En esta Lección Divina recibamos el conocimiento sobre:


Mi primera Prisión fue el Amor.   

Finalidad no cumplida: Prisionero en cada Hostia Sacramental.

Bien de establecer sobre la tierra un Reino de Voluntad Divina.  

Son dirigidos los conocimientos acerca de mi Querer, a Liberar ...

 Actos.

Parto y permanezco.

‘La finalidad por la que 

descendiste del Cielo a la tierra 

no está cumplida, 

el reino de nuestra Voluntad, ¿dónde está? ’ 

AUDIO



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 35, cap. 30 enero 24, 1938

Quien vive en el Querer Divino puede decir como Jesús:  Parto y quedo


“Hija mía buena, mi primera prisión fue el amor, me aprisionó tanto, que no tenía libertad ni de respirar, ni de latir, ni de obrar, sino todo aprisionado en mi amor.  

Así que fue mi amor quien me aprisionó en el tabernáculo, pero con razón y con suma y divina sabiduría.  

Ahora, tú debes saber que las cadenas de mi amor me hicieron partir del Cielo en mi Encarnación.  

Partí para descender a la tierra en busca de mis hijos y hermanos para formarles con mi amor tantas prisiones de amor, que no pudieran salirse, pero mientras partí, al mismo tiempo me quedé en el Cielo, porque mi amor haciéndome prisión me ató en las regiones Celestiales. 

Ahora, habiendo cumplido mi camino acá abajo, partí para el Cielo, y al mismo tiempo quedé aprisionado en cada Hostia Sacramental, ¿pero sabes por qué?  

Porque mi amor formándome una dulce prisión me dijo:  

‘La finalidad por la que descendiste del Cielo a la tierra no está cumplida, el reino de nuestra Voluntad, ¿dónde está?  

Ni existe ni es conocido, así que quédate prisionero en cada Hostia Sacramental, así no será un solo Jesús como en tu Humanidad, sino tantos Jesús por cuantas Hostias Consagradas existirán; tantas Vidas tuyas harán brecha y furor de amor ante la Divinidad, y brecha y furor de amor a cada corazón que te recibirá.  

Estas Vidas tendrán una palabrita qué decir para hacer conocer nuestro Querer, porque estas Vidas cuando desciendan en los corazones, no serán Vidas mudas, sino hablantes, y Tú hablarás en lo íntimo de sus corazones de nuestro Fiat, serás el portador de nuestro reino’.  

Yo vi justas las pretensiones de mi amor, y de buena gana me quedé en la tierra para formar el reino de mi Voluntad hasta que sea obra completa.  Mira, si Yo partí para el Cielo y al mismo tiempo me quedé en la tierra, mi Vida esparcida en tantas Hostias Sacramentales no será inútil acá abajo, no, sino que formaré con certeza el reino de mi Querer.  

Yo no me habría quedado si supiera que no iba a obtener mi intento, mucho más que me cuesta más sacrificio que mi misma Vida mortal.  ¡Cuántas lágrimas secretas, cuántos amargos suspiros en medio a tantas llamas de amor que me devoran!  ¡Ah!  Quisiera devorar a todos en mi amor 

para hacer resurgir a nueva vida a las almas que deben vivir en mi Querer Divino!

Desde el centro de mi amor saldrá este reino, 

él quemará los males de la tierra, 

no pondrá atención a nada, 

solamente se tomará en cuenta a Sí mismo, 

armará su omnipotencia, 

y con tantas victorias suyas vencerá nuestro reino en medio de las criaturas para dárselo a ellas.  

Pero no estuve contento con quedarme prisionero, sino que mi amor, inflamándome de más, me hizo escogerte a ti para hacerte prisionera con cadenas tan fuertes que no me puedas huir, como desahogo de mi amor y compañía de mi prisión, para poderte hablar largamente de mi Querer, de sus ansias y suspiros porque quiere reinar, y como un pretexto de mi amor para decir ante la Majestad Suprema:  

‘Una criatura de la raza humana es ya nuestra prisionera, con ella hablamos de nuestra Voluntad para hacerla conocer y extender en ella su reino’.  

Esta prisionera es como una prenda y una garantía para toda la familia humana, de que con derecho debemos darle nuestro reino.  Puedo decir que cada Vida mía Sacramentada son tantas prendas que les doy, suficientes para poder entregar mi reino a mis hijos; pero a tantas prendas mías, mi amor ha querido agregar la prenda de una simple criatura que lleva las marcas de mi prisión, y así unir de nuevo las partes entre criatura y Creador, y así dar cumplimiento y ultimar el reino de nuestra Voluntad en medio a las criaturas.


... “Hija mía, pobre hija mía, has sufrido mi misma suerte, cuando mi amor quiere hacer un bien no ahorra nada, ni sacrificios, ni penas, parece como si no quisiera entrar en razón, todo su intento es el de hacer surgir el bien que quiere.  Y además, ciertamente debería haberla hecho grande, 

no se trataba de un bien cualquiera, sino de establecer sobre la tierra un reino de Voluntad Divina.  Este bien será tan grande, que ningún otro bien podrá compararse a éste; 

todos los otros bienes serán como tantas gotitas de agua frente al mar, serán como pequeñas lucecitas de frente al sol.  Por eso no te maravilles si la he hecho grande como tú dices, tu continua prisión entraba como necesidad de mi amor para darme la compañía y hacerme hablar de los conocimientos de mi Voluntad que tanto me importan y siento la necesidad de hacerlos conocer; además, debes saber que conforme te hablo de Ella, mi amor te corresponde y te libera de las cadenas de tu voluntad humana, y te deja libre en los campos de los dominios del reino de mi Querer.  

A esto son dirigidos los conocimientos acerca de mi Querer, 

a Liberar 

a la criatura de su voluntad, de sus pasiones, de sus miserias; 

por eso agradéceme por todo lo que he dispuesto sobre ti, mi amor te sabrá pagar y tendrá cuenta aun de un respiro tuyo, de un instante de tu prisión”.


... “Hija de mi Querer, así como tu Jesús dijo al descender del Cielo a la tierra:  ‘Parto y me quedo’, así cuando subí al Cielo dije:  ‘Me quedo y parto’.  

Mi misma palabra se repite al descender Sacramentado en las criaturas:  

‘Parto y permanezco en los tabernáculos’.  

Iglesia en Alemania

Parto y Permanezco

Así quien vive en mi Voluntad, en todos sus actos puede decir mis mismas palabras, 

pues conforme comienza su acto así viene formado su Jesús en ese acto; mi Vida tiene virtud de multiplicarse al infinito cuantas veces quiero, 

  por eso puede decir con toda verdad:  


‘Parto y permanezco

Parto para el Cielo para beatificarlo, para alcanzar mi sede y hacer conocer a todos a mi amado Jesús que he encerrado en mi acto, a fin de que lo gocen y lo amen; y este mismo Jesús encerrado en mi acto permanece en tierra como vida mía, sostén y defensa de todos mis hermanos.’  

¡Oh, cómo es bello un acto en mi Voluntad!”

 

Fiat Divina Voluntad