17-50  Junio 25, 1925


Las cruces abren las puertas a nuevas manifestaciones, a lecciones más secretas, a los dones más grandes.  

Para vivir en la Divina Voluntad, el alma debe hacer el sacrificio total de todo, pero todo estará en comprenderla, conocerla y amarla.


 



(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús, todo amor y ternura ha venido a mi pobre alma.  

Primero se puso junto a mí y me miraba fijamente, como si me quisiera decir muchas cosas, pero quería ensanchar mi inteligencia porque era incapaz de poder recibir y comprender lo que Él quería decirme; 

después se ha extendido sobre toda mi persona y me ocultaba dentro de Él, cubría mi cara con la suya, mis manos, mis pies con los suyos; me parecía que estaba todo atento a cubrirme y a esconderme toda en Él, a fin de que nada más apareciera de mí.  ¡Oh, cómo me sentía feliz escondida y cubierta toda por Jesús!  Y yo no veía más que otro Jesús, todo lo demás me había desaparecido.  Las alegrías, la felicidad de su amable presencia, como por encanto habían todas vuelto a revivir en mi pobre corazón; el dolor había desaparecido de mí, no recordaba más su privación que me había costado penas mortales.  ¡Oh, cómo es fácil olvidar todo estando con Jesús!  

Ahora, después de que me ha tenido por algún tiempo toda cubierta y escondida en Él, tanto que yo creía que no me dejaría más, lo oía que llamaba a los ángeles, a los santos, para que vinieran a ver lo que hacía conmigo y el modo como me tenía cubierta bajo su adorable persona.  

Luego me ha participado sus penas y yo todo se lo dejaba hacer, y si bien me sentía triturada por esas penas, me sentía feliz y sentía los gozos que contiene el Querer Divino cuando el alma se abandona en Él, aun sufriendo.  Entonces, después que me ha hecho sufrir me ha dicho:

(2) “Hija mía, mi Voluntad quiere siempre más darse a ti, y para darse más, quiere hacerse comprender más, y para hacer más estable, más seguro y más apreciable lo que te manifiesta, te da nuevas penas para disponerte mayormente y preparar en ti el vacío donde depositar sus verdades; quiere el noble cortejo del dolor para estar segura del alma y poderse fiar de ella; es siempre el dolor, las cruces, las que abren las puertas a nuevas manifestaciones, a lecciones más secretas, a los dones más grandes que quiero deponer en ti, porque si el alma resiste mi Voluntad penante, doliente, se hará capaz de recibir mi Voluntad felicitante, y adquirirá el oído para entender las nuevas lecciones de mi Voluntad; el dolor le hará adquirir el lenguaje celestial, de manera que sabrá repetir las nuevas lecciones aprendidas”.

(3) Yo al oír esto le he dicho:  “Mi Jesús y mi vida, me parece que se necesita completo sacrificio para hacer tu Voluntad y vivir en Ella, a primera vista parece nada, pero después, en la práctica parece difícil, ese no tener ni siquiera en las cosas santas, en el mismo bien, ni siquiera un respiro de voluntad propia, a la naturaleza humana le parece demasiado doloroso, por eso, ¿jamás podrán las almas llegar a vivir en tu Querer con el total sacrificio de todo?”

(4) Y Jesús ha agregado:  “Hija mía, todo está en comprender el gran bien que les viene con hacer mi Voluntad, comprender quién es esta Voluntad que quiere este sacrificio, y cómo esta Voluntad Suprema no se adapta a ser entremezclada y a convivir con una voluntad baja, pequeña y finita; Ella quiere volver eternos, infinitos y divinos los actos del alma que quiere vivir en mi Voluntad, y ¿cómo puede hacer esto si ella quiere poner el aliento de la voluntad humana, aunque fuese en cosas santas como tú dices?  Pero es siempre una voluntad finita, y entonces no sería más una realidad el vivir en mi Voluntad, sino un modo de decir.  

En cambio, el oficio de mi Voluntad es dominio total, y es justo que el pequeño átomo de la voluntad humana quede conquistado y pierda su campo de acción en mi Voluntad. 

¿Qué dirías si una pequeña lamparilla, un fósforo, una chispa de fuego quisiera ponerse en el sol para hacer su camino y formar en él su campo de luz, de acción en el centro del sol?  Si el sol tuviera razón se indignaría, y su luz y su calor aniquilarían la pequeña lamparilla, aquel fósforo, aquella chispa; y tú, la primera, te burlarías de ellos, condenando su temeridad de querer hacer su campo de acción en la luz del sol.  Tal es el aliento de la voluntad humana, aun en el bien, en la mía, por eso está atenta a que en nada la tuya tenga vida, y toda te he cubierto y escondido en Mí, a fin de que no tengas más ojos que para mirar sólo mi Voluntad, para darle libre campo de acción en tu alma.  

Más bien lo difícil estará en comprender el vivir en mi Querer, no en el sacrificarse, porque cuando hayan entendido el gran bien que les viene, 

que de pobres serán ricos, 

de esclavos de viles pasiones serán libres y dominantes, 

de siervos amos, 

de infelices felices y aun en las penas de esta pobre vida, 

y que conozcan todos los bienes que hay en mi Querer, 

el sacrificio total de todo para ellos será un honor, será deseado, querido y suspirado.  

He aquí por qué te incito tanto a manifestar lo que te digo referente a mi Voluntad, porque todo estará en conocerla, comprenderla y amarla”.

(5) Y yo:  “Jesús mío, si tanto amas y quieres que esta Voluntad tuya sea conocida, a fin de que tenga su campo de acción divino en las almas, ah, manifiesta Tú mismo a las almas sus verdades y el gran bien que contiene tu Voluntad y el gran bien que ellas recibirán.  Tu palabra directa contiene una fuerza mágica, un imán potente, la virtud de la potencia creadora, ¡oh! cómo es difícil no rendirse al dulce encanto de tu palabra divina, por eso, dicho directamente por Ti, todos se rendirán”.

(6) Y Jesús:  “Hija mía, es mi costumbre, el orden de mi eterna sabiduría, manifestar mis obras más grandes primero a una sola alma, concentrar en ella todo el bien que mi obra contiene, vérmelas con ella de tú a tú como si ninguna otra existiera; cuando lo he hecho todo, de modo que puedo decir que mi obra la he completado del todo en ella, tanto que nada debe faltarle, entonces la hago correr como en un vasto mar en favor de las demás criaturas.  

Esto lo hice con mi Celestial Mamá, primero traté con Ella al tú por tú la obra de la Redención, ninguna de las demás criaturas sabía nada; Ella se dispuso a todos los sacrificios, a todos los preparativos necesarios para hacerme descender del Cielo a la tierra; hice todo como si Ella fuera la única redimida, pero después que me hizo salir a la luz, de manera que todos podían verme y tomar los bienes de la Redención, me di a todos, con tal que me quisieran recibir.  

Así será de mi Voluntad, cuando todo lo haya completado en ti, de modo que mi Voluntad triunfará sobre ti y tú sobre Ella, entonces como agua correrá a bien de todos, pero es necesario formar la primera alma para tener las segundas”.