Ofrecimiento del Sacrificio de los Santos

Cómo el ofrecer el sacrificio de los santos duplica la gloria. La Divina Voluntad tiene la virtud de hacer resurgir. Quien hace la Divina Voluntad adquiere los derechos a los bienes divinos.


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 29, cap. 4 Marzo 2, 1931

Estaba continuando mis actos en la Divina Voluntad, e iba ofreciendo los sacrificios que hicieron los santos del antiguo testamento, los de mi Mamá Celestial, todos los sacrificios de mi amado Jesús, y así uno a uno de todo el resto. El Divino Querer me los ponía todos en orden ante mi mente, y yo los iba ofreciendo como el más bello homenaje a mi Creador. Pero mientras esto hacía, mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

“Hija mía, no hay cosa sufrida y obrada por todos los santos de la historia del mundo,

en que mi Voluntad no haya tomado parte haciéndose actora y concurrente

de fuerza, de ayuda, de sostén en aquel sacrificio u obra que hayan hecho.

Ahora, el alma ofreciéndolos a Dios como homenaje de gloria,

trae a la memoria aquel sacrificio y obra,

y mi Divina Voluntad reconoce lo que ha puesto de suyo en tales actos,

y da la virtud de duplicar la gloria de aquel sacrificio, para Dios y para quien ha tenido el bien de sacrificarse y obrar para cumplir mi Divina Voluntad. El verdadero bien

no cesa jamás,

ni en el Cielo ni en la tierra, basta una criatura que lo recuerde y lo ofrezca, y se renueva la gloria en el Cielo y descienden los efectos de aquel bien en la tierra a favor de las criaturas.

Por eso la vida del verdadero bien no está sujeta a morir, de hecho,

¿quién es la vida de mi Iglesia?

¿Quién la alimenta y le hace de Maestro? Sino el breve curso de mi Vida acá abajo; puedo decir que son mis penas que la sostienen, es mi doctrina quien la enseña, son los sacramentos que la alimentan, así que todo el bien que Yo hice no murió, sino que permanece con la plenitud de la vida, y vida que vivifica, conserva, alimenta y hace crecer continuamente, y se da a quien la quiera.

Y en cuanto la criatura lo recuerda, se pone en relación con mis bienes, y conforme los va ofreciendo así se duplican para darse a ella, y Yo me siento duplicar la gloria de lo que hice por amor de las criaturas.

Mucho más que quien obra en mi Divina Voluntad adquiere la virtud de hacer resurgir;

conforme el alma va haciendo sus actos, sus ofrecimientos en Ella, así mi Fiat corre para poner el germen de la luz, y su luz posee la virtud de surgir en cada instante y acto.

Parece como el sol que surge para cada plantita, para cada flor, porque no da la misma cosa a todos, como si surgiera para cada una; da a la plantita un efecto, a la flor un color, y colores distintos uno del otro.

Así son los actos hechos en mi Divina Voluntad,

se exponen a los rayos de mi Sol Divino, y reciben el germen de luz, la cual hace surgir en cada acto de criatura tal variedad de bellezas y colores distintos, y un acto llama a surgir al otro.

Así que quien vive en mi Voluntad con el germen renovado de mi luz, me da siempre cosas nuevas,

y ella está siempre en acto de resurgir continuamente en el amor, en la gloria y en la misma Vida de su Creador”.

Después continuaba mis actos en la Divina Voluntad, quería abrazar todo

para poner en cada cosa creada

mi adoración, mi amor, mi gratitud para Aquél que tanto me había amado y que tantas cosas había creado por amor mío. Y mi dulce Jesús ha agregado:

“Hija buena, quien vive en mi Divina Voluntad

y obra en Ella,

es tanto el amor de mi Fiat al ver la pequeñez de la criatura

que gira en todas las cosas creadas

para poner en ellas sus pequeños actos, para decir que no sólo ama esta Divina Voluntad, sino

que quiere reconocer todos sus actos

como tantas prendas de amor; el amor hace surgir otro amor,

y mi Querer da los derechos

al alma en los bienes divinos,

así que cada acto que hace la criatura es un derecho que adquiere en las propiedades de su Creador.

Entonces sucede que

por derecho se siente

amar por el Ser Supremo, porque ha puesto su amor en el amor eterno, y ha adquirido el derecho de ser amada;

el amor de la criatura y el amor divino se han fundido juntos,

y por ambas partes sienten el derecho de amarse, por derecho goza de la luz del sol, por derecho respira el aire, bebe el agua, se alimenta de los frutos de la tierra, y así de todo lo demás.

Y ¡oh! la gran diferencia de quien toma con derecho los bienes divinos,

ésta se puede llamar hija,

los otros se pueden llamar siervos, y la criatura con estos derechos nos da el amor de hijo, amor de desinterés, amor que dice verdadero amor. Por eso vive siempre en mi Voluntad, a fin de que sientas en ti, y goces todo el amor de la Paternidad Divina”.

Fiat Divina Volunta

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Reflexionemos un momento más en su Palabra, para pronunciar con mayor conocimiento y vivencia nuestro Fiat al Señor

Esta es una gran lección que abarca muchos aspectos como: el ofrecimiento que podemos hacer, nuestros actos, el recordar la vida de los santos, profetas, de la virgen, de Jesús por ejemplo en las horas de la Pasión, en el Santo Rosario..., y enseña que este es un giro de ofrecimiento que hacemos y que lo hacemos en todas las cosas creadas, los efectos que se reciben, el fundirnos, el tomar... y concluye nombrando el amor de su Paternidad Divina ante todo lo que nos da a conocer en esta lección, porque nos quiere como hijos Suyos.