"La Divina Voluntad, con quien vive en Ella, forma la repetidora de su Vida y de su amor, y forma y extiende en ella toda la Creación y todo lo que hizo Jesús"

Cómo le dará un nombre nuevo llamándola: “Fiat mío”

Libro de Cielo 34-22


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 34, cap. 22 enero 24, 1937

Estoy en poder del Fiat Supremo, el cual siempre quiere darme de lo suyo, para tenerme ocupada y tener siempre qué hacer por mi pobre alma, y si descubre cualquier pequeño vacío que no sea Voluntad suya, con una actividad admirable e inimitable, ve qué cosa falta en mí de todos sus actos que ha hecho por amor de las criaturas, y todo en fiesta lo sella en mi alma, dándome una pequeña leccioncita. Yo he quedado sorprendida y mi siempre amable Jesús, visitando a su pequeña hija me ha dicho:


“Mi buena hija, no te maravilles, el amor de mi Querer es exuberante, pero con suma sabiduría, porque quiere hacer con quien vive en su Querer obras dignas de Él, las pequeñas repetidoras de su Vida, de su amor, y esconder en ellas la santidad y la multiplicidad de sus obras; quiere continuar su obra creadora, quiere formar, repetir y extender toda la Creación, y aún más en quien viva en su Querer.

Escucha hasta dónde llega su amor:


Mi Fiat creó la Creación,

y a cada cosa creada le puso un valor, un amor y un oficio distinto, de deber producir un bien distinto a las criaturas,


tanto que el cielo posee un valor, un amor y un oficio todo propio; el sol, el viento, el mar, poseen otro, y hacen distintos oficios, y así de todas las cosas creadas.


Ahora, escucha qué hace mi Voluntad para quien vive en Ella:


Todo lo que hace es suyo, así que en un acto encierra el valor, el amor y el oficio que hace el cielo, y da a la criatura el amor y el valor del cielo;


en otro acto pronuncia su Fiat, y encierra el valor, el amor que tuvo al crear el sol, y lo hace hacer el oficio de sol;


en otro encierra el valor del viento, su amor imperante, y pronunciando su Fiat lo hace hacer el oficio del viento;


en otro encierra el valor del mar, y pronunciando su Fiat le hace hacer el oficio del mar y le da virtud de murmurar siempre amor, amor, amor;


en suma, no hay acto que ella haga en que no se deleite de pronunciar su Fiat, y dónde encierra el valor del aire, dónde el dulce canto de los pájaros, el balido de los borregos, dónde la belleza de las flores,


y si los actos de la criatura no llegan a extender la obra de la Creación, se sirve del latido, del respiro, de la rapidez como circula la sangre en sus venas, todo anima con su Fiat, y forma la Creación completa.


Y cuando todo ha completado de todo lo que ha hecho en la Creación por amor de las criaturas, ahí extiende su dominio, y con su fuerza creadora conserva todo, mantiene el orden de la nueva Creación que ha formado en los actos de la criatura, y se siente de tal manera amado y glorificado, porque no encuentra la Creación sin razón, sin voluntad y sin vida, sino encuentra la fuerza de una razón, de una voluntad y vida

que voluntariamente han recibido

la potencia de su Fiat,

en sus actos su virtud creadora,

su misma Vida Divina,

su amor imperante e infatigable,

en una palabra, la ha hecho hacer de sí, hasta de su respiro y de sus actos, lo que quería.


Hija mía bendita, continúa escuchándome, hazme desahogar mi amor, no puedo contenerlo más, quiero decirte hasta dónde llega mi amor y hasta dónde puede llegar y puede hacer a quien vive en mi Fiat. ¿Crees tú que mi Querer se ha contentado, ha dicho basta porque ha encerrado el valor, el amor, y los diversos oficios de toda la Creación en la criatura que vive como unificada con Ella por una sola Voluntad?

No, no, tú debes saber que Yo vine sobre la tierra, y en el ímpetu de mi amor ofrecí mi Vida, mis penas y mi misma muerte, para volver a comprar mi Voluntad Divina en favor de las criaturas, que con tanta ingratitud la habían rechazado, y por lo tanto perdido; así que mi Vida sirvió como desembolso del precio que se requería para readquirirla y darla en posesión de mis hijos, por eso se necesitaba un Dios, para poder tener valor suficiente para poder comprar una Voluntad Divina, mira entonces cómo es cierto que vendrá el reino de mi Querer, porque la compra fue hecha por Mí.


Ahora, mi Voluntad después de haber formado el orden de la Creación, con toda la suntuosidad y sublimidad de su obra creadora,

conforme la criatura va repitiendo sus actos,

en un acto pronuncia su Fiat y en él forma mi Vida y encierra su valor,

en otro acto pronuncia su Fiat y encierra en sus penas el valor de mis penas,

pronuncia su Fiat sobre sus lágrimas y pone en ellas el valor de las mías,

pronuncia su Fiat en sus obras, en sus pasos, en su latido, y encierra en ellos el valor de mis obras, de mis pasos y de mi amor, no hay oraciones y actos incluso naturales que haga, en que no encierre el valor de mis actos.


Así que, en quien vive en mi Voluntad me siento repetir mi Vida, y duplica el precio para comprar mi Divina Voluntad a favor de las generaciones humanas;

se puede decir que hay una competencia entre Yo y ella, para ver quién quiere dar más para hacer que mi Voluntad sea poseída de nuevo por la familia humana.


Pero no es todo aún, si no hace obras completas no se contenta, al valor de la Creación y Redención que ha encerrado en el alma, agrega con un amor increíble, el encerrar en ella la Patria Celestial, y hace resonar su gloria, sus alegrías, las bienaventuranzas eternas, como sello y confirmación de la obra Creadora y Redentora que ha formado en ella.


Después de esto, para estar más segura, crea su latido, su respiro, hace circular más que sangre su Vida, su luz, y como triunfante le da un nombre nuevo, llamándola:

‘Fiat mío’. Este nombre es el nombre más bello, que hará sonreír a todo el Cielo y temblar a todo el infierno, nombre que no puedo dar sino a quien viva en mi Querer, y me ha hecho hacer en ella lo que quiero.


Hija mía, ¿qué cosa no puede hacer y dar mi Fiat Omnipotente? Llega a tanto que da sus derechos sobre su misma potencia, sobre su amor, sobre su justicia, incorpora Consigo la voluntad de la criatura y le dice: Sé atenta, no quiero otra cosa de ti sino que hagas lo que hago Yo, por eso es necesario que tú estés siempre junto Conmigo, y Yo contigo”.


Fiat Divina Voluntad