Nos es necesaria conocer y rumiar esta enseñanza para poder comprender nuestra vida en el proceso del Vivir en la Divina Voluntad.

Para ello tenemos 4 audios de la lectura del vol. 36-4. El primero es de la enseñanza completa, y los tres siguientes corresponden a tres enseñanzas Divinas para que reconozcamos las Señales de que la Divina Voluntad ya reina y domina en el alma:


Vol. 36-4 AUDIO


Vol. 36-4 (1-2) AUDIO La señal más cierta de que mi Voluntad Divina Reina y Domina en el alma, es el MOVIMIENTO CONTINUO DEL AMOR


Vol. 36-4 (3-4) AUDIO Para el que no vive en nuestra Voluntad!, y para quien vive en nuestro Querer, es la pequeña llamita ALIMENTADA por la gran Luz que es Dios!


Vol. 36-4 (5) AUDIO La Inmutabilidad. Es otra señal para saber si el alma vive en mi Querer, y si Éste reina en ella

Vol. 36-4 AUDIO


De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 36-4 Abril 25, 1938


La señal de que la Divina Voluntad reina en el alma, es sentir la necesidad de amarlo incesantemente.

El gran mal de no obrar el bien en el Querer Divino.

La pequeña llamita alimentada por la gran luz de Dios


Vol. 36-4 (1-2) AUDIO


Mi pobre mente corre, vuela en el Fiat Divino, y si esto no lo hago me siento inquieta, sin fuerza, sin alimento, sin aire para respirar, me siento sin pies para caminar, sin manos para obrar, sin corazón para amar, y por eso siento la necesidad de correr en su Querer para encontrar sus actos, para formarme con ellos pies que corran, manos que abracen todo y que obren, amor sin corazón que tome el amor del Eterno para no cesar jamás de amar. Pero mientras pensaba tantos disparates, mi siempre amable Jesús repitiendo su breve visita, complaciéndose de mis desatinos, todo amor me ha dicho:



“Hija mía bendita, no te asombres de tus desatinos, es propiamente esto lo que sucede.


Quien vive en mi Voluntad deja su ser y su voluntad, y entrando en la mía se sirve de nuestras obras para formarse los nuevos miembros que se necesitan para vivir en Ella,

por eso adquiere nuevos pasos, nuevos movimientos, nuevo amor, para poder ensimismarse y fundirse con nuestras obras y hacer lo que hacemos Nosotros.


Por eso, la señal más cierta de que mi Voluntad Divina reina y domina en el alma, es el movimiento continuo del amor. Ahora, la criatura sabiendo que no tiene un amor que jamás cesa, ni obras múltiples para dármelas para amarme, ¿qué hace? Entra en los interminables recintos de mi Querer, ve el gran teatro de la Creación, la suntuosidad y la magnificencia del amor del cual están investidas nuestras obras, y corre de una obra nuestra a otra y va recogiendo todo nuestro amor que hemos esparcido en toda la Creación, se lo pone en su regazo y viene delante a nuestra majestad para darnos las tantas variedades distintas de amor que hemos puesto en lo creado, y hace resonar sus notas de amor en las múltiples notas de amor de nuestro amor creante, y ¡oh, los contentos que nos da, las fiestas que nos abre entre el Cielo y la tierra, los mares de amor con los que circunda nuestro trono!


Luego, después de que nos ha hecho la fiesta de toda la Creación, para amarnos mayormente y con duplicado amor, desciende de nuestro trono y va esparciendo de nuevo sobre todas las cosas creadas nuestro duplicado amor, y con la potencia de nuestra Voluntad que tiene en su poder, nos hace decir por todos: ‘Amor, amor a nuestro Creador’. A quien vive en nuestra Voluntad la podemos llamar nuestra fiesta continua, el desahogo de nuestro amor”.



Vol. 36-4 (3-4) AUDIO


Después ha agregado con acento doloroso:


“Hija mía, ¡cómo desciende en lo bajo la criatura cuando no vive en nuestra Voluntad! Y aunque hiciera el bien, como le falta la luz de mi Voluntad, la fuerza de nuestra santidad, el bien que hace queda cubierto de humo que ciega la vista y produce estima propia, vanagloria, amor de sí mismo; se puede decir que queda envenenada, de modo que no puede producir un gran bien, ni para sí ni para los demás. Pobres obras buenas sin mi Voluntad, son como campanitas sin sonido, como metales sin la imagen del rey, que no tienen valor de monedas;


estas obras a lo más se convierten en satisfacción propia, y Yo que mucho amo a las criaturas estoy obligado muchas veces a amargar el bien que hacen, a fin de que entren en sí mismas y traten de obrar recta y santamente.


