“¡Ah! hija mía,

no salgas de mi Querer"

Libro de Cielo Vol. 4-30



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 4-30 Noviembre 11, 1900



Saliendo del Divino Querer

se pierde el conocimiento de Dios y de sí mismo


Parece que el Señor bendito quiere ejercitarme en la paciencia, no tiene compasión ni de mis lágrimas ni de mi dolorosísimo estado. Yo sin Él me veo inmersa en las más grandes miserias, creo que no haya alma más perversa que la mía, si bien estando con Jesús me veo más que nunca mala, pero como me encuentro con Él que posee todos los bienes, mi alma encuentra el remedio a todos los males. Así que faltándome Él, todo para mí termina, no hay ningún remedio a mis grandes miserias, mucho más me oprime el pensamiento de que no sea más Voluntad suya mi estado, y no estando en su Querer me parece estar fuera del centro, y muchas veces pienso en el modo cómo poder salir. Ahora, estando con estas disposiciones lo he oído atrás de mi espalda que me decía:



“Te has cansado, ¿no es verdad?”

Y yo: “Sí Señor, me siento bastante cansada”.



Y Él continuó: “¡Ah! hija mía, no salgas de mi Querer, porque saliendo de dentro de Él vienes a perder mi conocimiento, y no conociéndome vienes a perder el conocimiento de ti misma, porque sólo se distingue con claridad si hay oro o fango con los reflejos de la luz, porque si todo es tinieblas fácilmente se pueden confundir los objetos.



Ahora, luz es mi Querer, que dándote mi conocimiento, a los reflejos de esta luz vienes a conocer quién eres tú, y viendo tu debilidad, tu pura nada, te pegas a mis brazos y unida con mi Querer vives Conmigo en el Cielo.



Pero si quieres salir de mi Querer,

lo primero que perderás es la verdadera humildad,

y después vendrás a vivir sobre la tierra

y estarás obligada a sentir el peso terreno, a gemir y suspirar como todos los demás desventurados que viven fuera de mi Voluntad”.



Dicho esto se ha retirado sin ni siquiera hacerse ver. ¿Quién puede decir el desgarro de mi alma?


Fiat Divina Voluntad