Enseñanzas de el día de la Ascensión del Señor, para pedir Se Derrame Tu Espíritu en la Plenitud Reinante del Don de la Divina Voluntad en todos!
En el día de La Ascensión del Señor
🕊️Derrama Tu Espíritu
“Yo haré descender al Espíritu Santo en tu alma"
Visita de la Reina del Cielo
Día 30
“Yo haré descender al Espíritu Santo en tu alma, a fin de que consuma lo que es humano, y con su soplo refrescante impere sobre ti y te confirme en la Divina Voluntad.”
“...en cuanto terminó el periodo de los cuarenta días, el amado Jesús enseñó a los apóstoles y dejando a su Mamá como guía y Maestra, nos prometió la venida del Espíritu Santo, y bendiciéndonos a todos partió emprendiendo el vuelo al Cielo junto con aquella gran turba de gente salida del limbo. Tu Mamá lo siguió al Cielo y asistió a la gran fiesta de la Ascensión, mucho más que para Mí no era extraña la Patria celestial, y además sin Mí no habría sido completa la fiesta de mi Hijo ascendido al Cielo...
¡Ah! te ruego, contenta a tu Mamá, ven a vivir en este reino tan santo y cuando veas que tu voluntad quiera tener algún acto de vida, ven a refugiarte en la segura barca de mis brazos, diciéndome: “Mamá mía, mi voluntad me quiere traicionar y yo te la entrego a ti, a fin de que pongas en su lugar a la Divina Voluntad.” ¡Oh! cómo sería feliz si puedo decir: “Mi hija es toda mía porque vive de Voluntad Divina.” Y Yo haré descender al Espíritu Santo en tu alma, a fin de que consuma lo que es humano, y con su soplo refrescante impere sobre ti y te confirme en la Divina Voluntad.”
Fiat Divina Voluntad
Derrama Tu Espíritu
Cuando los apóstoles me vieron Ascender al Cielo
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 16-64 (2)"...Mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
“Hija mía, el dolor más grande de los apóstoles en toda su vida fue el quedar privados de su Maestro; conforme me veían subir al Cielo su corazón se consumía por el dolor de mi privación, y mucho más agudo y penetrante fue este dolor porque no era un dolor humano, una cosa material lo que perdían, sino un dolor divino, era a Dios que perdían, y si bien Yo tenía mi Humanidad, pero como resucitó, estaba espiritualizada y glorificada, por lo tanto todo el dolor fue en sus almas, que penetrándolos todos se sentían consumir en el dolor, tanto, de formar en ellos el más desgarrador y doloroso martirio, pero todo esto era necesario para ellos; se puede decir que hasta entonces no eran otra cosa que tiernos niños en las virtudes y en el conocimiento de las cosas divinas, y de mi misma Persona, podría decir que estaba en medio de ellos y no me conocían ni me amaban de verdad, pero cuando me vieron subir al Cielo, el dolor de perderme rompió el velo y conocieron con certeza que Yo era el verdadero Hijo de Dios; el dolor intenso de no verme más en medio de ellos les hizo nacer
la firmeza en el bien,
la fuerza para sufrir todo por amor de Aquél que habían perdido,
les parió la luz de la ciencia divina,
les quitó los pañales de la infancia
y los formó hombres intrépidos, no más miedosos sino valerosos.
El dolor los transformó y formó en ellos el verdadero carácter de apóstoles; lo que no pudieron obtener con mi presencia, lo obtuvieron con el dolor de mi privación"...
Fiat Divina Voluntad
Derrama Tu Espíritu
"Padre mío, mira cómo mi Humanidad esta rehecha"
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 26-8 Mayo 12, 1929Juan 7, 37-39
Manarán torrentes de agua viva
"... estaba pensando cuando Nuestro Señor subió al Cielo, glorioso y triunfante, con su Humanidad no más humillada, sujeta a las penas, con la divisa de Adán caído, sino intangible de toda pena, con la divisa del nuevo Adán inocente, con todas las prerrogativas más bellas de la Creación, vestido de luz e inmortal. Pero mientras esto pensaba, mi dulcísimo Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
“Hija mía, mi Humanidad rehizo en sí, y sobre sí misma todos los males de la humanidad caída, hasta morir, para darle virtud de hacerla resurgir de la muerte a la cual estaba sujeta. He aquí la causa por la que no dejé el reino de mi Voluntad Divina sobre la tierra, porque faltaba la humanidad del Adán inocente, gloriosa e inmortal para poder impetrarlo y recibir el gran don de mi Fiat. Por eso era necesario que mi Humanidad primero debía rehacer la humanidad caída y darle todos los remedios para levantarla, después morir y resurgir con las dotes del Adán inocente para poder dar al hombre lo que perdió. No sólo eso, sino quise subir al Cielo con mi Humanidad bella, vestida de luz como salió de nuestras manos creadoras, para decir al Padre Celestial:
‘Padre mío, mira cómo mi Humanidad está rehecha, cómo el reino de nuestra Voluntad está al seguro en Ella, soy Yo la cabeza de todos, y quien te ruega tiene todos los derechos de pedir y de dar lo que Yo poseo.’
Hija mía, se necesitaba una humanidad inocente, con todas las dotes con las cuales salió de nuestras manos creadoras para conseguir de nuevo el reino de nuestra Voluntad en medio a las criaturas, que hasta entonces faltaba, y Yo lo adquirí con mi muerte, y subí al Cielo para cumplir, después de mi primer trabajo, el segundo trabajo mío de impetrar y dar el reino de mi Divina Voluntad sobre la tierra.
Son cerca de dos mil años que esta mi Humanidad ruega, y nuestra Majestad Divina, sintiéndose regurgitar de nuevo, más bien, con más intensidad el amor de la Creación que tuvimos al crear al hombre, y sintiéndose raptar y fascinar por la belleza de mi Humanidad, ha desbordado fuera de nuevo, y abriendo los Cielos ha hecho llover a torrentes la lluvia de luz de los tantos conocimientos sobre mi Fiat, a fin de que como lluvia descienda sobre las almas, y con su luz vivifique y sane al querer humano, y transformándolo, arroja la raíz de mi Voluntad en los corazones, y ahí extiende su reino sobre la tierra.
Para venir mi reino sobre la tierra primero debía hacerlo conocer, debía hacer saber que quiere venir a reinar, y Yo, como un hermano mayor de la familia humana, estoy haciendo todas las diligencias necesarias en el Cielo junto a la Divinidad, para darle una adquisición tan grande. Por eso era necesario que Yo subiera al Cielo con mi Humanidad glorificada, para poder readquirir de nuevo el reino de mi Fiat para mis hermanos e hijos”
Fiat Divina Voluntad
Derrama Tu Espíritu
En el día de Mi Ascensión
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 34- 9 Mayo 20, 1936 "Además de esto, en este día de mi Ascensión Yo tenía doble corona, la corona de mis hijos que llevaba conmigo a la patria celestial, y la corona de mis hijos que dejaba en la tierra, símbolo ellos de aquellos pocos que serán el principio del reino de mi Divina Voluntad; todos los que me vieron ascender al Cielo recibieron tantas gracias, que todos pusieron la vida para hacer conocer el reino de la Redención y pusieron los fundamentos para formar mi Iglesia, y hacer que recogiera en su regazo materno a todas las generaciones humanas; así los primeros hijos del reino de mi Voluntad, serán pocos, pero serán tales y tantas las gracias de las que serán investidos, que pondrán la vida para llamar a todos a vivir en este santo reino"...
Fiat Divina Voluntad