En cambio, para quien vive en nuestro Querer no hay peligro de que el humo de la propia estima entre, aun en las obras más grandes que pueda hacer, pues esta criatura es la pequeña llamita alimentada por la gran luz que es Dios, y la luz se sabe desembarazar de las tinieblas de las pasiones, del humo de la propia estima, y como es luz, la criatura conoce que en todo lo que hace de bien es Dios que obra en su propia nada, y si esta nada no está escombrada de todo lo que no pertenece a Dios, Dios no desciende en lo bajo de su propia nada para hacer obras grandes, dignas de Él. Así que en nuestro Querer ni siquiera la humildad entra, sino solamente la propia nada, reconocer que se es nada y que todo lo que entra de bien en ella no es otra cosa que el obrar Divino; y entonces sucede que Dios es el portador de la nada, y la nada es la portadora de Dios. Por eso en mi Querer todas las cosas cambian para la criatura, ella no es otra cosa que la pequeña luz, que debe recibir por cuanto pueda, la gran luz de mi Fiat, de modo que no hace otra cosa que alimentarse de luz, de amor, de bondad, de santidad divina, ¡qué honor ser alimentada por Dios! Por lo tanto no es maravilla que siendo la criatura la pequeña llamita, Dios se alimente de ella”.



Vol. 36-4 (5) AUDIO


Después ha agregado: “Además del amor incesante, hay otra señal para saber si el alma vive en mi Querer, y si Éste reina en ella, y esta señal es la inmutabilidad; no cambiarse jamás del bien al mal es sólo de Dios, un carácter firme, constante, no ser fácil para cambiar acción, que sólo una paciencia divina puede tener, la constancia de hacer siempre un acto sin cansarse jamás, sin jamás sentir fastidio, desagrado, es sólo de Dios.


Ahora, quien vive en nuestro Fiat siente su inmutabilidad, y se siente investir por tal firmeza, que no cambiaría acción ni por el Cielo ni por la tierra, se contentaría con morir antes que dejar de hacer, y repetir continuamente lo que está haciendo, mucho más que lo que se hace con ánimo firme, sin jamás cambiarse, ha tenido por principio a Dios, y por lo tanto siente a Dios en su acto, y conforme repite el acto se lo siente correr en su acto, y Dios mismo anima su acción.


¿Cómo puede dejar de repetir lo que comenzó junto con nuestro Ser Supremo? Debería salir de nuestra Voluntad para cambiar acción; Ella cuando obra no cambia jamás, y así vuelve a quien vive en su Querer, y ¡oh! cómo se distingue pronto quien no vive mi Voluntad, hoy quiere hacer una cosa, mañana alguna otra; una vez le agrada hacer un sacrificio, en otra ocasión le huye. No se puede fiar de ella, es siempre una caña que se mueve al soplo de los vientos de sus pasiones. La mutabilidad de la voluntad humana es tanta, que llega a convertir a la criatura en el hazmerreír de sí misma, y tal vez también de los mismos demonios. He aquí el por qué llamo a la criatura a vivir en nuestro Querer, para que sea sostenida y reforzada por Él, y así pueda hacer honor a nuestra obra creadora, porque sólo el hombre es voluble, mientras que todas nuestras demás obras no se cambian jamás, el cielo está siempre fijo, no se cansa jamás de estar distendido; el sol hace siempre su curso, no cambia jamás su acción de dar su luz para bien de toda la tierra; el aire está siempre en acto de hacerse respirar, todas las cosas, tal como han sido creadas por Nosotros, así se mantienen, y hacen siempre la misma acción, sólo el hombre con no querer vivir en nuestro Querer Divino, desciende de los modos de su Creador y no sabe conducir a término sus obras, por lo tanto no las sabe amar, ni apreciar, ni recibir el mérito de sus obras”.


Fiat Divina Voluntad

Tomemos las dos siguientes partes, que nos llevan a meditar de cuando el alma haciendo su voluntad humana separada a la Divina, quizá sin saberlo, busca la corrección necesaria de Jesús.


Por ello es importante que al leer Sus enseñanzas, seamos atentos y fieles a su Querer para así corregirnos por nosotros, lo que significa que nuestra voluntad y querer humano ahora sí está unida a la Voluntad y Querer Divino!


  • Vol. 36-4 (3): "...estas obras a lo más se convierten en satisfacción propia, y Yo que mucho amo a las criaturas estoy obligado muchas veces a amargar el bien que hacen, a fin de que entren en sí mismas y traten de obrar recta y santamente".

  • Visita Celestial de Nuestra Madre y Reina del Cielo en el día 28: