerpo, en lo que Él vivió en su carne por nosotros y como modelo nuestro:

«Debemos continuar y cumplir en nosotros los estados y misterios de Jesús, y pedirle con frecuencia que los realice y lleve a plenitud en nosotros y en toda su Iglesia [...] Porque el Hijo de Dios tiene el designio de hacer participar y de extender y continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia [...] por las gracias que Él quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros gracias a estos misterios. Y por este medio quiere cumplirlos en nosotros» (San Juan Eudes, Tractatus de regno Iesu).


460 El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 19, 1). "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (San Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54, 3: PG 25, 192B). Unigenitus [...] Dei Filius, suae divinitatis volens nos esse participes, naturam nostram assumpsit, ut homines deos faceret factus homo ("El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres") (Santo Tomás de Aquino, Oficio de la festividad del Corpus, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectura I).


260 El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de la Bienaventurada Trinidad (cf. Jn 17,21-23). Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad: "Si alguno me ama —dice el Señor— guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" (Jn 14,23).

«Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora» (Beata Isabel de la Trinidad, Oración)


...Esperando que todo le sea sometido

671 El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado "con gran poder y gloria" (Lc 21, 27; cf. Mt 25, 31) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques de los poderes del mal (cf. 2 Ts 2, 7), a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido (cf. 1 Co 15, 28), y "mientras no [...] haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios" (LG 48). Por esta razón los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía (cf. 1 Co 11, 26), que se apresure el retorno de Cristo (cf. 2 P 3, 11-12) cuando suplican: "Ven, Señor Jesús" (Ap 22, 20; cf. 1 Co 16, 22; Ap 22, 17-20).


El hombre, imagen de Dios

1701 “Cristo, [...] en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación” (GS 22, 1). En Cristo, “imagen del Dios invisible” (Col 1,15; cf 2 Co 4, 4), el hombre ha sido creado “a imagen y semejanza” del Creador. En Cristo, redentor y salvador, la imagen divina alterada en el hombre por el primer pecado ha sido restaurada en su belleza original y ennoblecida con la gracia de Dios (GS 22).


1702 La imagen divina está presente en todo hombre. Resplandece en la comunión de las personas a semejanza de la unidad de las personas divinas entre sí (cf. Capítulo segundo).


2857 En el Padre Nuestro, las tres primeras peticiones tienen por objeto la Gloria del Padre: la santificación del nombre, la venida del reino y el cumplimiento de la voluntad divina. Las otras cuatro presentan al Padre nuestros deseos: estas peticiones conciernen a nuestra vida para alimentarla o para curarla del pecado y se refieren a nuestro combate por la victoria del Bien sobre el Mal.


1991 La justificación es, al mismo tiempo, acogida de la justicia de Dios por la fe en Jesucristo. La justicia designa aquí la rectitud del amor divino. Con la justificación son difundidas en nuestros corazones la fe, la esperanza y la caridad, y nos es concedida la obediencia a la voluntad divina.