Por los desesperados

en el punto de la Muerte.


"En las estrechuras

 de la Agonía".


"A aquellos que se encuentran en las estrechuras de la agonía"




Hora 21De la 1 a las 2 de la tardeSegunda Hora de Agonía en la Cruz

La segunda palabra:

« ¡Hoy estarás conmigo en el paraíso! »


“Crucificado Amor mío, mientras contigo hago oración, la fuerza arrebatadora de tu amor y de tus penas mantiene mi mirada fija en ti; pero siento que se me rompe el corazón por el dolor al verte sufrir tanto. Tú estás delirando de amor y de dolor y las llamas que abrasan tu Corazón se elevan tanto que están a punto de hacerte cenizas; tu amor reprimido es más fuerte que la misma muerte y tú, queriendo darle desahogo a tu amor, mirando al ladrón que se encuentra a tu derecha, se lo robas al infierno; le tocas el corazón con tu gracia y cambia totalmente; te reconoce, confiesa que tú eres Dios, y lleno de contrición dice: 

« ¡Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino! ».

Y tú no vacilas en responderle: 

« ¡Hoy estarás conmigo en el paraíso! ». 

Y se convierte así en el primer triunfo de tu amor. Pero me doy cuenta que tu amor no solamente le roba el corazón a este ladrón, sino también a tantos moribundos. ¡Ah!, tú pones a su disposición tu sangre, tu amor, tus méritos y haces uso de todos tus artificios y estratagemas divinos para tocarles el corazón y cautivarlos a todos para ti. ¡Pero también aquí tu amor se ve obstaculizado! ¡Cuántos rechazos, cuántas desconfianzas, cuántas desesperaciones! ¡Es tan grande tu dolor que de nuevo te reduce al silencio! 

¡Oh Jesús mío!, quiero reparar por todos aquellos que se desesperan despreciando tu divina misericordia en el momento de su muerte. 

Dulce Amor mío, inspírales a todos fe y confianza ilimitada en ti, especialmente a quienes se hallan angustiados en su agonía, y en virtud de esta palabra tuya concédeles luz, fuerza y ayuda para poder morir santamente y volar de la tierra al cielo

En tu santísimo cuerpo, en tu sangre, en tus llagas, contienes a todas las almas, ¡oh Jesús!, así pues, por los méritos de tu preciosísima sangre, no permitas que ni siquiera una sola alma se pierda. Que también hoy tu sangre unida a tu voz les grite a todos: 

« ¡Hoy estaréis conmigo en el paraíso! »”. 

Ofrezcamos a diario


AUDIO: Un Bello Sufragio  por


las Benditas almas del Purgatorio