"...para darnos una señal más cierta de tu amor, permites que un soldado se acerque a ti y que con una lanza te atraviese el Corazón haciéndote derramar las últimas gotas de sangre y agua que todavía quedaban en él... 

¡Oh Corazón de mi Jesús herido por esta lanza!, ¡ah!, prepara un baño, un refugio para todas las almas, para todos los corazones, un descanso para todos los atribulados. De esta herida es de donde das a la luz a tu amada esposa, la Iglesia; de ahí es de donde haces salir los sacramentos y la vida de las almas"

Hora 23 de la Pasión de Jesús

Divina Misericordia

Las Horas de la PasiónHora 23 Jesús Muerto, es Traspasadopor la Lanza

“Uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua” (Jn: 19,34)

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Jesús Muerto, es Traspasado por la Lanza



¡Oh Jesús mío!, ya estás muerto. Y yo, estando en tu Corazón, empiezo a gozar ya de los copiosos frutos de la redención. Los más incrédulos, reverentes, se doblegan ante ti golpeándose el pecho; lo que no hicieron ante tu cuerpo viviente, lo hacen ahora ante tu cuerpo ya inerte. La naturaleza se estremece, el sol se eclipsa, la tierra tiembla, los elementos se conmueven y parece como si tomaran parte en tu dolorosísima muerte. Los ángeles, sobrecogidos de admiración y de amor, descienden del cielo a millares, te adoran y te rinden homenaje reconociéndote y confesándote verdadero Dios nuestro. 


¡Oh Jesús mío!, también yo uno mis adoraciones a las suyas y te ofrezco mi gratitud y todo el amor de mi pobre corazón. 


Pero veo que tu amor todavía no está contento, y para darnos una señal más cierta de tu amor, permites que un soldado se acerque a ti y que con una lanza te atraviese el Corazón haciéndote derramar las últimas gotas de sangre y agua que todavía quedaban en él. 


¡Oh Jesús mío!, ¿no pudieras permitir que esta lanza hiriera también mi corazón? ¡Oh, sí! ¡Que esta lanza sea la que hiera mis deseos, mis pensamientos, los latidos de mi corazón y mi voluntad, y que me dé tu Voluntad, tus pensamientos y toda tu vida de amor y de inmolación! 


¡Oh Corazón de mi Jesús herido por esta lanza!, ¡ah!, prepara un baño, un refugio para todas las almas, para todos los corazones, un descanso para todos los atribulados. De esta herida es de donde das a la luz a tu amada esposa, la Iglesia; de ahí es de donde haces salir los sacramentos y la vida de las almas; y yo, junto con tu Madre Santísima, cruelmente herida en su Corazón, quiero reparar por todas las ofensas, los abusos y las profanaciones que se le hacen a tu Santa Iglesia; y por los méritos de esta herida y de tu Santísima Madre y dulcísima Madre nuestra, te suplico que nos encierres a todos en tu amantísimo Corazón y que protejas, defiendas e ilumines a quienes rigen la Iglesia. 


¡Oh Jesús mío!, después de tu desgarradora y dolorosísima muerte, yo ya no debería tener vida propia, pero en tu Corazón herido hallaré mi vida; de manera que cualquier cosa que esté a punto de hacer, la tomaré siempre de tu Corazón Divino. No volveré a darle vida a mis pensamientos, mas si quisieran vida, tomaré tus pensamientos. Mi voluntad no volverá a tener vida, mas si vida quisiera, tomaré la de tu Santísima Voluntad. Mi amor no volverá a tener vida, mas si quisiera amar, tomaré vida de tu amor. ¡Oh Jesús mío!, toda tu Voluntad es mía, ésta es tu Voluntad y esto es lo que yo quiero.