“Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios” (Lc: 6, 12)

Cuando un alma está toda uniformada a mi Voluntad, tiene una continua actitud de vida de Voluntad Divina.




De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 6-145 (1-2) Enero 6, 1906

Continuando mi acostumbrado estado, en cuanto ha venido mi bendito Jesús y en el acto en que estaba orando, estrechándome me ha dicho:



“Hija mía, la oración es música a mi oído, especialmente cuando un alma está toda uniformada a mi Voluntad, de modo que no se advierte en todo su interior mas que una continua actitud de vida de Voluntad Divina.



Esta alma es como si saliera otro Dios y me hiciera esta música, ¡oh! cómo es agradable encontrar quien me pague con la misma moneda y pueda darme los honore divinos. Sólo quien vive en mi Querer puede llegar a tanto,


porque todas las demás almas, aunque hicieran y oraran mucho, serán siempre cosas y oraciones humanas las que harán, no divinas, por eso no tendrán aquella potencia y aquel atractivo a mi oído”