Vol. 36-38 Noviembre 13, 1938

Cómo las verdades sobre la Divina Voluntad formarán el régimen, las leyes, el ejército aguerrido. Los conocimientos darán los ojos para hacer poseer un bien tan grande. El distintivo de la Trinidad Santísima. Señal para conocer si se vive en la Divina Voluntad

(1) Mi vuelo en el Querer Divino continúa, no puedo hacer menos pues me sentiría como si yo misma diera muerte a mi alma. ¡El Cielo me guarde! Y además, ¿cómo podría vivir sin vida? Después pensaba entre mí en las tantas verdades que Jesús me había dicho acerca de su Divina Voluntad, y como si quisiera formar dudas y no comprendiese bien, decía entre mí: “¿Será posible que se pueda llegar a tanto viviendo en el Querer Divino?” Y mi amado Jesús sorprendiéndome, todo bondad me ha dicho:

(2) “Hija mía bendita, no te maravilles, mi Voluntad tiene poder de hacer llegar a la criatura a donde quiere, siempre y cuando esté junto con Ella. Tú debes saber que su reino será formado, fundado sobre las verdades que ha manifestado; por cuantas más verdades manifiesta, tanto más suntuoso, bello, majestuoso y más sobreabundante de bienes y de alegrías será este reino. Mis verdades formarán el régimen, las leyes, el alimento, el ejército aguerrido, la defensa y la misma vida de quien vivirá en él; mis verdades tomarán cada una un oficio distinto: Quién hará de maestro, quién de padre amorosísimo, quién de madre ternísima que para no exponer al peligro a su hija la lleva en su regazo, la arrulla en sus brazos, la alimenta con su amor, la viste de luz, en suma, cada verdad será portadora de un bien especial. Mira cómo será rico el reino de mi Voluntad del que tanto estoy diciendo, y me disgusta cuando tú no estás atenta a escribir todo, porque harás faltar un bien de más, porque gozarán según conozcan; el conocimiento llevará la vida, la luz, el bien que posee. Poseer un bien sin conocerlo es casi imposible, sería como si no tuviese ojos para mirar, inteligencia para comprender, manos para obrar, pies para caminar, corazón para amar. En cambio, la primera cosa que hace el conocimiento es dar los ojos para no dejarlo ser un pobre ciego, y haciéndose mirar se hace comprender y hace desear el bien, la vida que le quiere dar; mucho más que al conocer mi verdad, ella misma se hace actora y espectadora para transmitir su vida en la criatura. Ahora, tú debes saber que los actos hechos en mi Querer son inseparables, pero muy distintos entre ellos, distintos en la santidad, en la belleza, en el amor, en la sabiduría; tendrán el distintivo de la Trinidad Sacrosanta, que mientras las Divinas Personas son distintas entre Ellas, son inseparables, una es la Voluntad, una la santidad, una la bondad y así de todo lo demás; así, estos actos serán inseparables y distintos, encerrarán en ellos el distintivo de la Trinidad Suprema: ‘Una y Tres, Tres y Una’. Es más, la poseerán como vida propia. Estos actos serán la más grande gloria nuestra y de todo el Cielo, al ver en ellos tantas veces multiplicada nuestra Vida Divina por cuantos actos ha hecho la criatura en nuestro Querer Divino”.

(3) Después pensaba entre mí: “¿Cómo se puede conocer si se vive en el Querer Divino?” Y mi dulce Jesús ha agregado:

(4) “Hija mía, es fácil saberlo, tú debes saber que mi Fiat Divino cuando reina en el alma tiene su acto obrante y continuo, no sabe estar sin hacer nada, Él es Vida, y la vida debe respirar, moverse, latir, hacerse sentir, debe tener su primer acto obrante, y la criatura se siente bajo su imperio y sigue sus actos casi en modo continuo en el Querer Divino; así que la continuación es una señal cierta de que se vive en Él, con esta continuación siente la necesidad del respiro, del movimiento, de la actitud divina, por eso si interrumpe sus actos continuos siente que le falta la vida, el movimiento y todo, y ella pronto reemprende sus actos continuos, porque sabe que le cuesta mucho el no continuar sus actos, le cuesta la Vida Divina, y quien la ha poseído difícilmente la deja perder.

(5) Ahora, este obrar de la criatura en Él, ¿sabes tú qué cosa es? Es el desarrollo de la Vida de mi Voluntad que hace en la criatura, porque solamente Ella tiene la virtud de nunca cesar en sus actos continuos, y si esto se pudiese dar, lo que no puede ser, todo y todos quedarían como paralizados y sin vida. Ahora, la criatura por sí sola no tiene esta virtud de obrar continuamente, en cambio unida con mi Querer tiene virtud, fuerza, voluntad, amor de hacerlo. ¡Oh, cómo sabe cambiar las cosas! Con tal que la criatura se deje llevar, poseer por Ella, sabe hacer tales cambios que la criatura no se reconoce más, ni siquiera le queda un lejano recuerdo de su vida pasada. Además hay otra señal, mi Voluntad para reinar, cuando ve al alma dispuesta, primero le embalsama la voluntad, sus penas con un aire de paz, y después forma en ella su trono, por lo que quien vive en mi Querer posee una fuerza que jamás viene a menos, posee un amor que mientras no ama a ninguno, ama con verdadero amor a todos en Dios, y además, a cuántos sacrificios se expone por todos y por cada uno en particular. Pobre hija, es la verdadera mártir y víctima de todos y, ¡oh! cuántas veces al verla sufrir la miro con tal ternura y compasión, que para reanimarla le digo: ‘Hija mía, has sufrido mi misma suerte, pobre hija, ánimo, tu Jesús te ama de más’. Y ella al sentirse más amada por Mí, sonríe en las penas y se abandona en mis brazos. Hija mía, para probar y poseer lo que sabe hacer mi Voluntad, se necesita estar dentro de Ella, de otra manera no entenderán nada”.

Fiat Divina Voluntad