cita

“El alimento de mi Voluntad se da a cada instante”


“¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?”

(Mt: 9, 14)

“Hija mía, mi Voluntad es más que alimento; el alimento da la fuerza al cuerpo, lo calienta, aumenta la sangre, reaviva la inteligencia si está debilitada, da la fuerza a todos los miembros y empuja a la criatura a nuevas obras y sacrificios; en cambio, una que está en ayunas, no dando el alimento necesario a su cuerpo es débil, fría, pobre de sangre, la inteligencia debilitada, agotada en todos sus miembros, lo que la lleva a la tristeza y la empuja a no hacer nada, sin ganas de sacrificarse en nada. Pobrecita, se siente faltar la vida en toda su persona, tan es verdad, que cuando una enfermedad es mortal para una criatura, abandona el alimento, y abandonando el alimento se dispone a la muerte. Entonces, habiendo establecido la eterna Sabiduría que también el alma tuviera su alimento, le fue asignado como alimento exquisito la Voluntad Suprema, así que quien toma ese alimento es fuerte en el obrar el bien, está como impregnado en el amor hacia Dios, este alimento le aumenta la sangre divina para formar el crecimiento de la Vida de Dios en ella, como sol se refleja en su inteligencia para hacerla conocer a su Creador y formarse a su semejanza, le pone la fuerza en toda su alma para poner en vigor todas las virtudes y la empuja a nuevos trabajos y a sacrificios inauditos.

El alimento de mi Voluntad se da a cada instante, a cada respiro, de noche, de día, en cada cosa y cuantas veces se quiera; no hay que temer como con el alimento corporal, que si se toma en exceso hace daño y produce enfermedades, no, no, por cuanto más se toma más fortifica y tanto más eleva al alma a la semejanza con su Creador, se puede estar siempre con la boca abierta en acto de tomar este alimento celestial.

Todo al contrario para quien no toma este alimento de mi Voluntad: Para quien no lo toma de ninguna manera, se puede decir que se dispone a morir eternamente; para quien se alimenta de él rara vez, es débil e inconstante en el bien, es frío en el amor, es pobre de sangre divina, de manera que crece como anémica en él la Vida Divina; la luz en su inteligencia es tan escasa, que poco o nada conoce de su Creador, y no conociéndolo su semejanza está tan lejana de él, por cuanto está lejano el alimento de su Voluntad; está sin brío en el obrar el bien, porque no tiene alimento suficiente y ahora se le escapa la paciencia, ahora la caridad, ahora el desapego de todo, así que las pobres virtudes viven como estranguladas sin el alimento suficiente de mi Voluntad.

¡Ah! si se pudiese ver un alma privada de este alimento celestial, sería de llorar, tantas son las miserias y las suciedades con las que está cubierta, sin embargo es mucho más de compadecer si se ve una criatura en ayunas del alimento corporal, porque muchas veces le faltan los medios para comprarlo, en cambio el alimento de mi Voluntad se da gratuitamente, por lo tanto quien no lo toma merece la condena, y la condena se la forma ella misma porque rechaza el alimento que le daba la vida.” (de lo escritos de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta – vol. 18; octubre 17, 1925)