CÓMO ES BELLA LA PEQUEÑEZ


Vol. 16-29 (2-4)  Noviembre 10, 1923

El Señor obra las cosas más grandes con los pequeños


“Mi querida pequeñita, te he escogido pequeña porque los pequeños se dejan hacer lo que se quiere, no caminan por sí mismos, sino que se hacen conducir, es más, tienen miedo de dar un paso por sí solos; si reciben dones, sintiéndose incapaces de custodiarlos los depositan en el regazo de la mamá; los pequeños están despojados de todo, no se ocupan de si son ricos o pobres, no se preocupan de nada.  ¡Oh! cómo es bella la edad infantil, llena de gracia, de belleza y de frescura.  Por eso, por cuanto más grande es la obra que quiero realizar en un alma, tanto más pequeña la escojo, me gusta mucho la frescura y la belleza infantil, me gusta tanto que la conservo en la pequeñez de la nada, de donde ha salido, nada de propio hago entrar en ella para no hacerle perder su pequeñez y así conservarle la frescura y la belleza divina, de donde ha salido”.

Entonces yo al oír esto he dicho:  “Jesús, amor mío, me parece que soy muy mala, y por eso soy tan pequeña, y Tú dices que me amas mucho porque soy pequeña, ¿cómo puede ser?”

Y Jesús de nuevo:  “Pequeñita mía, en los verdaderos pequeños no puede entrar la maldad, ¿sabes tú cuándo comienza a entrar el mal, el crecimiento?  Cuando comienza a entrar el propio querer.   A medida que éste entra, la criatura comienza a llenarse y a vivir de sí misma, y el Todo sale de la pequeñez de la criatura, y a ella le parece que su pequeñez se engrandece, pero grandeza de llorar, no viviendo Dios del todo en ella, se aparta de su principio, deshonra su origen, pierde la luz, la belleza, la santidad, la frescura de su Creador, parece que crece ante sí misma y quizá ante los hombres, pero ante Mí, ¡oh! cómo decrece, tal vez se hará grande, pero no será jamás mi pequeña predilecta, a la cual, llevado de amor hacia ella porque se conserva como la he creado, la lleno de Mí y la hago la más grande, a la cual ninguno podrá igualar.  

Esto hice con mi Mamá Celestial, entre todas las generaciones Ella es la más pequeña, porque no entró jamás su querer, como obrante en Ella, sino siempre mi Querer eterno, y esto no sólo la conservó pequeña, bella, fresca, como había salido de Nosotros, sino que la hizo la más grande de todos.  ¡Oh! cómo era bella, pequeña por sí misma, grande, superior a todos en virtud nuestra, y fue sólo por su pequeñez por lo que fue elevada hasta la altura de Madre de Aquél que la formó.  

Así que, como ves, todo el bien del hombre es hacer mi Voluntad, todo el mal es hacer la suya; por esto para venir a redimir al hombre elegí a mi Madre, por pequeña; y por medio suyo me serví de Ella como canal para hacer descender sobre el género humano todos los bienes y los frutos de la Redención"