El alma que posee la Gracia

El alma que posee la Gracia tiene potestad sobre el infierno, sobre los hombres y sobre Dios mismo porque siendo la Gracia parte de Dios mismo, poseyéndola el alma, ¿no tiene tal vez el poder sobre lo que ella misma posee?”

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 4-78 Agosto 3, 1901

Esta mañana mi adorable Jesús no venía, y después de mucho esperar ha venido la Virgen Mamá conduciéndolo casi por la fuerza, pero Jesús huía. Entonces la Virgen Santísima me ha dicho:

“Hija mía, no te canses en pedirle, más bien sé inoportuna, porque este huir que hace es señal de que quiere enviar algún castigo, por eso huye de la vista de las personas amadas, pero tú no te detengas, porque el alma que posee la gracia tiene potestad sobre el infierno, sobre los hombres y sobre Dios mismo, porque siendo la Gracia parte de Dios mismo, poseyéndola el alma, ¿no tiene tal vez el poder sobre lo que ella misma posee?”

Entonces después de mucho esperar, obligado por la Mamá Reina e importunado por mí, ha venido, pero con un aspecto imponente y serio, de modo que no me atrevía a hablar, no sabía cómo hacer para quitarle aquel aspecto tan imponente. Pensé comenzar a hablar con disparates diciéndole: “Mi dulce Bien, amémonos, si no nos amamos nosotros, ¿quién nos debe amar? Y si no te contentas con mi amor, ¿quién podrá contentarte? ¡Ah! dame una señal cierta de que estás contento de mi amor, de otra manera yo desfallezco, yo muero”. ¿Pero quién puede decir todos los disparates que he dicho? Creo que es mejor pasarlos por alto; pero con esto parece que he tenido éxito en quitarle aquel aire imponente que tenía, y me ha dicho:

“Sólo estaré contento de tu amor cuando éste sobrepase el río de la iniquidad de los hombres, por eso piensa en acrecentar tu amor, porque así más estaré contento de ti”.

Dicho esto ha desaparecido.