De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 3, cap. 11 noviembre 21, 1899

Jesús quiere deleitarse mirándose en Luisa,  y ella es auxiliada por la Santísima Virgen


Esta mañana mi amadísimo Jesús, apenas ha venido me ha dicho:

“Hija mía, todo tu deleite debe ser el contemplarte en Mí,  y si esto lo haces siempre, tomarás en ti todas mis cualidades, mi fisonomía, mis mismos lineamientos, y Yo en correspondencia encontraré todo mi gusto y sumo contento en deleitarme mirándome en ti”.

Dicho esto ha desaparecido, y yo estaba rumiando en mi mente esas palabras, cuando de improviso ha regresado, me ha puesto su santa mano en la cabeza y volviendo mi cara hacia Él agregó:

“Hoy quiero deleitarme un poco mirándome en ti”.

Un estremecimiento me corrió por todo el cuerpo, un espanto de sentirme morir porque veía que 

me miraba fijo, fijo, 

queriéndose deleitar en mis pensamientos, 

miradas, 

palabras 

y en todo lo demás, 

con el contemplarse en mí. 

¡Oh Dios! ¿Soy causa de deleitarte o de amargarte? Iba repitiendo en mi interior. Mientras estaba en esto ha venido nuestra amada Mamá Reina en mi ayuda, trayendo una vestidura blanquísima entre las manos, y toda amabilidad me dijo:


“Hija, no temas, quiero suplir Yo misma por ti vistiéndote con mi inocencia, para que así mi Hijo al contemplarse en ti pueda encontrar el mayor deleite que se pueda encontrar en una criatura humana”.

Entonces me vistió con esa vestidura y me presentó a mi amado Bien Jesús diciéndole:

“Amado Hijo, acéptala por consideración a Mí y deléitate en ella”.

Así se me quitó todo temor y Jesús se ha deleitado en mí y yo en Él.


Fiat Divina Voluntad