"Que ellos mismos tengan mi alegría CUMPLIDA" Jn 17:13

Por eso el vivir en el Supremo Querer es la cosa más grande

Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Jn 17:13


Por eso el vivir en el Supremo Querer es la cosa más grande

para Nosotros y para el alma, es el desahogo del Creador sobre la criatura, que vertiéndose sobre de ella le da su forma y le participa todas las cualidades divinas, de modo que nos sentimos repetir por ella nuestras obras, nuestra alegría, nuestra felicidad”.



vol. 19-11 Abril 9, 1926

“Hija mía, mi Voluntad contiene la potencia creadora,

por tanto crea en el alma la fuerza, la gracia, la luz y la misma belleza con la cual quiere que sus cosas sean hechas por el alma; por eso el alma siente en sí una fuerza divina como si fuera de ella, una gracia suficiente para el bien que debe hacer, o para una pena que le toca sufrir; una luz que como connaturalmente le hace ver el bien que hace, y alentada por la belleza de la obra divina que ella cumple, se alegra y hace fiesta,

porque las obras que cumple mi Voluntad en el alma

tienen la marca de la alegría y de una fiesta perenne. Esta fiesta fue iniciada por mi Fiat en la Creación, pero fue interrumpida por la ruptura de la voluntad humana con la de Dios,

pero conforme el alma hace obrar y dominar al Supremo Querer en ella,

así se reinicia la fiesta, y entre la criatura y Nosotros se reinician los entretenimientos, los juegos, las delicias. En Nosotros no existe la infelicidad ni el dolor, ¿cómo podíamos darlo a las criaturas? Y si ellas sienten la infelicidad es porque dejan la Voluntad Divina y se encierran en el pequeño campo de la voluntad humana. Por eso, conforme regresan al Supremo Querer encuentran las alegrías, la felicidad, la potencia, la fuerza, la luz, la belleza de su Creador, que haciéndolas como cosas propias, sienten en ellas una sustancia divina connatural, que llega a darle alegría y felicidad en el mismo dolor, por eso

entre el alma y Nosotros es siempre fiesta,

nos divertimos y nos deleitamos juntos.

En cambio en la voluntad humana no hay una potencia creadora,

que al querer ejercitar las virtudes pueda crear la paciencia, la humildad, la obediencia, etc., he aquí el por qué se siente el cansancio, la fatiga para poder practicar las virtudes, porque falta la fuerza divina que las sostiene, la potencia creadora que las alimenta y les da la vida; por tanto se ve la inconstancia y pasan con facilidad de las virtudes a los vicios, de la oración a la disipación, de la Iglesia a las diversiones, de la paciencia a la impaciencia, y toda esta mezcla de bienes y de males produce la infelicidad en la criatura. En cambio,

quien hace reinar en sí a mi Voluntad,

siente la firmeza en el bien, siente que todas las cosas le llevan la felicidad, la alegría, mucho más que

todas las cosas creadas por Nosotros tienen la marca, el germen de la alegría y de la felicidad de Aquél que las ha creado,

y fueron creadas por Nosotros a fin de que todas llevasen la felicidad al hombre, cada una de las cosas creadas tiene el mandato de Nosotros, de llevar cada una la felicidad, la alegría que poseen a la criatura, en efecto, ¿qué alegría y felicidad no lleva la luz del sol? ¿Qué placer no lleva a la vista el cielo azul, un prado florido, un mar que murmura? ¿Qué gusto no lleva al paladar un fruto dulce y sabroso, un agua fresquísima, y tantas y tantas otras cosas? Todas las cosas en su mudo lenguaje dicen al hombre:

‘Te traemos la felicidad, la alegría de nuestro Creador’.

¿Pero quieres saber tú en quién todas las cosas creadas encuentran el eco de su alegría y felicidad? En quien encuentran reinante y dominante a mi Voluntad, porque

la Voluntad que reina íntegra en ellas, y que posee el mismo Dios y que reina en el alma, forman una misma,

y desbordan la Una en la otra mares de alegría, de felicidad y de contentos, así que es una verdadera fiesta. Por eso hija mía,

cada vez que te fundes en mi Voluntad y giras por todas las cosas creadas

para sellar en ellas tu amor hacia Mí, tu gloria, tu adoración sobre cada una de las cosas que he creado para hacerte feliz, me siento renovar la alegría, la felicidad, la gloria, como en el acto cuando pusimos fuera toda la Creación; tú no puedes entender la fiesta que nos haces al ver tu pequeñez, que queriendo abrazar todo en nuestra Voluntad nos corresponde en amor, en gloria por todas las cosas creadas; es tanta nuestra alegría, que ponemos todo a un lado para gozarnos la alegría, la fiesta que nos das.

Por eso el vivir en el Supremo Querer es la cosa más grande para Nosotros y para el alma, es el desahogo del Creador sobre la criatura, que vertiéndose sobre de ella le da su forma y le participa todas las cualidades divinas, de modo que nos sentimos repetir por ella nuestras obras, nuestra alegría, nuestra felicidad”